Noticia extraída de la versión "On Line" de "El País":
"BERLIN: La alemana Elfriede Lina Rinkel, de 84 años, nacida Elfriede Huth, vivió más de 40 años en Nob Hill, un barrio de San Francisco, en Estados Unidos, con un judío que había huido de Alemania durante la persecución hitleriana y que nunca conoció el pasado nazi de su esposa. La vigilante del campo de concentración Ravensbrück compartió mesa y cama con una persona cuyos padres perdieron la vida en el Holocausto. La viuda enterró a su marido, Fred Rinkel, hace dos años. En todo este tiempo, bajo el sol de California, ella calló que vigiló, de junio de 1944 hasta el fin de la II Guerra Mundial, a los presos del campo modelo, según lo calificó en su momento el jefe de la SS, Heinrich Himmler.
Estados Unidos deportó a Rinkel a finales de agosto, y ella jamás regresará al país que la acogió como inmigrante en 1959. Devolvió su permiso de trabajo y de residencia en Estados Unidos. Sus parientes del otro lado del Atlántico no sabían por qué se fue. Rinkel comentó al San Francisco Chronicle que "jamás se habla de cosas como éstas". Según el periódico digital alemán Netzeitung, la hermana y el cuñado de Rinkel confirmaron que Fred Rinkel desconocía el pasado de su mujer.
La justicia estadounidense descubrió la identidad de Rinkel al comparar los registros de la oficina de inmigración con nombres que figuran en documentos nazis. Suele hacerlo con regularidad, según un portavoz de la institución, pero normalmente con poco éxito y con mucho retraso. La oficina encargada de investigaciones especiales (US Office of Special Investigation) en Estados Unidos deportó desde 1979 a 101 personas con pasado nazi que lo ocultaron al entrar en el país.
Ahora, al regresar a Alemania, se refugia en la casa de su hermana, en la pequeña localidad de Viersen, en el oeste de Alemania. No tiene mucho que temer. Las autoridades alemanas no estudiarán el caso. "Para nosotros cuenta sólo un crimen, el asesinato. No tenemos pruebas de que haya cometido un asesinato", dijo a Spiegel Online Kurt Schrimm, el director de la institución alemana que persigue a los nazis. A ello se une el argumento de que Rinkel ocupaba un puesto bajo en el campo de concentración. Mark Weitzmann, el director del centro Simon Wiesenthal en Nueva York, opina que "toda persona involucrada en las atrocidades cometidas por los nazis" tiene que ser procesada."
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