domingo, junio 10, 2007

Las semillas de la ira.

Acabo de hablar con mi hermana. Me ha dicho que mis sobrinos fueron el sábado a verla. La niña nada más entrar le exigió a su madre el teléfono móvil que le pidió para regalo. Mi hermana le ha dicho que no se los había comprado (aun). La niña ha entrado en cólera y se ha puesto hecha una fiera con su madre. Me ha dicho que mañana me contará más. Es la primera vez en mi vida que oigo a mi hermana despotricar sobre su hija. Por lo que deduzco la niña se ha despachado a gusto con ella. Lo único que me ha dicho es que también ha habido para mí. Entre otras cosas le ha comentado a María que yo era un ladrón, que le había robado a su padre el dinero del colegio (siempre la misma cantinela) lo ha dicho con rabia y con ira. Parece ser que su padre y sus tías le han llenado de mierda en demasía el depósito del alma. Mi hermana me ha dicho que María se ha molestado bastante con la niña. Le ha replicado que eso no es cierto y que yo era buena persona y que estaba luchando con ellos. La niña le ha espetado que eso no es verdad. Soy un demonio. Dice mi hermana que mi sobrino ha salido en mi defensa. Le ha tratado de parar los pies a la niña. Está harto, cansado de las estupideces de la niña. Mi hermana también. Sigue siendo su hija, pero lleva una dura piel donde se refleja el odio y la maldad de su marido y sus cuñadas. Mi hermana me ha comentado otra cosa. Algo que me cuesta creer. Me ha dicho que el padre le ha dado al niño para venirse a Normandía. Yo, insisto no sé si creérmelo. Lo dejo en suspenso. La niña no quiere. No me importa. Con que sólo venga el niño me es más que suficiente. Sé que nos los vamos a pasar todos muy bien. A ella no voy a forzarla. Si no quiere no quiere.

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