En 1887 el médico ruso Zamenhof (1859-1917) diseñó un idioma pensado para que todo el mundo lo pudiese utilizar como lengua universal. Sus voces estaban tomadas, en su mayoría, de las lenguas románicas e inglesa. Diversos motivos e intereses acabaron por eclipsar este ambicioso proyecto que, de haber fructificado, hubiera sido una de las principales bases de la denominada "Aldea Global".
El Esperanto no desapareció del todo, ni mucho menos, miles de defensores de este nuevo idioma se alzaron y lucharon a brazo tendido por mantenerlo, de algún modo, vivo. De esta forma, y a lo largo de ciento once años se han ido organizando por todo el planeta cursos, foros, encuentros y debates en Esperanto y, además se publican diversos libros, comics, revistas e incluso algún que otro periódico en el idioma universal de Zamenhof.
Ahora parece asomarse una tenue luz para que el Esperanto vuelva a resurgir, cual ave Fénix, del más oscuro de los ostracismos al que estaba relegado. Ese nuevo aliento vital se lo ha insuflado Internet.
Uno de los principales problemas que se encuentra cualquier navegante al adentrase en la telaraña virtual es la diversidad de idiomas y dialectos compartiendo un mismo entorno. ¿Quién no ha perdido la paciencia al encontrarse ante un material que podría ser de vital importancia y perder de esta forma toda la información por culpa de desconocer el idioma en el que esta escrito?
Por eso hay quien ya habla de otorgarle a Internet la potestad oficial del uso del Esperanto como idioma y lenguaje común de toda la Red. También habrá quien opine que de esta forma tendríamos también el misma problema si, de repente nos encontrásemos ante un texto escrito en Esperanto; eso, entre otras cosas, supondría tener que aprender otro idioma para poder comunicarnos por la Red. Pero, ¿acaso no es más ventajoso tener que adiestrarnos en un solo idioma en vez de enfrentarnos de entrada con cientos de ellos, eso sin olvidarse de los diversos dialectos? ¿No es acaso mejor un idioma "artificial" para un entorno "artificial"? Al fin y al cabo no es una idea tan descabellada... ventajas tendríamos muchas, muchísimas. ¿Inconvenientes?
Eso es, sin duda, algo que todos nosotros tendremos que resolver tarde o temprano. No solo por nuestro bien, sino también por el bien de nuestra amada Red y, como no, por el bien de la "Aldea Global".
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