Pep Bussoms
El Año de la Rata.
Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
Pep Bussoms
El Año de la Rata.
Pues bien allí estaba yo. En un avión de verdad. Con un señor orondo sentado a mi lado tapándome cualquier posible vía de escape (aunque me da que eso mismo pensaría la ejecutiva sentada a mi lado ante mi corpulenta presencia y la de nuestro compañero de asiento). Despegamos muy bien. Uno de los mejores despegues de mi vida. Vamos, ahora no voy a poner en evidencia los despegues de los pilotos españoles, pero, igual era el avión, o igual el piloto que el despegue fue suave y más grácil que el de una bailarina de Ballet clásico.
Repasé los planes de llegada. Una vez aterrizado (sobre todo no de forma violenta) cambiaría los euros por “Pounds”, pillaría el metro desde Heathrow hasta Green Park y una vez allí caminaría unos pocos metros hasta el Hotel Mayfair donde dejaría las cosas y me iría a dar una vuelta. Eso si, tomando contacto con Mónica de Sony y uniéndome al resto de reporteros Españoles (todos de medios de Madrid) de la expedición. Me había planteado la mañana para ir de compras y de paso visitar (por enésima vez) el British Museum. Como entraba todo en mi ruta (tiendas frikis incluidas) y como Londres me lo he pateado y me lo conozco bastante como para aventurarme a un largo paseo pues problema resuelto. Nos sirven la comida. Un bollo blandengue con un trozo de Bacón ahumado y un chorro de Ketchup en medio. ¡Yummy! También un zumo de mango con naranja y como postre más zumo. La mujer del señor orondo no hace más que ponerle los papelotes de plástico en la mesita de su marido. Muy pesada la pobre. El hombre aguanta el nerviosismo de su mujer con absoluto estoicismo. Además la tipa se empeña en rellenar mientras come el papel de aduanas para entrar en Inglaterra para ciudadanos no comunitarios. Mientras como me centro en los habitantes de los asientos delanteros. Una pareja de ejecutivos, uno maduro y otro más joven, ambos españoles. El joven es muy cool y presume de Ingles con su compañero. Habla con un acento exagerado, como si estuviese interpretando la Profesor Higgins en (My Fair Lady) En un momento dado el mayor le hace una caricia en la nuca al joven. Yo, malpensado, pienso “Vaya, vaya como aprovechan algunos los viajes de negocios…” (Más tarde me los encontraría en el lavabo del aeropuerto acicalándose y anudándose las corbatas al cuello)
Me gustan los aviones modernos. Sobre todo los que están equipados con GPS. Si, de esos que en lo alto, donde está el regulador del aire acondicionado o el botón de llamar a la azafata te aparece una pantalla LCD con información del vuelo. Muy útil si te encuentras sentado en el asiento de en medio y un periódico te tapa la ventanilla y para más INRI si hay algo de nubarrones bajo tus pies. Gracias al “aparatejo” puedes saber dónde te encuentras, cuanto falta para llegar, la velocidad a la que vuelas o si te vas a estrellar con otro vuelo si de repente aparece otro avión dibujado en la pantalla volando en dirección contraria pero en la misma posición…
Cuando viajo con Miguel no me hace falta GPS. Él es el GPS con patas más preciso del planeta. Es también la versión más actualizada del Google Earth. Lo sabe todo, como se llama ese pueblo que parece una mancha bajo las nubes, o la acequia esa que parece un escupitajo de un abuelo con carraspera, o la montaña pelada y mondada de la esquina superior izquierda de la ventana en cuyo pico hay aun manchas de nieve del invierno pasado. Así es mi niño. Un erudito en geografía. Por cierto, siempre que volamos juntos se pilla para él solo el asiento con ventanilla. A mí me deja ver algo de vez en cuando, sobre todo cuando quiere fardar de geógrafo (jis, jis, jis…)
En esta ocasión mientras le doy al Pickcross de la Nintendo DS voy mirando la pantallita pare ver si falta mucho (Papá pitufo) para llegar a Londres. Me acuerdo que allí es una hora menos. Me alegro porque es una hora más para disfrutar de la ciudad. Cuando aterrizamos a tontas y locas sólo he perdido media hora al respecto al tiempo sentado en el avión. No me preocupa en absoluto. Lo mismo que pierdo desde casa hasta el trabajo de las mañana viajando en metro. Sin embargo sigo dándome cuenta que el vuelo ha sido de hora y media. Lo que tiene eso de las franjas horarias…
Salimos desordenadamente del avión. Otra vez me viene a la cabeza la falsa teoría de lograr salir ordenadamente del mismo en caso de emergencia. Le doy al “Switch” del inglés y con un “Good Morning” me despido de la tripulación del avión. Voy al baño a echar una meada. Mientras ando a través de las rampas automáticas hacia la salida pongo en marcha el móvil. De repente suena el timbre de llamada, es Miguelito. Le comunico que he llegado. Me pregunta por el tiempo y le digo que está nublado. Llamo a mi hermana para decirle que estoy ya en Inglaterra. Ella se calma. Mi primer objetivo es cambiar euros en libras para pillar el metro hasta el hotel. Heathrow es caótico. Mucho. Pero no le tengo miedo alguno. Me esperan 48 horas en Londres y un aeropuerto no se va a interponer entre mí y la "Wonderful City of OZ".
(Continuará)
(continuará)
Verbena es una fiesta de carácter popular en que se celebra generalmente la onomástica de algún santo patrón de una localidad o del barrio de una ciudad. Suele celebrarse por la noche. Hay baile y tenderetes de golosinas, bebidas y chucherías. A veces la organización de la verbena prepara un concurso de bailes típicos de la zona o de bailes llamados de salón.
En Madrid se celebran verbenas desde muy antiguo en muchos de los barrios tradicionales. Se acostumbra a bailar el chotis al son del organillo y se bebe la típica limonada. Las más conocidas son La verbena de la Paloma y la de san Antonio (el 13 de junio)
Se nota que quien escribió esta definición es de Madrid o alrededores porque no hay verbena más tradicional que la Nit de Sant Joan. Chauvinismos a parte, la noche del 23 de Junio de cualquier año Barcelona y Catalunya en general se transforma en una especie de Beirut, Irak, Kosovo, Ruanda en versión light pero igualmente ruidosa. En esta “festejación” (me gusta cómo suena aunque esté mal escrita) no suele haber muertos, vamos a no ser que sean por comas etílicos, explosiones incontroladas de petardos y cohetes o por caer en mitad de la hoguera (como Juana de Arco) al tratar de saltarla después de pedir un deseo (que seguro no sería el de no arder como una tea y correr despavorido calle arriba callea abajo cual antorcha humana mientras tus amigos y familiares tratan de abrazarte con mantas ignifugas o tratándote de arrojar alcohol al cuerpo para que aun ardas mucho más...) Normalmente las verbenas son tranquilas, familiares y divertidas. Esos sí, solemos ponernos morados de coca y petardos (alcohol aparte of couse) Sobre el origen de la coca se ha escrito mucho. Una de ellas es que para celebrar la llegada del solsticio de verano los campesinos elaboraban una especie de pastel plano y muy azucarado con piñones y fruta para conmemorar la llegada del estío. Sobre los petardos. Hay quien asegura que al hacer estallar cohetes y petardos estos, con su estruendo espanta los demonios y malos espíritus. Con las hogueras sucede tanto de lo mismo. Se queman los trastos viejos para al destruir su energía ya caduca y de esta forma al renovarlos dejamos entrar todo lo nuevo.
Otros rituales estupendos de la noche de San Juan:
· Se dice que si se madruga el día 24 (cosa prácticamente imposible os lo puedo asegurar) ya no se pasara sueño el resto del año.
· Esta va recomendada para Amparo que ayer (en casa de Eva) se empeñó en saltarse las reglas de la brujería práctica y fracasó estrepitosamente en una especie ritual absurdo lleno de incongruencias y alcohol caducado. Toma nota niña: "Si quemas un papel con las cosas que quieres olvidar, conseguirás bienestar durante todo el año." (recuerda: Olvidar no desear) El fuego purifica, consume lo malo y lo desintegra, no te lo otorga, obsequia, o beneficia. Que lo sepas.
· Si eres soltero o soltera y el día 24 por la mañana te asomas por la ventana, verás pasar al amor de tu vida.
· Quien se bañe en el rocío de la noche de San Juan, quedará bendecido durante todo el año.
· Si la noche de San Juan te pones bajo una higuera con una guitarra, aprenderás a tocarla de inmediato.(Dani tu hazlo con el clarinete a ver qué sucede)
· Meterse en el mar de espaldas mirando la luna y totalmente desnudo, proporciona a quien lo haga la capacidad de obrar prodigios. (Este ritual lo hacen espontáneamente mucha gente en las playas de Barcelona y os aseguro que no funciona.)
· Multitud de plantas y árboles como la ruda, el helecho, el nogal o el roble, incrementan sus poderes y se pueden utilizar como amuletos (imaginaos lo que sucede con el cannabis...)
· En general, todas las aguas tienen algún poder, ya que esa noche las aguas están bendecidas por San Juan. (¿incluye eso el agua de valencia, o el agua de rocío de Victorio y Lucchino?)
Esta tarde he hablado por teléfono con mi sobrina. En un momento de la conversación me ha preguntado: “Tito ¿para qué fecha es el viaje a Eurodisney?”
Yo, entre sorpendido y esperanzado le he dicho: "Del 9 al 19 de agosto" Ella me ha contestado: “Vale”. No sé porque pero me ha dado la impresión que quiere venir con nosotros. Es más me dá que el padre está conforme con ello.
Ahora sólo nos queda esperar…Han pasado cosas después del encuentro. La más importante fue la reunión con el EAIA en casa. No hubo discusiones. Solo hablamos. Vino la responsable con el educador (por cierto muy mono el señor jejeje) hablamos de los niños, de cómo había ido la visita del sábado. Se propuso realizar otra pronto. Hablamos del viaje a Normandía (Miguel le enseño los planos de la casa y de el entorno donde se encuentra ubicada. Les gustó bastante. Aclaramos muchas cosas. Entendimos que su función era la de reeducar al padre para que se hiciese cargo de los niños, el problema, el de siempre. ¿Cómo se puede fiar uno de una persona maltratadora que reincide en sus actos y que no hace nada por autoayudarse? El EAIA confía en él. Supongo porque no tiene a nadie más en que confiar… A mí me ve como alguien vengativo y rencoroso. No lo negué. Tampoco negué que había una razón de peso. El educador pareció descubrir , o no estar informado, de los maltratos a los niños. Sólo le constaban las palizas e insultos a mi hermana. Hablamos del tema de ir al colegio para ver a los niños. Insistí mi incapacidad por poder ver los niños (cosa que si hace el resto de su familia paterna y cuando les place) Me dijo que lo mejor era concertar visitas como las delo otro día. No se lo discutí pero si les insistí que tendrían que ser ellos los que moviesen las teclas. Les comenté el pasado de mi cuñado y sus fechorías como la vez que fue al servicio militar y a los tres meses lo devolvieron tras agredir a un sargento (estuvo enchironado en el castillo de Samiñánigo gran parte de su corta estancia en la desaparecida “Mili”…) De la agresión que sufrí yo cuando ellos eran novios el día que se emborrachó en el restaurante y le llamé la atención… En la reunión coincidimos en muchas cosas, una de ellas la nefasta influencia de la Sargento de Hierro tanto con él como con los niños. Miguel le comentó los motivos de nuestra denuncia y lo necesaria que era. Sorprendentemente el EAIA comentó que mi cuñado sentía bastante respeto y agradecimiento a Miguel por lo que había hecho por los niños sin ser su tío. Supimos que Miguel también era del agrado del EAIA. El educador me felicitó al utilizar la frase “Me haría mucha ilusión” para invitar a la niña a Normandía. Dijo que era una forma de decirle que se la quería y que contábamos con ella. Lo del regalo del teléfono también fue un punto muy positivo. El hecho que su padre le comiera el coco a la niña insinuando (y dando por hecho) de que saldría con las manos vacías de casa y descubrirse que no era así era un punto a favor nuestro (confianza y cumplimiento de palabra) y uno negativo para el padre. Eso creo que ha hecho efecto.
Se que no he escrito nada desde el día de mi cumpleaños. También he de decir que han pasado muchas cosas, algunas de ellas relevantes sobre el tema que tanto tiempo llevo exponiendo en este Blog. En primer lugar os anticipo un evento, por lo menos importante. Podría haberlo hecho con suspense, como si fuese uno de esos episodios de” Lost” o “Prisión Break” con un final que te deja clavado en la butaca. Bueno, y porque no. Voy a hacerlo. De momento pocos, muy pocos de vosotros sabéis de que se trata, de momento solo VTR, Eva y si no me equivoco David. Ni siquiera Amparo lo sabe (je je je ) aunque si se lo imagina. Yo espero que todo funcione bien pero no lo sabremos hasta que mañana llegue el momento. Hasta entontes todo es especular. Como también sucede en las teleseries voy a hacer un flashback y centrarme lo que sucedió el miércoles, el día después de mi cumpleaños. Como todos sabéis mi hermana había sido testigo de una vejación y un ataque de estupidez preadolescente por parte de mi sobrina. Todo por un teléfono móvil. Bueno el caso es que uno, que tiene a veces un sentido del humor un poco cafre, y, motivado por el desplante de la niña conseguí un teléfono para ella, con solo gastarme un mísero céntimo de euro. Aun pienso que me gasté demasiado en ella pero que se le va a hacer, generoso que me siento en ciertas ocasiones. El martes después de salir de trabajar pillé el bus y una vez cerca de casa me dirigí al colegio, entre otras cosas para buscar el informe de la directora del colegio para el tema del divorcio de mi hermana, y por otro lado para darle una oportunidad a la niña, ya que dijo que cuando iba de visita “infraganti” al colegio sólo iba a ver a su hermano, por eso me odiaba tanto bla bla bla… Como aun estaba en plan New Age con eso del manto rosa (ojo aun lo mantengo, pero como hay una parte mía bastante terrenal que aun me domina pues decidí darle una especia de lección a la mocosa) Mi excusa ofrecerle en mano el puñetero teléfono móvil. Así pues, raudo pero no feliz (eso solo pasa en los cuentos) me dirigí al colegio. Al entrar en el Hall principal pregunté por la directora y de paso pedí ver a la niña. El hermano de la directora, que está en administración me miró con cara rara, igual el hombre pensaba que me había dado una insolación o algo peor pero del mismo estilo. Dijo algo así como “Bueno tu mismo” y llamó a su hermana para que la avisase a mi sobrina. Yo esperé un rato. Pensé, igual la niña es lista y asocia mi visita al tema teléfono y impulsada por el interés se acerca y la puedo ver. Pero parece ser que su odio (o lo que cojones sea lo que la niña tiene dentro hacia mi) pudo más que el hecho de tener un teléfono y no se presentó) No le dio la puñetera gana. No quería verme. Soy un ser despreciable para ella y punto pelota. La sorpresa llegó en pocos minutos. Estaba yo hablando con la tutora de mi sobrino. La mujer, muy preocupada con lo sucedido, cuando veo aparecer a este en lo alto de la escalera. Es curioso, eso que estaba haciendo él en eso momento (me refiero a bajar por esa escalera) lo había hecho yo miles de veces cuando mis padres venían a buscarme al cole (ese mismo colegio) El niño me miró un poco sorprendido, luego averigüé porque. Por primera vez en mucho tiempo de visitas clandestinas no venía a verlo a él y eso le extrañaba. Bajo raudo y al estar su tutora hablando conmigo se quedo un poco cortado con la situación. La mujer lo comprendió y después de una leve charla con él acerca de sus notas y su actitud en clase (me enteré que este año no ha de repetir curso, cosa que la niña si porque ha fracasado en el 90% de sus asignaturas)Nos dejó a solas. Al principio el niño estaba un poco serio. No le había sentado bien eso de haberme olvidado de él. Pero se lo expliqué. Lo entendió a la perfección. Entonces su semblante cambió. Volvió a ser el niño risueño de siempre. Me confirmó, eso sí, que su hermana no iba a venir a verme. Le dije que muy bien pero que debido a ello (me referí a su poco interés y esfuerzo) se había quedado sin móvil. Sé que esta noticia iba a llegar a oídos de la niña y seguro que el efecto en ella iba a ser devastador. Por idiota se quedaba sin su preciado tesoro. Y eso le debería joder pero muy mucho. A ver, no es que me alegrase por mi jugada. Nada de eso. Pero si era una pequeña lección a su arrogancia y su cabezonería. Llegó la directora y nos invitó a mi sobrino y a mí al despacho. Estuvimos hablando de muchas cosas en una escasa hora. Hablamos de los sucedido el sábado en la habitación del hospital. El niño me dijo que no le gustaba que su hermana dijese mentiras sobre mí. No era cierto lo que decía. Me dijo “Me duele mucho que se metan contigo porque te quiero mucho tito…” a lo que añadió “… y porque para mí mi madre es sagrada”. Casi lloro de la emoción. Aparte de eso de lo que más el viaje a Normandía (París y Eurodisney incluido) El niño se muere de ganas. Tanto es su ansia de viajar conmigo que hasta Silvia (la directora) se dio cuenta y se solidarizó conmigo tranquilizando al niño y prometiéndole que ella también iba a hacer todo lo posible para que viajase. Me insistió que su hermana no quería venir. Yo le dije que ella se lo perdía, que quizás un día se arrepentiría de ello. A mí, como al resto de compañeros de viaje nos alegraba que él viniese con nosotros. Es más Miguel iba a prepararle unas fichas de viaje de todos los sitios importantes que íbamos a visitar con datos curiosos y fotos. Le comenté también donde está ubicada la casa del siglo XVII que habíamos alquilado para 12 personas de las 17 que viajábamos (el resto habitan una casa péquela contigua a la grande) que había un bosque con animales tipo corzos, caballos, zorros y otros bichejos y, que muy cerca de nosotros, había unas simas donde reposaban grupos de aves migratorias y que Sonia, que nos acompaña al viaje iría con prismáticos ya que él sabe cómo le gustan a ella los pájaros. Resulta curioso que un niño sabiendo que hay una visita a Eurodisney de por medio no sienta tanto interés por el parque temático y pregunte más sobre París o los castillos que vayamos a visitar. Se le ve con muchas ganas, lo peor de todo es que en su ojos se vislumbra una frustración y tristeza porque sabe que su padre no quiere que él vaya. Por mucho que le pida el niño que lo desea. En un momento de la conversación me dijo “Mi padre ha dicho que iremos si a él le sale de los huevos. Y sólo cedería si va mi madre con nosotros.” Está claro que el capullo sabe utilizar a los niños como arma. Como siempre manipulando y causando el mayor daño posible. Sabe muy bien que mi hermana, en su estado, no puede viajar 1900 kilómetros en coche por lo que esa excusa le sirve para justificar sus malas intenciones. De esta forma si no viajan porque mi hermana no puede los niños ya saben a quién culpar y no es a él precisamente… (Vamos es tan cruel como el chiste del niño sin manos que se acerca a su madre y le dice “Por favor mami, ¿me das galletitas?” A lo que la madre contesta “Cógelas tú” entonces el niño le responde “ No puedo mamá. No tengo manitas” La madre lo mira con socarronería y con una sonrisa cruel le responde “¿No hay manitas? Entonces no hay galletitas”.) Silvia pilló la indirecta y reaccionó de forma mucho tajante y de forma muy educativa. Le comentó al niño que el colegio donde él se encontraba debía verlo como un refugio, un lugar seguro donde ni los monstruos ficticios ni los reales podían entrar. Ella era la policía, la custodia, ella no dejaría entrar a nadie que pudiera hacerle daño, ni a él ni a nadie de la escuela. Ella estaba allí para ayudarlo y escuchar todas aquellas cosas que a él le molestasen. Porque las cosas que molestan se han de hablar y sobre todo se han de solucionar y hablando es la mejor manera de espantar los fantasmas. Durante la explicación le habló como si se tratase de un niño más, se puso a su nivel para que el niño la entendiera y la viese como alguien en quien confiar. En ningún momento mentó los maltratos ni los insultos o lo que le podría estar haciendo su familia paterna. Todo era como un cuento inofensivo pero con un profundo trasfondo. Muy bonito y creo que muy efectivo. El niño se marchó (sobre todo porque en la clase de audiovisuales estaban poniendo una Los Chicos del Coro, una de sus películas favoritas , junto con la Piel Dura de Truffatut (película que su padre detesta porque es de mucho hablar y no hay tiros, sangre, ni sale Jackie Chan o Chuck Norris…). Aquella misma tarde, contento de haber visto a mi sobrino. Me fui a ver a mi hermana. No dejaba de sentirme molesto por el desplante de la niña. ¿Yo me acercaba a ella y ella se alejaba? Si dejaba que lo hiciese ella no lo hacía. ¿Qué más podía hacer? Silvia me había comentado que era difícil, que podría ser que un día la niña viniese a mí que era mucho más posible que , debido a la influencia paterna, jamás lo hiciese. Tiempo al tiempo y santa paciencia. En el hospital me encontré a María. Hablamos de todo lo que había sucedido (lo que me había explicado por teléfono mi hermana era nada comparado con los detalles que María y mi hermana me aportaron en persona. Fijaos como llegó a ser que mi hermana echó a los niños de la habitación de lo cabreada que estaba con la niña. María me contó que cuando la niña se fue (de la misma manera que entró sin darle un beso a mi hermana y exigiendo, en el caso de la salida insultando y despotricando) llamaron al niño y tanto mi hermana como María le dieron un beso y un abrazo. El niño comprendió lo sucedido y enseguida supo que el cabreo era con la niña y no con él. Pero… lo que son las cosas. La niña, como en la habitación estaba en minoría, aprovechó cuando llegó hasta su padre para atacar al hermano y zurrarle de lo lindo (sospecho que en casa el padre remató la faena) El capullo llamó a mi hermana cabreado porque María y ella habían hecho cabrear a la niña por lo que amenazó en denunciar a María por intromisión. Mi hermana me comentó que mientras hablaba con él escuchaba aun a la niña insultando y pegando a su hermano que gritaba y lloraba y se defendía como podía. Al cabo de un rato de colgar el capullo volvió a llamar. Entonces la cosa cambió. Le dijo que la quería mucho, que no se preocupase que si no podía regalarle un teléfono a la niña que no se lo regalase y le comento lo que ya dije varios post más debajo de que él era un santo y que la culpa de todo la teníamos yo y la Sargento de Hierro. María me dijo que mi hermana le dijo que también le quería (sic) y lo que le decía siempre sí a todo. Eso la dejó alucinada. Yo también. El puto Síndrome de Estocolmo hacia su aparición por todo lo grande. Me cabreé un poco con mi hermana. Le dije si me estaba tomando el pelo. Me dijo que no, pero no sé porque no le creí. Entonces le conté lo que había hecho la niña en el colegio. La lógica la hizo entrar en razón de nuevo. Por si tenía dudas al día siguiente mi cuñado se la clavó en la frente. Cosa que la hizo reaccionar y regresar de Fraguel Rock a la velocidad que un meteorito entra en la atmosfera. Mi cuñado la llamó. Le dijo que esta semana íbamos tanto ella como yo a recibir una carta. Él le dijo a ella que había decidido en rehacer su vida y que por supuesto ella no entraba en esta nueva etapa. Vamos que ayer aun la quería y al día siguiente le enviaba una misiva letal. Yo esa misma tarde recibí otra llamada. Era el EAIA. Me comentó que había consultado con mi cuñado con la posibilidad de que este sábado viésemos a los niños. Las condiciones del amo y señor del calabozo eran que no debería producirse en mi casa y que el encuentro sería con la madre incluida (cosa que no nos molesta) pero en un establecimiento de comida basura. Nosotros nos negamos. En primer lugar porque mi hermana no está para comer hamburguesas (ahora come todo triturado) y después de lo sucedido el sábado en la habitación y el miércoles cuando yo fui al colegio no podíamos correr el riesgo que la niña montase un pollo y se escapase corriendo o se lanzase del coche en marcha. Los del EAIA (siempre tan Happy Flower) me dijeron que eso no tendría que pasar, que no fuese tan contundente con la niña y que hiciese el esfuerzo para no seguirle la corriente y ser todos felices y comer perdices chimpun catapun chin chin… Me añadió que hablaría con el padre para que le dijera a la niña que no se portase mal (mala elección pensé yo)No si ahora era el capullo era la más viva reencarnación de Charles Ingalls de la “Casa de la Pradera” sobre la faz de la tierra. Les comenté ellos conocían a mi cuñado sólo tres meses y yo 22 años. La tipa del EAIA a la defensiva me dijo “Él también te conoce muy bien a ti por lo que he visto”. A saber lo que le habría contado este ser de alcantarilla. Le dije que poco pude quejarse de mí, en este caso nada. Le puse en antecedentes de todas las veces que mi madre había tenido que pararle los pies, como cuando en una cena se subió en una silla borracho perdido para hacer el idiota imitando a una gallina y apuntando a los invitados con el culo, embadurnarse la cara de salsa y ponerse restos de comida en la cabeza y ponerse a besar a todo dios entre risas idiotas o como cuando, una vez más borracho perdido se levantaba de la silla y soltaba discursos inoportunos, estúpidos, humillantes y malsonantes ante visitas o sobre todo en comidas familiares con risas borreguiles y mofas al resto de invitados y así un sin fin de gilipolladas sin fin. Ellos me dijeron que como él era el padre y tenía la custodia de los niños, nos gustase o no él decidiría si vendrían a casa o no. Y de momento era que no. En todo caso intentaría convencerle de que bajase un poco del burro (o mejor el burro bajarse del él)para haber si habría alguna posibilidad de que se organizase una comida (sólo tres horas) en mi casa, con la madre. Por cierto la niña había manifestado(exigido) junto al padre que la comida fuese sin mi presencia. No si aprende pronto las malas artes. Como comprenderéis yo de mi casa no me muevo y hago en ella lo que me sale de las pelotas.
Esta mañana he recibido la llamada del EAIA. El capullo ha accedido a la visita. Al parecer ha pedido que yo no trate de malmeter a los niños contra él y su familia, ha pedido que me vigilen (¿Acaso alguien los han vigilado a él y a su familia para que no malmetiesen contra nosotros?) ha pedido que sea mi hermana quien quede con él (no quiere hablar conmigo porque soy malo y le he jodido la vida y bla bla bla bla… Pobrecito… Encima va de víctima) El EAIA también me ha dicho que él ha pedido que yo ni mi hermana vayamos más al colegio a visitar a los niños. El EAIA me ha dicho que en apoya su decisión (¡manifiesta que mi presencia es perjudicial para los pequeños¡) ¡Manda huevos¡ ¡Ahora soy yo el maltratador! Sólo nos van dejan ver a los niños dos horas para comer. MI hermana ha de llamarlo. Está haciéndolo desde hace rato y nadie le contesta. Mi cuñado tiene el teléfono móvil apagado. Algo me dice que mañana no va a haber encuentro alguno…
Esta tarde he entregado los papeles para el divorcio de mi hermana. Paloma nos ha dicho que no hagamos mucho caso al EAIA y sus estúpidas recomendaciones. El juez dijo que podemos ver los niños cuando se nos plazca y así seguiremos haciéndolo. Como lo hace la familia de él, a quienes no ponen trabas ni controlan si están lavando o no el cerebro de los dos niños.
¡Alto! ¿No os está dando la impresión que mi discurso es un coñazo y suena a muy peliculero? Joer que grima me está entrado de mi mismo… mes estoy como “garrapiñando” de tanto puto azúcar. Ala, me voy a dormir que mañana he de ir a trabajar a ese lugar llamado oficina. Aunque ya haya cumplido los 40.
Mi hermana está nerviosa. Rosario, la madre de María se ha puesto mala esta tarde. Se ha asustado mucho. Me ha dicho que me volvía a llamar porque no podía dormir. Me ha contado un poco más sobre lo sucedido el pasado sábado por la tarde. Esta vez, aunque también hemos hablado de mi sobrina, ha hecho bastante referencia al capullo y a su forma de quitarse las pulgas respecto a la situación. Esa misma tarde le había llamado. Medio enfadado y medio traspuesto. Al parecer le ha tratado de convencer que la culpa de todo lo sucedido no la tiene él, ni siquiera la tiene mi hermana, según piensa la culpa la tenemos la Sargento de Hierro y yo. Según mi cuñado ambos somos unos mal metedores. Los causantes de sus desgracias. Para colmo de los colmos y sumun de los cinismos va y le dice ¡que aun la quiere y que todavía podrían ser felices! ¿Cómo se puede ser tan déspota? No lo entiendo. Parece ser que la Sargento de Hierro, a quien yo coincido en culpar de la situación en la que se encuentra mi hermana, ha dejado (momentáneamente) de lado a mi cuñado. Ojo, eso no es sinónimo de que se hayan peleado (por enésima vez) o que no se vayan a hablar nunca más. Simplemente es que ahora tiene otras prioridades. La principal se llama Camping, algo intocable e imperturbable en su ciclo vital veraniego (en invierno tocan las obligadas cenas de navidad en casa de la familia del marido, pese al disgusto y mosqueo de tener que aguatar su presencia por parte de la familia de éste). Pues bien, mi cuñado está solo. Pero sólo de momento. Por lo ahora anda alejado de la peor influencia que ha podido tener en su vida (muy por encima de su cerebro de ameba prehistórica) y que le ha llevado gracias a sus consejos y sus artimañas a donde está. Dejadme que hable de mi culpabilidad... Podéis juzgarme de prepotente si lo deseáis, pero no me siento culpable de absolutamente de nada. Él tiene que buscarse una excusa para odiarme mucho más. Simplemente no sabe bajar la cabeza y reconocer que conmigo metió la pata. Pero su odio hacia mi persona puede mucho más. Hasta incluso desearme la muerte. Aquellos que ya le conocéis en persona (¿verdad Amparo?) sabéis el "cariño" el cual él siempre me ha profesado. Por mi parte admito que ese "cariño" siempre ha sido mutuo, pero nunca he malmetido contra su matrimonio. Nunca. Pienso que con su actual actitud de quitarse las pulgas demuestra lo cobarde y rastrero que es (y será siempre). Bien cuando "se le iba la mano" (como me decía mi hermana en los primeros momentos que supe de los maltratos) era un valiente y muy macho. Ahora que tiene la ley pegada al culo y carece de la inefable ayuda de la Sargento de Hierro está tratando de esconder la cabeza bajo el ala y busca compasión en mi hermana o ante el EAIA (que por cierto él le ha dicho que con ellos ha "firmado" una especie de pacto). Por cierto también le ha dicho que quiere denunciar a María por atacar verbalmente a mi sobrina cuando la mujer sólo trató de defenderme y defender a mi hermana después de que la niña espetase "Me paso la opinión de mi madre por el culo" cuando mi hermana se ofendió por las barbaridades que decía sobre mi persona. Yo invito a mi cuñado a que la denuncie. Creo que María tiene mucho que decir... sobre todo sobre lo que respecta a él y a su comportamiento con mi hermana.
Acabo de hablar con mi hermana. Me ha dicho que mis sobrinos fueron el sábado a verla. La niña nada más entrar le exigió a su madre el teléfono móvil que le pidió para regalo. Mi hermana le ha dicho que no se los había comprado (aun). La niña ha entrado en cólera y se ha puesto hecha una fiera con su madre. Me ha dicho que mañana me contará más. Es la primera vez en mi vida que oigo a mi hermana despotricar sobre su hija. Por lo que deduzco la niña se ha despachado a gusto con ella. Lo único que me ha dicho es que también ha habido para mí. Entre otras cosas le ha comentado a María que yo era un ladrón, que le había robado a su padre el dinero del colegio (siempre la misma cantinela) lo ha dicho con rabia y con ira. Parece ser que su padre y sus tías le han llenado de mierda en demasía el depósito del alma. Mi hermana me ha dicho que María se ha molestado bastante con la niña. Le ha replicado que eso no es cierto y que yo era buena persona y que estaba luchando con ellos. La niña le ha espetado que eso no es verdad. Soy un demonio. Dice mi hermana que mi sobrino ha salido en mi defensa. Le ha tratado de parar los pies a la niña. Está harto, cansado de las estupideces de la niña. Mi hermana también. Sigue siendo su hija, pero lleva una dura piel donde se refleja el odio y la maldad de su marido y sus cuñadas. Mi hermana me ha comentado otra cosa. Algo que me cuesta creer. Me ha dicho que el padre le ha dado al niño para venirse a Normandía. Yo, insisto no sé si creérmelo. Lo dejo en suspenso. La niña no quiere. No me importa. Con que sólo venga el niño me es más que suficiente. Sé que nos los vamos a pasar todos muy bien. A ella no voy a forzarla. Si no quiere no quiere.
Estoy enfermo. Tengo una gripe de órdago. No es de las peores que he padecido en mi vida pero está me ha venido con un mensaje de advertencia: No puedo forzar la máquina. Es curioso pero esta gripe no produce mucha tos, ni moquera constante, sólo alguna vez y muy levemente. Yo la definiría como una gripe de cansancio, de congestión y abotargamiento. Estoy algo espeso. Bueno muy espeso. Los síntomas me aparecieron el mismo miércoles, día que hable con Paloma desde el coche. El mismo día que dejé a mi hermana, aun esperanzada pero preocupada por su hijo, sentada en una silla de ruedas en la salita del televisor, junto a un abuelo embelesado por los encantos de Patricia Gaztañaga. Fue después de darle un beso de despedida cuando me fui al coche y cuando me llamó Paloma para contarme las gilipolleces que le habían contado el EAIA cuando comencé a notar los síntomas. Al parecer la ira, la rabia y la impotencia hicieron mella en mi sistema inmunológico y dejaron entrar con alfombra roja a la puñetera gripe. Pero hete aquí y como ya he dicho al principio no ha llegado sola. Ésta ha venido con mensaje. Y yo he tardado bastante en darme cuenta de lo que me estaba diciendo. Por una vez voy a darles la razón al EAIA . Os anticipo, conseguí hablar con ellos y después de mucho insistir, En dicha conversación (que tuve el jueves por la tarde) me acusaron entre otras cosas de no saber escuchar y de no dejar hablar, vamos que me trataron como si fuese un histérico o un lerdo al que se le tienen que hablar en monosílabos, como cuando ellos hablan con mi cuñado. Pues bien la gripe estaba allí, hablándome también, pero yo, obcecado en mi indignación, no la escuchaba. Estoy seguro que si hubiese sido un discípulo del maestro Yoda éste me habría echado una bronca del copón bendito, hablando al revés como nos tiene acostumbrados. Pero no, el maestro Yoda no estaba allí y yo, con mi torpeza lo único que he hacía era abrir más las puertas al virus para que se adueñase de mi interior, vamos como cuando abren las veda en los grandes almacenes tipo Harrods en época de rebajas. Sobre el EAIA. Os comento. La responsable del estamento se sorprendió cuando le comenté que mi sobrino me había llamado para comunicarme (y desde el despacho de la directora del colegio) que lo había contado todo y le añadí que ahora el niño esperaba impaciente a que ellos le ayudasen, ya que mantenía en secreto su confidencia para evitar así que ni su padre, ni hermana, ni tías actuasen en su contra. Ella me preguntó que suponía que me había contado el niño. Yo le dije que el tema de los maltratos. Ella me dijo que no, que el niño después de una larga charla con el educador no les había contado nada. Es más me comentó que no habían hablado ni siquiera del tema maltratos porque de momento ¡no lo veían conveniente! (¿Será por el bien del padre?) Entonces le comenté que quizás mi sobrino me había engañado y me había mentido como un bellaco. Ella dio a entender que podía haber sido posible. El niño está en mitad de una batalla campal y quiere quedar bien con los dos lados. ¿Así que mejor que engañar a ambos lados?…No me lo creí. La asistenta del EAIA se molestó mucho porque Paloma me había comentado cosas, ella me dijo que se pensaba que ambas hablaban el mismo idioma y por lo visto no era así al comentarme alguna que otra confidencia, entre ellas las de nuestra incapacidad para ser padres. Esa misma tarde, en su despacho, Paloma me añadió otro detalle de esos estúpidos por parte del EAIA ya que al parecer había especulado con la idea de que como los niños no son mis hijos, tan solo mis sobrinos y se supone yo no podría tener el aguante que puede tener un padre para soportar los momentos más críticos de la infancia y pre adolescencia. Vamos, como si el cariño y la tolerancia se repartiesen en dosis decrecientes dependiendo el grado de proximidad consanguínea con el niño. O como si una persona que no tiene lazos sanguíneos no tiene capacidad de aguate para ser unos verdaderos padres. No sé qué opinión tendrán entonces todos los padres adoptivos del planeta… Absurdo. El EAIA interpreta que yo lo único que tengo es algo personal con mi cuñado (no se equivoca del todo) pero que utilizo a los niños como arma para hacer daño (cosa nada acertada por su parte) Yo le hice saber que velaba por el bien de los niños y sobre todo por los intereses de mi hermana, el EAIA me dijo que mi hermana no les importaba tanto insistiendo de nuevo que ellos lo único que les interesaban eran los niños. Yo les recordé que mi hermana era una enferma degenerativa y que necesitaba mucho de sus hijos y, que sin ser retrasada, ni loca, ni autista ella seguía teniendo la cabeza muy bien amueblada y que temía por la vida de sus hijos porque ella ya había sufrido las de Caín en manos de esa basura con patas que son mi cuñado y las hienas de su familia. El argumento del EAIA era que yo soy hostil y que no hago más que ponerle trabas a mi cuñado. Que el tipo se está esforzando mucho y que está muy dolido conmigo porque le he denunciado, que no le he ayudado y que le negué asilo en mi casa cuando me lo pidió bla, bla, bla y bla… Eso me dio a entender que a ellos les importa él, aunque aparentemente (pero que muy aparentemente) tienen en cuenta a la familia de mi hermana. Le pregunté si le parecía correcto que yo tuviese que ver a mis sobrinos de incognito en vez de poder verles en cualquier momento en la calle como hacen el resto de su parentela. Entonces me inquirió que yo había dejado de lado a mi sobrina. Vamos que la estaba marginando y que por eso la niña estaba dolida conmigo. Yo le volví a explicar que mi sobrina desde que se fueron de mi casa no quería ni verme, me despreciaba, me rehuía y rompía o arrojaba a la basura algún regalo (los lápices y la goma que yo le traje de Sevilla) por consejo de su padre o tías. Le comenté las veces que había ido con mi hermana al colegio y ésta se había molestado con la niña porque me hacía continuos feos o incluso las veces que yo no estaba cuando la niña se mofaba de mí y me humillaba en la habitación del hospital (María es testigo de ello). No sé porque pero en todo momento tuve la sensación de que el EAIA me veían como el malo de la película. Era una sensación muy clara, intensa. Soy yo quien ha metido a la justicia de por medio, quien aparentemente trata de meterle cizaña a los niños en contra de su padre y familia (ese tema fue un constante en la conversación aparte de ser un insolente e interrumpir y no hablar en todo momento) Me dio la sensación que después de tanto comerles la oreja por parte de los Munster estuviesen concienciados de que no me escuchasen que yo era el mal personificado o un loco peligroso al que había que mantener alejado. Ellos insisten en que velan por el bien de los niños, aunque a mí me da siempre la sensación de que velan más por los deseos del capullo. Que no hay maltratos, por lo menos ahora, aunque lo que suceda una vez ellos estén fuera del entorno de los niños sólo lo saben el capullo y su familia. Su decisión es firme, dejando al lado el pasado. La custodia es del padre. Él decide si los niños los podemos ver o no, así de claro. Puede negarse con todas las de ganar. Su familia, para más INRI, cuenta con todos los privilegios. Ellos si pueden disfrutar de los niños cuando quieran, incluso llevárselos de viaje, paseo o quedarse a dormir en su casa las veces que les dé la gana. Yo no. Para mi nada. Porque el padre no quiere, por mucho que los niños se lo pidan, o incluso el EAIA. Él determina, él es el amo y señor y él (con toda la rabia y prepotencia del mundo) no consiente que yo los vea porque ese es mi castigo y así lo será hasta que él lo decida. Y eso lo hace porque sabe que eso me hace mucho daño y lo utiliza con toda la saña del mundo. Eso sí, luego le llora al EAIA y le gusta ir de víctima. Como también lo hacen el resto de hermanas. Cinismo y despotismo en estado puro. El EAIA me sugirió (como para que me contentase y dejase de darles la vara por teléfono) que interesemos recuperar el contacto con los niños de forma habitual. Me sugirió marcar unas fechas en el calendario para organizar eventos en conjunto con los niños. El EAIA me dijo que tenían medio convencido al capullo (cosa que dudé) para que me dejasen los niños tres horas una vez a la semana pero acompañados de una asistente social (vamos como si el maltratador fuese yo y no su padre) para que el asistente controlase que yo no agobiara a los niños con preguntas impertinentes sobre si su padre los maltrata etc, etc, etc… Las visitas serian factible siempre que le apeteciese al padre (pasándose por el forro los deseos de los niños) y que en ellas estuviese la madre. Podríamos ir al cine (¿pagándole también la entrada a la asistente?) a merendar (ídem) a la playa (¿el bocata y la crema solar la tendría que poner yo?) pero puso en duda que pudiesen venir a mi casa simplemente de visita, como si yo los fuese a amarrar con cadenas y torturarlos con hierros candentes. Le comenté (sin estar convencido de sus buenas intenciones) que aquello estaba muy bien pero que si el padre se negaba ellos que iban a hacer. Me dijo que nada. Que no vendrían. Entonces le comenté que pensaba que el EAIA trataba de velar más por el bienestar de padre y no de los niños. No me dijo nada. Di a entender que o bien lo tomaba o lo dejaba. Yo le dije que esa idea de las visitas ya se la propuse hace tiempo pero que ellos se la pasaron por el forro de los pantalones (les comenté que les había pedido llevar a los niños al hospital a celebrar el cumpleaños de mi hermana y que no hicieron nada, al final fue mi hermana la que fue, de forma clandestina, al colegio a verlos y sin poder llevárselos de merienda ya que su tía venia a buscarlos) La asistente del EAIA me comentó que miraría proponerle a mi cuñado el tema vistas la semana que viene. No se, pero yo no me lo creí. Le dije que como el día 12 era mi cumpleaños (40 tacos) quería celebrar algo el sábado 16 y que estaría bien que los niños viniesen a casa y celebrábamos conjuntamente el cumpleaños de mi hermana, el de mi sobrina y el mío a la vez. El EAIA me dijo que se lo preguntaría a mi cuñado a ver qué tal le parecía la idea. Yo ya me conozco la respuesta… Le dije que si la interrumpía al hablar o le parecía que no la escuchaba era porque estaba encendido y porque no veía justo lo que estaba pasando. Ni yo, ni mi hermana con su miserable visita semanal de cinco minutos podíamos disfrutar de los niños y en cambio la familia Munster podía ir a buscarlos al cole, insultarlos, machacarlos, acojonarlos y comerles el coco en contra nuestra. Ellos me ponían vigilancia para que yo no inculcase a los niños nada en contra de su familia paterna pero ellos no hacían lo mismo para que su padre y sus tías nos pusieran a caldo malmetiéndoles contra nosotros.
Esa misma tarde mientras mi gripe me hablaba sin escucharla y me recordaba que estaba ahí con un fuerte dolor de garganta y malestar (y un poco de goteo nasal) fui a ver a Paloma. Me comentó que el EAIA era inútil para nosotros. Que mi cuñado si no metíamos el tema del divorcio de por medio podría hacer lo que quisiera con los críos. Sobre mi papel en todo esto la cosa estaba chunga. No tengo privilegios. Puedo incluso no poder ver más a los niños a no ser que el juez me otorgase la posibilidad de visitarlos, cosa que no está muy clara. Sin embargo y reincido otra vez la familia de él puede verlos y disfrutarlos cuanto les plazca. Injusto pero es así. En eso momento cuando moqueaba con más intensidad me di cuenta de la presencia de la gripe y que esta me decía que tenía que descansar, que debía de parar la máquina un momento y dedicarme un tiempo a mí, a recapacitar, a dejar el cuerpo en reposo y que expulsase toda la mierda que tenía acumulada. Paloma y yo hablamos de muchas más cosas, mucho eran planes sobre custodias (porque el divorcio es el camino para detener este caballo desbocado) y poner las cosas en su sitio. Eso si me advirtió que ya no habría libertad alguna para poder disfrutar de los niños (tampoco ahora la había) así que poco más se podía perder. Me acosté con escalofríos, me dolían los ojos, los huesos, los riñones. Tenía el cuerpo ardiendo. Esta mañana me encontraba mal. No he ido a trabajar. Me he pasado la mañana durmiendo (estaba agotado) y sudando. Mi cuerpo estaba haciendo catarsis. El resultado final habrá de esperar. Como la decisión del capullo o la toma de conciencia del EAIA sobre la injusticia que se está cometiendo dejándole esos niños en manos de un maltratador.
He hablado con mi hermana. Me ha preguntado si estaba todo perdido. No he sabido que contestarle. Me cuesta mucho decírselo, ir al hospital y mirarle a los ojos. Creo que mi sobrino piensa que soy un traidor. Ha hablado. Yo se que sí. Pero la ayuda y todo lo que yo le prometí no se ha cumplido. Lo mismo sucede con mi hermana. Me siento mal con ellos por dejarme llevar por el ímpetu y creer ver más allá de mi nariz depositando demasiada fe en los “Finales Felices”. Y eso me sucede por creerme muchas veces que soy un héroe cuando en realidad no soy nada más que un simple ser humano.