Cada gato es un mundo.
Cada gato tiene su locura.
Hay gatos, como el mió, que esta loco de remate.
Los hay mansos. El sábado conocí una gatita que era un encanto. Te la ponias en la chepa y ahí se quedaba, era amable, cariñosa y con unos ojazos de infarto.
Conozco otros gatos. Muchos, y cada uno es diferente a todos.
Mi gato es de personalidad fuerte. Bastante independiente, a menudo refunfuñon, sensible si se le toca.
En un principio se llamaba Pusky, el nombre le deribo a Chus y de ahi sus variaciones como Chusko, Chuskete, Chuskeitor o Chuskilineo. Ahora su monbre ha sufrido una nueva transformación. Miguel lo ha bautizado como Glondris. Es curioso pero esta palabra es de las pocas que no significan nada (excepto una degradación de un nombre que ya venia degradado) y que no tiene presencia en Internet. Mi gato está flipao, tiene un grave problema de personalidad. Ya no sabe como se llama. Si antes estaba loco ahora lo esta más.
Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
lunes, agosto 28, 2006
Glondris
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