Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.