Resulta curioso poder observar en que se va convirtiendo nuestro propio televisor. A parte de la extensa sarta de programas que podemos disfrutar (o sufrir) la inmensa mayoría de televidentes, también podemos regocijarnos de poder adquirir auténticas maravillas de la técnica, aunque para ello tengamos que trasnochar. Y que mejor que perder unas horas de sueño (sobre todo cuando te atrapa el insomnio) que esperar ansioso la oferta tres por dos de cuchillos japoneses, colchones autoinflables o audífonos diseñados por indiscutibles expertos.Pero ante todo vayamos por partes. Como en cualquier comercio en la teletienda también existen productos que son de uso recomendable, vamos útiles, y luego hay esos que siempre te preguntas como han podido perder el tiempo en diseñarlos, patentarlos y encima aprobarlos para ponerlos a la venta. Recuerdo en especial un par de productos que en su momento me obligaron a frotarme los ojos en más de una ocasión, y más aun cuando su vendedora (en este caso Laura Valenzuela) insistía que debían de ser imprescindibles en todos los hogares (incluidos chabolas, sucursales de bancos y zonas bajas de los puentes) Tales maravillas de la técnica consistían en ¡un calentador de jabón liquido y un climatizador de toallas! La Señora Valenzuela, completamente abducida, trataba de convencer al público sobre las maravillas de tales mamarrachadas, sobre todo por lo práctico que resultaba despertarse por las frías mañanas de invierno y no tener que utilizar el jabón liquido en estado de congelación y así amargarnos el resto del día... No digamos lo excitada que se puso al hablar de las maravillas del calentador de toallas…
Está bien que Don Constantino Romero nos venda colchones de latex, que incluso el locutor de turno nos trate de engatusar con fabulosas maquinas de coser portátiles. Aunque… ¿Alguien realmente se lleva la maquina de coser en la maleta?¿Realmente es un objeto tan útil como para contar con él en tus vacaciones por el caribe? Lo realmente escacharrante son las ofertas de tres audífonos por la compra de uno (muy útiles si se tienen tres orejas o quieres descubrir junto a otras dos amigas toda una maravillosa sinfonía al arrojar un puñado del alfileres sobre un cenicero) Personalmente me resulta repulsivo el anuncio de la sartén para tortitas. ¿Cómo puede uno hacer tortillas y huevos fritos sin aceite? ¿Realmente los españoles comen "deliciosas" tortitas cada día? ¿Alguien en su sano juicio usa los horrendos moldes a modo de estrella, barco de vapor u osito de peluche a la hora de hacer una torta?
Hoy he visto uno muy extraño. Se trata de una cuchilla de afeitar para pelos de la nariz, cejas y bello corporal completamente inofensiva si la rozas en los dedos… (suicidas abstenerse a no ser claro está, que seas un pelo...)
Despues de todo lo visto, ahora, por fin, ya puedo dormir tranquilo. Se que el mundo esta lleno de genios indiscutibles que velan por nosotros gracias a teletienda.
Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
miércoles, agosto 23, 2006
Teletienda: La Gran esperanza para la Humanidad.
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2 comentarios:
¿Y el "panpansils"? ¿Eh? Aquella mancha para bicis al revés, que sacaba el aire de las bolsas y tápers para envasarlo todo al vacío. Era genial verlo al volver de fiesta, a golpe de gintonic, a las tantas de la madrugada. Ahhh, que tiempos los del panpansils.
A mi me gustaba esas fundas que comprimian hasta muñecos de peluche y los dejaban como aplanados poara que pudieras apilar 87564875 sin ocupar espcio. Creo que el mundo sería diferente gracias a esos inventos.
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