viernes, febrero 29, 2008

1436 - 500 = 936

Hoy, por fin, he conseguido liquidar una tercera parte del total de la factura del divorcio de mi hermana. Lo he conseguido cerrando un plan de pensiones que me venía haciendo con el Corte Inglés. No ha sido un tramite inmediato ni sencillo pero al final ha sido más rápido de lo que esperaba. “Lo necesita ella más que yo.” Le he dicho a la agente de seguros cuando me ha dado el talón de 550 euros. La mujer, conocedora de la causa ha asentido con la cabeza con una sonrisa llena de ternura. “ Ya volveré a hacerme otro más adelante”. Le he añadido. “No te preocupes”. Me ha contestado ella. “Aun eres joven”. Entonces yo le he devuelto la sonrisa a ella.

Por cierto, sobre el tema de las llamadas anónimas… No sé si es casualidad o no. Pero desde la advertencia del abogado de mi (ex) cuñado a “La Sargento de Hierro” ya no se han vuelto a producir. Puede, también que al tener el teléfono apagado dos días igual se haya cansado de darle a la tecla de llamar. Mejor lo dejamos en puntos suspensivos.

Querer no es poder.

A veces la casualidad hace que afloren emociones hasta el momento guardadas con llave en lo más profundo de nuestro corazón. La casualidad en este caso ha llegado en forma de redacción para la asignatura de inglés por parte de mi sobrina. No os podéis imaginar el cataclismo que se ha creado en casa al respecto. Supongo y comprendo que en hay temas que mi sobrina desea no tocar. Para ella hay cosas en su vida que son como acercarse en plena tormenta a un poste de alta tensión. La cosa comenzó hace unos días cuando repasando las tareas escolares mi sobrina me comentó, a regañadientes, que tenía que hacer una redacción en inglés sobre su familia. No os creías, a mí también me dio un jamacuco pero traté de quitarle importancia haciendo un chiste (malo) para quitarle importancia: “- Mira - le dije a la niña - Le puedes decir a tu profesora que de tu familia paterna ya han hecho una película así que pilla “La Familia Adams” de la estantería de DVD y se la entregas.” Antes de que me inundéis en vapuleos, tirones de orejas y cosas por el estilo os comentaré que a mi sobrina la sugerencia le hizo mucha gracia. Por lo menos se rió bastante. Podría haber sido peor. Podría haberle sugerido “La Matanza de Texas” o “Posesión Infernal” o “Expediente X”… Bueno, la cosa quedó de momento aparcada. Había tiempo para la entregarla, así que no le dimos más importancia. Pasaron un par de días y llegó el momento de enfrentarse ante el folio en blanco. Entonces sonó la alarma aullando como un lobo en mitad de la noche. Mi sobrina estaba de los nervios. Nos sabía que poner. Yo le sugerí varias cosas. La primera que fuese sincera que hablase de su madre de su enfermedad y de que vivía con su tío… No le desagradó la idea aunque tampoco le entusiasmó en soberana manera y eso que en su caso tanto profesores como alumnos conocen su historia familiar. No hay interrogantes al respecto. Pienso que el principal problema era tener que escribir sobre su familia paterna. ¡Ah! He aquí el quid de la cuestión. Percibí que había un grave conflicto interno sobre que sentía realmente hacia ellos y lo que realmente quería explicar. Le sugerí que lo escribirá en un borrador, en castellano, para luego traducirlo al inglés. Ella se negó. La excusa era que al traducirlo las palabras no tendrían el mismo significado (¿?), yo le insistí que sí. Ella lo volvió a negar. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Lo que no me estaba dando cuenta es que ella no quería hablar de su familia paterna. No quería sincerarse y no encontraba la excusa concreta para justificármelo. Al insistir de nuevo en que fuese lo más sincera posible y lo expresase en un principio en castellano sufrió un ataque de ira. Su rostro se puso rojo bermellón, se levantó repentinamente del sofá y me atacó de forma violenta arrojándome una zapatilla al cuerpo mientras gritaba cosas ininteligibles. Todo duró unos cinco segundos. He de reconocer que me quedé sorprendido. Su hermano también. La traté de calmar. La niña se sentó de nuevo en el sofá llorando. Le comenté que escribiera lo que quisiera, que en el fondo no tenía importancia pero que la sinceridad sería una buena forma de ayudarla a comprender su situación. Se puso a escribir. Al cabo de un rato me entregó la nota. Había bastantes incongruencias. No se lo tuve en cuenta. Al fin y al cabo no era más que un ejercicio escolar y ella no estaba preparada aun para afrontar la realidad.

jueves, febrero 28, 2008

Acidez

Son las 2:32 de la madrugada. Acabo de levantarme de la cama tras un ataque violento de acidez de estómago. Hace tiempo que los suelo padecer y se incrementan con estados de tensión elevada y nerviosismo. Suele subirme como una quemazón horrenda por todo el esófago e incluso se suele colar a través del las vías respiratorias causándome asfixia. A veces me pasa durmiendo lo que es tremendo porque de repente me encuentro en mitad de un sueño en el que me estoy ahogando. Una mierda, el día que fui a comprar estómagos me llevé el de todo a 60 céntimos de euro. Cuando me sucede me levanto corriendo, trato de recuperar la calma mientras no me muero y voy a por litros y litros de agua. También tomo antiácidos. El "Omeprazol" es mi fiel compañero, pero a veces falla. Supongo que debe haber muchos factores como haberme ido a acostar muy temprano, los nervios acumulados o muchas otras cosas más.

Ayer por lo menos estuve tranquilo un buen rato. Con el teléfono móvil desconectado y escribiendo sobre cine en mi otro blog y en éste mismo, yendo a buscar a los niños al cole (no quieren encontrarse con su tía) y viéndome un impresionante documental titulado "Confessions of a Superhero" que os recomiendo desde ya mismo. Más información al respecto en el blog de cine. Por la noche ha sucedido una cosa extraña que me ha puesto la luz de alerta en Defcon 2. Hemos recibido dos llamadas al teléfono fijo ambas muy peculiares. La primera la de un tipo reclamándome dinero de mi padre (que ha fallecido hace cuatro años) El tío aseguraba ser de un gabinete de abogados de esos que suelen cobrarse a morosos y en los que parece ser mi padre tenía una deuda con una compañía telefónica, según él la deuda era astronómica y buscaba desesperadamente a mi padre o a cualquiera de sus parientes para reclamar dinero. El tío no era nada amable y lo que más me ha mosqueado es que dicha llamada se ha producido a eso de las 22:30 fuera del horario comercial. Lo he mandado al peo después de que se pusiera impertinente conmigo. Ignoro si hay una deuda o no, pero no me ha gustado mucho el tono que ha utilizado y la forma de proceder. Despues de eso ha sonado el teléfono y me ha salido un tipo preguntándome por varias “supuestas” amigas suyas. Se oía de fondo un bullicio ensordecedor. Su tono de voz tampoco me ha gustado mucho sobre todo porque olía a cachondeito puro. No se llamadme paranoico pero me ha llegado un tufillo a Sargento de Hierro que echaba para atrás. Luego no me extraña que mi estómago se haya resentido. Veremos que sucede mañana.

miércoles, febrero 27, 2008

Microcuentos Volumen 3

"-¡Por fin libres!- Gritaron los cinco dedos de la mano, todos al unísono, tras salir de la prisión del guante."


"-¿Por qué soy tan negativo? - Preguntó el color negro al resto de tonos cromáticos.

-Tú no eres negativo.- Le contestó el azul marino. - Sólo eres oscuro y profundo."


"-¡Tengo la cabeza en llamas! ¡Tengo la cabeza en llamas!- Exclamó la vela tras ser encendida."


"-¿Por qué no quieres crecer?- le preguntaron sus compañeras.

-Porque si lo hago, como lo estáis haciendo vosotras, me cortaran y luego me cocinaran."


"-¿Tu cómo ves el vaso, medio vacío o medio lleno?- Le preguntó un depresivo a otro.

-Lo veo roto en mil pedazos sobre tu estúpida cara."


"-¿Tu a quién quieres más a papa o a mama?- Le pregunta una abuelita a su nieto

- A ninguno. - Le contesta el niño.

-¿Y eso?

- Pues a Papá no porque se pasó siete de los nueve meses que estuve dentro de mi madre noche y día golpeándome la cara con su jodido pene. Y mamá tampoco porque se pasó todo el puñetero embarazo tratándome de sacar de su barriga con la punta de una percha oxidada."


"Erase un cuento tan pero tan bonito que nunca tenía fin."


©Richard Archer



Oasis

Hoy quiero (pretendo) estar en silencio. He apagado el móvil. Tengo todo el día para mí, bueno por lo menos la mañana y un pedacito de la tarde. Estoy estirado en el sofá, con el ordenador portátil sobre las piernas, escribiendo. Sólo escucho los golpecitos de mis dedos sobre el teclado y el tenue ruido de la calle. Un paraíso.

martes, febrero 26, 2008

Acosando que es gerundio.

Paloma me ha llamado esta tarde. Me ha dicho que ha hablado con el abogado de mi (ex)cuñado y le ha informado del tema de las llamadas anónimas. Él le ha dicho que no se preocupe, que casual y desgraciadamente “La Sargento de Hierro” es cliente suyo y que iba a ponerse en contacto con ella para advertirle que cesase con el acoso. “Menuda familia” le ha comentado Paloma. El pobre hombre le ha contestado, apesadumbrado “Son todos unos cromos”. No sé si le ha llamado aun. Mi teléfono no ha parado de sonar. Bueno ha habido un parón a media tarde pero casualmente a eso de las 17:30, más o menos, ha vuelto a la carga. Supongo que aun así de la advertencia, la tipa, para no levantar sospecha no fuese que se delatara tan fácilmente, ha continuado. Al final he apagado el móvil. Ya he tenido bastante por hoy.

¡Piticlinnnnnng! ¡Piticlinnnnng!

Acabo de llegar de la comisaría. No hay nada que hacer. Si no hay amenaza directa no hay denuncia. Por mucho que sospeche quién es la persona que me está llamando al teléfono. Si no dice ni "Mu" no hay tu tía. He hablado con "Orange" y tampoco pueden hacer nada. Hoy el acoso ha comenzado a las 9:50. Desde ese momento hasta ahora que son las 12:53 (esta última la ha contestado personalmente Paloma) ya llevan 9 llamadas todos en intervalos de 30 minutos aunque hay algunas que sólo llevan 15 ó 20 minutos o menos. Me han sugerido muchas cosas para poner fin al puñetero acoso. Una de ellas (lógica pero absurda es la de cambiarme de número) Para qué si lo va a conseguir igual por vía familiar. No puedo apagar el teléfono por temas familiares y de trabajo así que entre llamada de amigos y otras hierbas aparece la misteriosa llamada enmascarada en “numero oculto”. No suelo perder los nervios fácilmente pero os aseguro que comienzo a estar hasta los mismísimos. Paloma me ha dicho que iba a hablar con el abogado de mi (ex)cuñado. Yo, de momento, me lo estoy tratando de tomar como un ejercicio “Jedi” para controlar la ira.

lunes, febrero 25, 2008

Para qué abriría yo la boca...

Son las 22:47 y ya llevo contabilizadas más de 6 llamada anónimas. Ha comenzado el acoso desde las 18: 37. Parece ser que a la "Sargento de Hierro" no le ha gustado nada que fuese a recoger a los niños al colegio. Por cierto un derecho que ya tengo de por ley y que ella carece. Por cierto he hablado con Paloma sobre el tema. Me ha dado instrucciones precisas de como actuar. Creo que mañana voy a hacer una visita a la comisaría a ver que soluciones me ofrecen. Por otro lado los niños y yo hemos aprovechado el tiempo visitando a su madre (mi hermana) que no se lo esperaba y se ha emocionado mucho al verlos. Tiene las lágrimas a flor de piel y a la de menos rompe a llorar. Imaginaos cuando ve a sus propios hijos. Hemos estado sentados en una banquetas del pasillo hablando hasta que se ha agotado y me ha pedido que la acompañara al pabellón de psiquiatría donde aun permanece internada.

Cosas que se devuelven

Estos días los niños han ido trayendo a casa parte de los recuerdos que mi hermana dejó en casa de mi (ex)cuñado. Son objetos muy diversos, amontonados y revueltos en casa o bolsas de plástico. Algunos de ellos me son desconocidos. Son cosas que mi hermana había adquirido mientras vivía con el padre de sus hijos. Ropa y algún objeto sin valor la mayoría de veces. Pero en otras ocasiones lo que regresa a casa son cosas que para mí son familiares. Estas tiene forma de álbumes (raidos) de fotos, en blanco y negro o en tonos multicolor donde se entremezclan imágenes del pasado. Los niños las miran sin criterio alguno. Les suenan algunos de los personajes que aparecen pero otros le suenan a chino. Yo trato de explicarles quienes son o confirmar que esa señora que aparece en la cama de un hospital tratando de comerse una sopa es su abuela. Me pregunto ¿cómo es que nadie antes se lo había explicado? ¿O tal vez si y lo habían olvidado?, no lo sé… Por si acaso tengo paciencia para refrescarles la memoria foto por foto. Si paciencia a mi no me falta. Últimamente la saco hasta de debajo de las piedras si hace falta. Ayer llegaron más cosas del pasado. Llegó mi sobrino con una bolsa grande lleno de ellas. Había un retrato de mi hermana a los 9 años dibujado por una de mis primas, mas fotografías, esta vez de los 5 primeros meses de vida de mi hermana, un reloj que había dejado de funcionar no se sabe cuándo y lo que más impactó: su traje de novia. Lo tomé en mis manos, en silencio mientras escuchaba a los niños hablar como a kilómetros de donde me encontraba. Estaba impactado. Casi derrotado. El vestido (ya no tan blanco como la primera vez que lo vi) venía revuelto y arrugado. Como tratado con desprecio. Si bien yo trate con respeto quien lo había colocado en la bolsa no lo había hecho. Por un momento me pregunté que había sentido esa persona al colocarlo de aquella forma dentro de la bolsa. No es por el valor económico de la prenda, sino precisamente por su valor sentimental. Revuelto de cualquier forma dentro de una bolsa. Eso era lo único pensamiento que me venía a la cabeza. Sentí pena. Una pena muda, lejana, como el lamento de un bebe abandonado en una montaña y cuyo eco podía escucharse por doquier. Recuerdo con cuanta ilusión eligió mi hermana ese vestido. Mi madre, compartía ese estado de ánimo más por mi hermana que por mi futuro cuñado. Pero que se le iba a hacer, la niña quería casarse por todo lo alto y no iba a escatimar en gastos. El vestido era bonito, elegante a la vez que sencillo. Ahora, mirándolo de nuevo, no más que es un trapo arrugado, inservible y rodeado de un tufillo a rancio mezcla de sal de muchas lágrimas con toques de hiel. Por un momento desee que nadie más que no se lo mereciera se hubiera puesto esa prenda. Me imagine a la novia de mi (ex)cuñado (o a la sargento de hierro o a cualquier otra de las (ex)cuñadas) con él puesto haciendo el tonto por los pasillos de su casa y se me revolvieron las tripas. Igual no, pero conociendo al capullo poco me podía esperar. Sobre todo ahora que piensa rehacer su vida casándose de nuevo. Nada que objetar al respecto. Que rehaga su vida y que aprenda de sus errores. Punto y pelota. Si había alguien que podía hacer uso (aunque sólo fuese a modo de disfraz) de ese vestido era mi sobrina, nadie más. Aunque, mejor dejarlo como está, eso sí bien doblado y planchado (si es posible) y olvidado en un rincón del armario, lejos de la mirada (y recuerdos) de mi hermana.


La Amenaza de la Fantasma.

Debe estar aburrida. Si no no me lo explico. Hay gente que se buscan los problemas ellos solitos. O bien son tontos por naturaleza o masoquistas o una mezcla de ambos. Hace unos post más abajo (concretamente en el que hago un apunte sobre la maldad) volvía a sacar de las ánimas a nuestra archiconocida " Sargento de Hierro". Si todavía no la conocéis os recomiendo que leáis los post correspondientes al mes de Diciembre del 2006 en adelante y descubriréis a todo un personaje (chuzo) pero lamentablemente tan real como la vida misma. Pues bien. Como ya no le queda con quien pelearse (ya ha agotado fuel con el cuñado expresidario) más ha vuelto a pillar la agenda y se ha vuelto a acordar de mí. Bueno no es que se hubiera olvidado (su enorme cabezón cual chupachups de 30€ ó 30 $) simplemente tenía una lista muy grande de gente con la quien pelearse y sembrar odio y hasta que no la ha agotado no ha vuelto a las andadas hacia mi persona. Tiene suerte que no soy de su calaña porque si hubiera sido como ella a esta no le quedaba cara, ni brazos, ni piernas. Es más estaría largo tiempo entretenida buscándolas a lo largo de las cuatro esquinas de nuestro planeta. Desde que su hermano hizo las paces con ella antes de que llegase la Navidad (hasta para eso son previsibles y típicos)ha vuelto a las andadas conmigo llamándome incansablemente al teléfono móvil para después colgar. Valiente actitud infantil de la mamarracha. ¿Os preguntaréis como es que es ella? Pues muy sencillo por los propios niños que han visto con sus propios ojos como lo hacía. Dicen que se reía mucho después de colgar. Cada uno tiene formas de divertirse, mira por dónde. Yo prefiero centrifugarme en una montaña rusa antes de gastar dinero llamando por el móvil sin decir absolutamente nada. He de puntualizar que este tipo de episodios se han producido cada vez que ha habido algún (re)encuentro con mi (ex)cuñado. Ya sea en el juzgado o en alguna que otra (desagradable) ocasión. Automáticamente la llamadita anónima acude en su ayuda. La última, el miércoles, jueves y viernes (después de que fuésemos al juzgado a declarar ante la juez)Tan sólo el viernes me entretuve a contabilizar hasta 15 llamadas en un intervalo de 5 horas. Todo un record. Me han sugerido denunciarla (cosa que ya me planteo), de vengarme de ella con una avalancha de llamadas anónimas llegadas de todas partes del mundo y a cualquier hora (no descarto esa posibilidad) de cambiarme el teléfono (para qué si volverá a conseguirlo y así hasta el infinito y más allá…)No solo mi teléfono móvil sufrió de su enfermiza insistencia. El teléfono de casa fue la primera víctima. Hasta que le coloqué un filtro para bloquear llamadas sin remitente. Gracias a ello la bloqueé y también a los pesados que ofrecen ofertas de Internet, calefacción a gas, electricidad y otras fuentes de energía renovables. ¿Os preguntaréis si me cabreo con las llamaditas anónimas? Pues no. Si algo heredé de mi padre es su flema inglesa. Con no contestar (cosa que le cabrea mucho más) y pulsar la tecla adecuada de silenciar llamada es más que suficiente. A estas alturas de la película y pretenden impresionarme con llamaditas (infantiles) anónimas. Ella, aunque tonta del culo, se ha dado cuenta de ello y ha tirado la toalla (por lo menos de momento) Su estrategia es otra. Este fin de semana han estado los niños con su padre (no veáis las ganas que tenían de irse con semejante energúmeno)Desde que lo van viendo semana si semana no siempre aparece la “Sargento de Hierro” en escena a modo de visita sorpresa a casa de su hermano. Los niños no hablan mucho de ello pero cuando lo hacen se deja entrever que los acosa a preguntas. Por lo que deduzco no consigue mucha información por lo que insiste incansablemente día tras día (No sabe lo que se pierde Mr Bush en contratarla para hacer hablar a los prisioneros de Guantanamo…) de eso sabe un huevo y parte del otro. Si fuese ignorante de la situación, es decir si ella no supiera la realidad de qué o quién es su hermano tendría su justificación. Sería el típico caso de hermana que lucha por la (supuesta) inocencia de su hermano, víctima de la crueldad de una enferma de Parkinson que no le dejaba vivir (bueno está es la moto que nos vendía al principio del culebrón)y que (sorprendentemente)nos hizo creer en varias ocasiones. Pero no. Ella sabía quién era su hermano y lo que hacía. Es más por lo que a mí me consta ella incitaba a su hermano a hacerlo según tengo entendido por los celos que sentía hacia mi hermana desde hacía mucho tiempo. Por qué motivo. Piensa mal y acertarás… A mí, desde un principio, me costó creérmelo pero atando cabos (por lo menso una docena de ellos) uno acaba por darse cuenta de una realidad que ni el propio Pedro Almodovar se atrevería a retratar en una película, a no ser que volviera a sus orígenes cinematográficos. Si lo hace el padre por qué no va hacerlo la hija. Son tal para cual... Pues bien, a lo que iba. Ahora ha abandonado el acoso telefónico para pasar otra táctica. Los niños me comunicaron ayer que este fin de semana no habían visto a su tía, pero si habían hablado con ella. Ésta les había comunicado que tenía mucho interés en hablar con ellos. ¿De qué? No tengo ni idea. Ni ellos mismo lo saben. Les ha preguntado a qué hora salían del colegio (la niña le ha mentido en la hora) y que un día de esta semana iba a esperarles en el bar de la esquina para hablar. No sé si lo va a hacer. Puede que sus intenciones no sean las de incordiar a los niños sino incordiarme a mí. Sabe que los niños me lo iban a decir. Que posiblemente yo me inquietaría. Busca la provocación. Igual espera que yo aparezca por allí para partirle la cara (cosa que no tengo la más mínima intención) y tener una excusa para acusarme de algo. Se piensa el ladrón que todos son de su condición. Yo a todo esto le he preguntado a los niños si querían hablar con ella en privado. Ellos me han dicho que no. Aun se acuerdan muy bien de las amenazas, los pellizcos y los golpes en el pecho con la mano abierta producidos por semejante ser como para confiar de nuevo en ella. Además por convenio no debería jugarse el pellejo, sobre todo el de su hermano (que sabiendo de las intenciones de su hermana no hace nada al respecto). Según lo estipulado, la familia paterna sólo puede ver a los niños si está acompañada del progenitor y en los horarios estipulados ante la juez. Cualquier variación en el tema se debe comunicar (en este caso a mí, tutor de los niños, para que de mi consentimiento y si es necesario estar presente en dicho encuentro). No si al final va a resultar más tonta de lo que parece. O en caso contrario parece que ha vuelto con las pilas bien recargadas. Ya lo iremos descubriendo durante el transcurso del tiempo. De momento está aquí agazapada entre las sombras como un chacal acechando a su presa.

domingo, febrero 24, 2008

Microcuentos Volumen 2

"- Qué forma más original de ver el mundo. Murmuró el ciclista mientras permanecía estirado en el suelo esperando a que alguien lo socorriera."

"Vivieron siempre muy unidos y en perfecta armonía... hasta que el cuchillo los separó en finas lonchas."

"En un arrebato el final mató al principio por mera envidia. Entonces se dio cuenta que su vida no tenía sentido y dejó de existir."

"-¿Qué habrá al otro lado? Preguntó un moco a otro al descubrir la existencia de otro orificio en la nariz."

"No sabía porque la detenían hasta que se puso las gafas y vio sujetaba de la mano a un niño que no era su hijo."

"-Hola me llamo Sístole.

-Pues yo Diástole.

-Encantado de conocerte.

-Lo mismo digo.

-¿Y qué te cuentas?

-Pues estoy siempre que no paro.

-! Qué casualidad, yo también!

-¿Y si nos tomamos unas vacaciones?

-No sería mala idea. Creo que nos lo merecemos.

-¿Pues a qué esperamos?

PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII..."

©Richard A. Archer

Dani visto por Adam

El pasado viernes fuimos de visita al Casal “La Casa Groga” (Centro Cívico) del barrio porque Dani, amigo de toda la vida, participaba en un concierto de Jazz y Big Band. No soy muy amante de la música Jazz. A no ser que me la pongan de fondo en el interior de un ascensor o bien mientras compro en unos grandes almacenes (jajajaja) Así de ignorante soy, lo reconozco (por lo menos eso intento) Ojo me gusta la música tanto como el cine, pero no me busquéis nunca en un tablao flamenco, en un concierto Metalero o en una sesión de Jazz. Hago excepciones (por los amigos lo que sea) y reconozco que me lo pasé muy bien, sobre todo con la parte final (no seáis mal pensados) que fue en la que participó Dani junto a una docena de músicos (todos ellos novatos) a modo de una orquesta "Big Band". Me llevé a los niños, por lo menos para que se culturizasen un poco y dejasen de apasionarse (de momento están en fase recuperable) con horrores como el "Reggeaton" o el cansino y aburrido arte de los poetas urbanos llamado "Rap". No disfrutaron mucho, lo reconozco. El Jazz no es para mucha gente. Yo mismo me fui a tomar el fresco un buen rato antes de volver a la sala durante la primera parte del mismo. Eva, que venía con nosotros también hizo lo mismo (Amparo se escaqueó y nos dejó abandonados) . Miguel no, él se quedó como buen niño escuchando improvisaciones y otras lindezas sonoras. Cuando le tocó el turno a Dani y su Banda (muy cachonda por cierto) no nos movimos de asiento, a no ser para mover los pies o para ayudar a Adam (mi sobrino) a tomar fotos con la cutre cámara del móvil de Eva. El resultado: aquí lo tenéis. Salen difuminadas, como movidas pero a la fin divertidas. Lo mejor de todo es que al final los niños comenzaron a seguir el ritmo de la música con los pies. Algo es algo. Sin duda el momento que se lleva la plama: la recreación (dos veces fallida pero esforzada) del tema principal de la serie Hawaii Five-O.

Dislexia.

Extraído de una conversación rutinaria con mi sobrina:

-Tito estoy leyendo un libro que es un poco rollo.

-¿Cómo se titula?

- Manolito Pan y Vino.

-¿Manolito Pan y Vino?

- ¡Ay, no! Marcelino Gafotas.

Al final y después de reírme un buen rato aun no logré averiguar qué puñetas estaba leyendo la niña.

La familia y trastos viejos, pocos y lejos...

“Pobre Caroline…” Esta es la frase más recurrente escuchada en labios de muchos miembros de mi familia. Pero sólo se queda en eso, en dos palabras. A veces también aparece otra frase: “A ver si un día de estos vamos a verla…”, una sintaxis un poco más comprometida pero tan estéril en su resultado como tratar de sembrar un campo con kilos y kilos de cal viva. He hablado muchas veces de la familia del capullo pero poco de mi propia familia. Por lo menos la que tengo más cerca y que pertenecen a la rama de mi madre. En primer lugar no tienen ni punto de comparación con la pandilla de mamarrachos y de seres de circo de la (ex) familia política de mi hermana. Tienen sus defectos (y alguna virtud) como todo el mundo, pero nada que ver con el comportamiento animalesco de "El otro lado". De eso no tengo duda. Y no es que porque sean mi familia. Hay cosas que no tienen cajón. Sin embargo en cuestión de desidia no les gana nadie. Excusas todo el mundo sabe poner, desde el típico “No tengo tiempo”, “Estamos muy liados ”, hasta un largo etcétera. Cualquier dribleo es bueno con tal de no acercarse ni un solo momento a ver a mi hermana. No todos se han comportado así, hay excepciones, pero también ha habido quienes se merecen formar parte del museo de los horrores (crueles horrores) El numero uno se lo lleva una de las primas de mi madre, una tipa forrada de pasta hasta que se le salen de las orejas que basa su vida en el odio hacia todo ser viviente (en especial predilección por su hermana y sobrinos) y en coleccionar muebles antiguos. Dicho ser tiene la virtud (o el defecto) de emular al río Guadiana: aparece y desaparece por arte de magia. Cuando hace acto de presencia (cual bruja Maléfica de La Bella Durmiente del Bosque) no es sino para sembrar odio y malestar. Como una especie de “Angela Channing” engaña posee un arte para engañar haciéndote creer que en ese momento está de tu lado y que va a hacer todo lo posible por echarte una mano (una garra llena de pinchos podrida y hedionda diría yo). La última vez que apareció prometió ayudar a mi hermana, personalmente, le dio esperanzas, anhelos iba a hacer todo lo posible por buscarle los mejores médicos para que la sacasen del pozo donde se encuentra atrapada. Al final no hizo nada. Dejó a mi hermana esperando sin ningún atisbo de solución por su parte. Es más, arrepentida de su oferta me llama un día para recriminarme lo mal hermano que yo era ¡porque no hacía nada por mi hermana!… Oír para creer. Me lo estaba diciendo una tiparraca que odiaba a muerte a su propia hermana (enferma) y a la que deseaba la peor de las muertes. Una tipa que nunca tuvo hijos por el simple hecho de que estos no se comieran su fortuna. Que por cierto había amasado gracias al odio, el egoísmo y la codicia. Ni tiempo me dio para decirle que se metiera todo su dinero en el culo. Colgó. Así de fácil. Como una tarántula o escorpión me dejaba a mi todo su veneno y se quitaba el problema de encima. Eso sí, me dijo que todo su dinero y sus casas (la de Paris, Roma, Capri y Barcelona) iría a parar a un convento de Carmelitas y a Greenpeace antes que ir a parar en manos de un médico que pudiera ayudar a mi hermana. Prefería ayudar a las ballenas o a dar dinero a la iglesia (supongo que haciéndolo se pensaba asegurar un lugar de privilegio en el cielo) que ayudar (cuando ya se lo había prometido a la propia enferma). Cierto es que cada uno hace con su dinero lo que le dé la gana, ya sea si se lo ha ganado con el sudor de su frente o con el sudor de su espalda o bien ambicionando y conspirando cual rata de cloaca. Lo que no veo justo es que se juegue dando esperanzas a aquellos que realmente necesitan ayuda para luego dejarlos en la estacada. Eso es crueldad. En el amplio sentido de la palabra. Una actitud tan deleznable como cuando mi (ex)cuñado cuando se regocijaba golpeando e insultando a mi hermana. Pero, a todo esto ¿Qué es peor, prometer ayuda y negársela o no hacer absolutamente nada? Pienso que despreocuparse es tan infame como hacerlo y luego quitar la mano tendida a modo de ayuda. ¿Cómo es posible ser tan ciegos y negar un poco de aliento a una persona que lo necesita? Ni una simple llamada, ni una simple visita, ni una mísera ayuda. Nada. Vacio. Eso es lo que he recibido de mi familia. Luego, claro está, cuando todo termina y el atormentado acaba en un ataúd vienen los lloros “Ay, si lo llego a saber…” o “Podría haberla ayudado más…” Típico. Por lo menos siempre quedan los amigos. Al menos a estos los elijes…

sábado, febrero 23, 2008

Microcuentos Volumen 1

“Recorrió el mundo buscándose a sí mismo sin ningún resultado. Cuando por fin llegó a casa y se asomó al espejo del cuarto de baño descubrió que por fin se había encontrado. “

“Supo que había abandonado por fin la realidad cuando comenzó a soñar.”

“Por fin encontró al hombre de su vida. Justo cuando ambos coches se estrellaban mortalmente en un choque frontal.”

“¿Estará construido mi ataúd? Pensó el hipocondríaco. “

“Cuando vio las barbas de su vecino cortar lo detuvieron por mirón. “

“Un segundo antes de morir achicharrado en la silla eléctrica descubrió que él no era el culpable.”

“Cerró los ojos y sus zapatillas dejaron de hablar.”

“Prometió dejar de beber. Justo cuando ambos coches se estrellaban mortalmente en un choque frontal.”

©Richard Archer

viernes, febrero 22, 2008

¿Luz o tinieblas?

Es de todos bien sabido que todo el mundo tiene un lado oscuro, un lugar siniestro en nuestras entrañas que debería permanecer dormido o controlado desde que tenemos uso de razón. Dependiendo de la naturaleza de la persona a veces no es fácil mantener a la bestia dormida, sobre todo cuando hay momentos en la vida en la que las defensas menguan y no podemos ofrecer una barrera lo suficientemente estable a esa puerta que la encierra y poner en marcha nuestro lado tenebroso de la fuerza. Sino que se lo digan a Annakin Skywalker. Bromas aparte...

A lo largo de los años uno se ha cruzado con mucha gente, de todo tipo he de reconocerlo, algunos buenos, otros malos, otros más bien tirando a gris oscuro y muy pocos en tono blanco nuclear. La conclusión que he sacado (tampoco es que haya descubierto la sopa de ajo con ello) es que hay gente buena y gente mala sobre la faz de la tierra(¿debería ganar un Premio Nobel por tal descubrimiento? Jijijijiji Jejejeje jojojojo). Pues bien después de esta banal apreciación a modo de primera reflexión, como una tenue pincelada sobre un lienzo virgen, permitidme, por un momento, ahondar en el posible lado metafísico de la maldad según a mi modo de parecer. No voy a hacer como Sisterboy y hablar como hace en su blog (baste decir de forma inquietante pero interesante) acerca de asesinos en serie. Me gustaría afrontar la maldad desde otro punto de vista, bien como algo abstracto y menos imparable que la furia asesina de unos desquiciados con problemas de autoestima o vete a saber que otros trastornos de personalidad. En primer lugar soy de los que piensa que si existe bondad (os aseguro que la existe) ya sea de muchos tamaños y formas también existe maldad en la misma mesura que su antagonista. Para que haya bien hace falta que haya mal, pero ojo siempre en la misma mesura, si se desequilibra la balanza (cosa que me parece matemáticamente imposible) el caos se adueña de la situación y enturbia el horizonte como un espeso banco de niebla confundiendo a todo aquel que lo contemple. Existe una teorías reencarnacionistas que comparto en opinión que habla acerca de la necesidad del equilibro entre la armonía y el caos. Vamos, que de misma forma que hay seres que evolucionan (ya sabéis aprendiendo de las situaciones que se vean afectados, sean de la índole que sean) también hay gente que involuciona, sobre todos aquellos que acumulan ceguera debido al odio, envidia, egoísmo y toda suerte de cosas chungas que alguien en su día denominó pecados capitales (para más información repasaos el catecismo o si no leéis veros la aburrida “s7ven” (David Fichtner,1996)) Una de las pocas cosas que aprendí durante mi periplo por el (farragoso) mundo esotérico fue a escuchar al silencio. Os aseguro que el silencio habla y dice más cosas que una docena de oradores cargados de los mejores pensamientos filosóficos de la humanidad. Os propongo un ejercicio básico (igual ya lo habéis practicado alguna vez) se trata de que cuando os encontréis en la calle os fijéis en la gente que os rodea. Escuchadla, ved como se mueven e interactúan. A veces, os puede llegar información acerca de ellos, información acerca de la edad y el estado evolutivo de su alma (da igual que no creáis en su existencia). Hay rostros que hablan. Gente primitiva, casi primigenia. Gente con una actitud básica hacia sí mismos y hacia los demás. Pero habría que diferenciar cuales de ellas son almas jóvenes y cuales almas en estado regresivo. Es posible que unos acaben literalmente de aterrizar en esta existencia y están aprendiendo desde lo más rudimentario. Son como rocas a las que hay que tallar para sacar un diamante en bruto o en su lado contrario un trozo de carbón más negro que la madriguera de un topo.

Los peores son aquellos que llevan mucho tiempo deambulando en este plano pero encontrarse en una situación de retroceso. Son seres que no quieren aprender de sus errores y prefieren caminar siempre en círculos enfurruñándose consigo mismos (y de paso con los demás). Son seres con una carga de energía (en este caso negativa) acumulada de la potencia de un misil termonuclear. Son peligrosos, autenticas bombas de relojería. Un peligro consigo mismos y para los demás. Son seres que se pasan su existencia produciendo un mal constante. Como un tumor de crecimiento lento, casi inocuo pero potencialmente maligno. Muchos de ellos saben que hacen daño. Incitan a otros a hacerlo y se regocijan de su maldad y del daño que producen. Para ellos el mal es una especie de superdroga que los mantiene como en estado de euforia constante. Algunos confunden (o pretenden asociar) ese mal con locura, ya sea transitoria o bien permanente. No tiene nada que ver. Los locos no son conscientes del mal que pueden producir. Son instintivos, básicos, pero en definitiva inconscientes. Curiosamente en estos días que deambulo con mi hermana por la sala de psiquiatría he podido darme cuenta de ello. No, los malos de verdad, aquellos que disfrutan con su maldad son cien por cien conscientes de sus actos y disfrutan como monos destruyendo todo a su paso. No todos son iguales, cada uno de ellos está versado en una especialidad. Los hay que gozan del poder de la avaricia, hay quienes disfrutan haciendo daño con su egoísmo, los hay que sufren verdaderos éxtasis de placer sembrando ira allí donde pasan. La maldad (como la bondad) existe en todos los grados y estatus sociales. Adoptan muchas formas y abarcan todo tipo de profesiones, ya bien en forma de políticos, gente versada o como personas anónimas de la calle. Sigo pensando que los peores malos son aquellos que son conscientes de ello. Los que realmente saben que hacen el mal pero se auto convencen de que ellos son buenos y portadores de la verdad absoluta. Son aquellos que culpan de sus desgracias a los demás y son los peores porque se marcan un objetivo primordial: “Joder la marrana”. Se vuelven incansables, porque nunca se encuentran satisfechos con los resultados conseguidos y porque ven como sus víctimas sobreviven día a día superando con éxito sus incansables ataques.
El mal como el bien está en la naturaleza de los seres. Esa es otra verdad como un templo. Las energía que nos rodea puede ser canalizada hacia una sola dirección si nos lo proponemos. Hay cura para el mal (por lo que también debe haber cura para el bien) pero depende mucho de la naturaleza que lleva cada ser educar o reconducir esa energía hacia un lado u otro de la balanza. Uno puede entrar de cabeza en el lado oscuro como salir por si mismo del caos. Depende de las ganas que le pongamos. No hay una persona cien por cien buena como una persona cien por cien mala (hasta Hitler o la Madre Teresa de Calcuta tendrías sus buenos y malos momentos) Herramientas para encaminarnos (o descarriarnos) tenemos todos. Tentaciones haberlas haylas pero también hay momentos de lucidez y de saber dominar la bestia. De ti depende: “O tú cabalgas sobre la bestia o la bestia cabalga sobre ti…”

Dedicado con cariño a mi querida "Sargento de Hierro", que desde las sombras, aun sigue cosechando maldad en cantidades industriales.



miércoles, febrero 20, 2008

Bendita (e inocente)ignorancia.

-¿Tito quién era Hitler?

Adam a su tío Richard después un comentario acerca del susodicho dictador Alemán.

La esencia del silencio.

Una de las cosas que predominó durante la jornada de ayer, durante el momento que permanecimos en el juzgado de familia de la Calle Valencia en Barcelona fue el silencio. Un silencio tan denso como una pared de plomo de un kilometro de espesor. Si, teóricamente allí no se iba a celebrar nada agradable, aunque no sea políticamente correcto expresar a lo largo de estas líneas una satisfacción rotunda y llena de plenitud, por lo menos por lo que a mí respecta. Se acabó. Fin de una etapa pero no de una historia. Todo quedó contrastado y firmado, a pesar de cierta incertidumbre por parte de la juez que llevaba el caso. Os cuento con más detalle. Mi hermana y yo llegamos al juzgado media hora antes. Durante el trayecto aproveché para invocar a los espíritus familiares poniéndole en el coche el casete donde se encontraban registradas las voces de mis padres, abuelos, amigos y nosotros mismos. Lo utilicé a modo de terapia. Mi hermana estaba tensa. Lógico. Iba a poner fin a 24 años de relación y 16 de matrimonio. Eso pesa y comprendo que pese al dolor que ha sufrido durante todos los años de su vida con el padre de sus hijos cosas buenas, aunque pocas, también ha habido. El rostro de mi hermana al salir del hospital era un rictus. Por un lado hacia casi un mes que no pisaba la calle, y ahora, cuando lo hacía no era precisamente para pasear ni para irse a comprar cantidades industriales de Donuts de chocolate (sus favoritos). Como ya he repetido iba a cerrar una parte de su vida. He de decir que ya tenía en mente darle la “sorpresa” de ponerle la cinta con las voces del pasado. He de reconocer que en algún momento pensé en no hacerlo. Sólo le faltaba que uno de los días más importantes (y porque no, dolorosos de su vida) le restregara por los oídos el sonido de las voces de aquellos seres queridos del pasado que ya en esos momentos no se encontraban con nosotros. Reconozco que me sentí un poco cruel aunque el resultado final fue muy distinto a lo especulado. Una de las cosas que conseguí tras poner en marcha la cinta fue que sus labios se relajasen considerablemente despegándose el uno del otro, dejando paso al tenue esbozo de una tierna sonrisa. Su cuerpo se relajó automáticamente, se sentía segura, arropada por la voz de mi madre, de mi padre e incluso escuchándose a ella misma con 35 años menos. De vez en cuando me miraba. Supongo porque se acordaba de situaciones que en la cinta no eran ni remotamente visibles. Recuerdos tal vez de gestos, de imágenes de miles de detalles que a uno mismo en estos momentos se le escapa de cualquier posible explicación. Una cosa si está bien clara. La invocación del pasado en forma de cinta magnética funcionó. Tener a sus padres allí, aunque sólo fuese en voz le dio fuerzas y algo de seguridad. Por lo menos eso es lo que yo pude percibir al respecto. Llegamos al juzgado y esperamos a Paloma en la puerta. Como no llegaba (tenía otro juicio en los juzgado de Santa Coloma de Gramenet) decidimos entrar, además comenzaba a chisporrotear. Ya dentro apareció un señor muy nervioso que se presento como el abogado de mi (ex) cuñado. El tipo estaba muy agitado pero se presentó muy amable y cortés con nosotros. Se interesó en el estado de salud de mi hermana y nos comentó que Paloma le había llamado y que estaba ya llegando al juzgado. También nos dijo que el capullo (él no lo llamó así) estaba arriba esperando. Esperando a los ascensores se me ocurrió preguntar por el EAIA. La respuesta del abogado fue una subida de ojos y una sinceridad fuera de toda duda acerca de lo que sentía hacia la tipa responsable y su afán por boicotear todo lo relacionado con el litigio y el asunto de los niños. Nos comunicó que no nos preocupásemos que allí no había nadie que no fuese más que los propios interesados, es más, nos dijo que había avisado al capullo de que no dijese nada a los responsables del EAIA para que no entorpecieran la causa. En eso llegó Paloma. Después de los saludos cordiales volvió a salir el tema EAIA a relucir dejando al final la cosa como lo que realmente era. Un berrinche de una inepta llena de prejuicios y sin pies ni cabeza. Ya habría tiempo más delante de encargarse judicialmente de ella. Tardamos un poco en subir debido a que solo funcionaba un ascensor y el que quedaba con vida no hacía más que subir y bajar plantas que no correspondían con la que a nosotros nos interesaba. Cuando llegamos, por fin pudimos ver, nada más abrirse las puertas a mi (ex)cuñado sentado en una butaca de plástico, haciendo ver que leía un periódico. Lo curioso es que no noté nada de nerviosismo en mi hermana, por lo menos en ese instante. Mientras Paloma y el abogado del capullo arreglaban papeles mi hermana y yo nos sentamos a esperar, a dos escasas butacas de donde se encontraba el capullo. No nos dijo nada, ni falta que hacía. Se dedicó a mirar como interesado el periódico y taparse la cara con él el mayor tiempo posible. Noté como mi hermana hacía un par de miradas fugaces (moviendo el cuello lenta y torpemente) hacia él. Solo recibió silencio. Qué más podía esperar. En esos momentos y pese a lo que ha sucedido en todos este tiempo me dio por pensar en lo complejo (y extraño) que resulta el comportamiento humano. Tres personas sentadas en una misma sala con muchas vivencias compartidas y ahora sólo había silencio entre ellos. Era como tres extraños que coincidían en un mismo día y hora con la única cosa en común que haber elegido un idéntico lugar concreto. A ver, tampoco esperaba más, ni lo estaba deseando. Pero uno no dejaba de pensar en cómo unas (duras) circunstancias determinadas podía convertir en personas con muchos vínculos en común en perfectos extraños. Era como tratar de darle sentido o lógica a un cuadro de Salvador Dalí o Mauris Cornelis Escher. No por ello dejé de sentir tristeza a pesar que en lo más fondo de mi corazón desease quitarme de encima a ese personaje de mi vida. Resulta irónico que en esos momentos pudiese hacer justicia sobre que ganada cada uno de todo ello y que se perdía. A grosso modo unos ganaban la libertad, a partir de entonces podrían hacer con sus vidas sentimentales lo que le dieran en gana y sin dar explicaciones a nadie (aunque aquí quien más salía ganando era el capullo ya que mi hermana de momento no cuenta con muchas posibilidades y ahora mucho menos después encontrase donde se encuentra ahora internada) por otro lado otros ganábamos la posibilidad de ejercer una paternidad que no estaba ni siquiera planificada, por lo menos desde antes de que este violento terremoto sacudiera los cimientos de la familia. Por último, otros ganaban la posibilidad de poder rehacer sus vidas en el seno de una nueva familia (atípica para algunos sectores conservadores de la sociedad) pero en definitivas cuenta un nuevo y peculiar núcleo familiar. Permitidme que me confiese sobre algo que estos días atrás me viene mucho a la cabeza y que no es más que el resultado de una conversación que mantuve con una de mis primas sobre el asunto de mi hermana. Es algo que también me sobrevino durante el tiempo que estuvimos sentados esperando a entrar para hablar con la juez y que vino propiciado por el profundo silencio que reinaba pese al bullicio de la gente que nos rodeaba en ese momento. Hace unos día mi prima, por teléfono me comentó algo que en un principio no le di toda la importancia que se merecía. Si me llamó la atención pero no lo suficiente como para darle vueltas al asunto. Supongo que son ese tipo de comentarios que se hacen a veces y que deben permanecer u n tiempo en las neuronas macerando como si fuese un tipo de licor extravagante y con mucho cuerpo. El comentario en resumidas cuentas hacía referencia a como tanto mi hermana como mi (ex) cuñado habían conseguido endosarme su vida (o lo que quedaba de ella) tras su (porque no decirlo ya preconocido) fracaso matrimonial. Yo lo resumo a “recoger los pedazos” aunque a simple vista (y dentro de su más que complejo significado genérico) suene como a muy liviano. Sus vidas están hechas trizas y yo me he quedado con una parte de ellas para tratar de reconstruirlas. Nunca habría sino más cierto. Pero elegir ese camino tiene también su precio. A la larga he de reconocer que he supeditado mi propia vida a reconstruir lo que queda de la de mi hermana. Ojo en ningún momento quiero dar a entender o provocar ciertos malentendidos ni que tras asumir ciertas responsabilidades me lamente o me retracte sobre el resultado final de toda esta compleja ecuación. Sólo apuntar que a veces veo como mi vida ya no es cien por cien mía, supongo que es un sentimiento muy común en personas que hayan vivido una situación semejante. Cuidado, tampoco quiero que nadie me relacione conla palabra egoísmo, simplemente dejar constancia de que muchas veces me siento como el Carpatia tras el hundimiento del Titanic.

Lo que sucedió después de la (larga) espera fue que nos llamarón por separado. Primero entré yo. La juez estaba esperándome sentada al final de una mesa alargada. El abogado de mi (ex)cuñado me acompañaba y se sentó a mi derecha, a mi izquierda estaba la procuradora, que se embolsó en un plis plas 150 euros (100 por mi parte y 50 por parte del capullo que se había negado a pagar más...) La juez me preguntó si estaba de acuerdo con tener la guarda y custodia de mis sobrinos. Yo le contesté que si. Luego me preguntó, como insistiendo si sabía a lo que me atenía, sobre todo al tema de horarios de visita, vacaciones o demás mandangas. Yo le volví a contestar que sí. La secretaria de la juez tomaba nota. Entonces la juez me preguntó cómo es que el padre no quería tener a los niños con él. Se produjo otro silencio tenso en la sala. He de decir que la pregunta me pilló por sorpresa y no sólo a mí sino también al abogado de él que trató de salir del entuerto con una justificación. La juez le hizo callar la boca y me pidió que le contestara. Podría haber dicho muchas cosas. Podría haber sido en esos momentos un volcán en erupción escupiendo respuestas tan ardientes (e hirientes) como la lava. Pero no merecía la pena en ese momento. Hablar de los maltratos, de cómo habían sufrido esos niños todos esos meses etc… No, pienso que aquel no era el momento. A no ser que la juez me pidiera que fuese mucho más concreto. Simplemente me limite a decir que mi (ex) cuñado quería marcharse de Barcelona y que los niños querían quedarse conmigo porque les gustaba mucho el colegio, el barrio (es lo que tiene vivir en el campo y en las afueras de una metrópolis cono la Ciudad Condal) y vivir con su tío. Ella me preguntó a dónde quería marcharse el padre de los niños, yo le contesté que no lo sabía aun y ella comentó que eso podía perjudicar el tema de las visitas. Yo traté de aclararle que si se iba posiblemente lo hiciera cerca de Barcelona pero no en la ciudad en sí. En todo caso era una decisión de él y que yo no tenía aun conocimiento de intenciones de marcharse ni a donde. Su abogado salió a la defensiva aclarando que él veía correcta la actitud de marcharse de su cliente y que tampoco había ninguna incongruencia acerca de ello, incluso le ofreció la posibilidad de que la juez hablase con mis sobrinos para que ellos mismos le aclarasen cualquier duda. La juez me preguntó si los niños vivían ya conmigo y yo le contesté que sí, desde navidad. Después de esto me dijo que ya me podía marchar. Entró mi hermana. Paloma estaba nerviosa de cómo podría responder ella ya que en ese momento le costaba hablar. Después de una pequeña (pero larga) espera, que nos dio tiempo de comentar por lo bajini la jugada (bajo la atenta mirada de mi cuñado) salió. Curiosamente había contestado a la juez sin derrumbarse como sucedió el día que fue a declarar en los juzgados de la Dona de L´Hospitalet (terrible episodio que ya narré en este blog tiempo atrás) El abogado del capullo le felicitó y tranquilizó a Paloma que estaba bastante nerviosa. Entró el capullo y después de un rato salió. No dijo nada, fue su abogado quien nos comunicó que aclaró el tema de los niños dejando a la juez aparentemente convencida. Firmamos las actas y nos marchamos, los 5 en el ascensor. A la salida nos despedimos (unos de forma algo más cordial, otro de forma tenue) Paloma nos comentó que de momento estaba todo correcto. Igual por alguna razón la juez llamaría a los niños pero posiblemente no lo hiciera. Me dijo que deberíamos esperar un poco (igual un mes como mínimo) y todo ya estaría definitivamente finiquitado. De momento lo más gordo ya lo habíamos pasado, es más igual ya estaba incluso resuelto. Me llevé a mi hermana al hospital regresé a casa. Aquella misma tarde mi sobrina había invitado a dos compañeros de clase a merendar. Tenía que adecentar la casa un poco. Cosa que hice.

martes, febrero 19, 2008

Día D hora H

Hay momentos en la vida de una persona que marcan. Son días señalados en un calendario con una hora estipulada. En mi vida ha habido varios de ellos. Son días y horas especiales. Comencé a darme cuenta de ello el día que mi padre entró en quirófano a vida o muerte después de una estancia rutinaria en el hospital debido a unos dolores intestinales. Nadie se esperaba que aquellos retortijones eran debidos a un coágulo de sangre que le había taponado una vena en el intestino delgado y lo estaba gangrenando. Recuerdo cuando entró en quirófano, con la cara pálida, la nariz afilada y los ojos hundidos. Aun tuvo tiempo de bromear y sacarnos la lengua a mi hermana, a mi madre y a mí. Mientras esperábamos que saliera de quirófano (con tantas horas muertas pero tensas para pensar) de repente me di cuenta que si por cualquier motivo (y tenía muchos) moría en el quirófano nuestra vida cambiaría radicalmente. Todo lo que conocíamos, todos los planes que teníamos se tendrían que sacrificar y deberíamos comenzar una nueva vida, posiblemente a años luz de cómo teníamos planeado. Supongo que a muchos de vosotros os ha sucedido alguna vez una situación semejante, es posible que incluso no os hayáis dado cuenta. A todos nos pasa. Son días y horas pintadas en tinta indeleble en nuestro propio destino. Hace días que padezco insomnio. La situación familiar, aunque aparentemente solventada aun se encuentra en ebullición. Cada día suceden miles de cosas, muchas de ellas de índole cotidiana, vamos del día a día, otras un poco más concretas y complejas. Sobre la situación de mi hermana hay algunos cambios. Ayer conseguí citarme (y encontrarme) con la asistente social del hospital tras dos semanas de larga espera. Como de un tiempo a esta parte uno no cree mucho en las ayudas sociales (visto con las perlas que me he encontrado a lo largo de este último año) tengo tendencia a tomarme el tema con otra filosofía algo férrea (un poco de mal rollo a veces hace que las cosas se muevan os lo aseguro) A mí o a nadie tiene ganas a estas alturas de que le tomen el pelo, para falsas promesas ya tenemos a los políticos (jejeje jojojo jajaja…) La cuestión es que ayer conseguí mover varias cosas. En primer lugar conseguí que mi hermana pudiera disponer de una revisión de su grado de invalidez, dejado de la mano de Dios por parte del capullo de su marido desde el año 2000. Sus 65 % de invalidez puede incrementarse considerablemente y gracias a ello recibir las ayudas pertinentes como la Ley de dependencia en grado III, en segundo lugar se movió la posibilidad de trasladarla a otra residencia mucho más cercana a casa. Este paso es más lento aunque espero poder acelerarlo de alguna forma (ya se me ocurrirá algo) De momento no la cambian de psiquiatría, entre otras cosas porque por lo menos allí controlan su pasión por robar pastillas. Una lástima, si, pero por lo menos, desde que está más controlada se puede hablar con ella pese a su constante insistencia en mirar el reloj o quien se encuentra tras el mostrador para ver si, por lo menos, puede colarse al office y aprovisionarse de medicamentos (suyos u ajenos)... Yo le he pedido a la asistente social un apoyo psicológico para mi hermana. Por lo menos ya que está en psiquiatría que algún especialista le ayude a poner los muebles de su cabeza en orden o por lo menos algo más organizados. Creo que este punto lo tengo (inexplicablemente más crudo) pero por lo menos que conste en acta. Hablamos de la situación con el EAIA. Aunque yo ya ando un pelo cansado de explicar siempre la misma historia le narré, con mucha paciencia y con todo detalle, todo lo que nos había sucedido a lo largo de este tiempo y como había actuado el EAIA al respecto. He de decir que a la asistente le costó creerse la cantidad de incongruencias y despropósitos por parte de este supuesto grupo de ayuda al menor. Yo, acostumbrado a este tipo de reacciones, le dije de forma pasmosa que no era la primera en extrañarse al respecto y que como ella había una larga lista de personas boquiabiertas que aun estaban tratando de asimilar la situación que estábamos viviendo al respecto. Después de la charla subí a entregar a mi hermana una bolsa de ropa. El motivo: hoy Martes 19 de Febrero de 2008 a las 13 horas tenemos cita en el juzgado para familiar para cerrar definitivamente (echar carpetazo me gusta más pero queda muy vulgar) los lazos matrimoniales de mi hermana con el capullo (llámese vulgarmente divorcio) y consolidar de una vez por todas la guardia y custodia de los mis sobrinos hacia mi persona. Es decir si todo va bien dentro de unas horas habremos cerrado un libro para comenzar otro completamente nuevo. Afortunadamente para mi hermana dejará de tener lazos familiares con la parentela de su (ex) marido, este podrá casarse de nuevo y llenar el mundo de churumbeles (cosa que en casa hace tiempo ya venimos apostando) y los niños podrán disfrutar de una nueva vida sin el miedo a que su padre pueda cambiar de tercio (ayudado por el EAIA) y devolverlos a su yugo familiar. Por mi parte mis lazos con dicho personaje no se cierran definitivamente. Es un precio que he de pagar si quiero tener a esos niños a mi cargo. Espero que la distancia se vaya alargando lo máximo posible día a día hasta que ni yo, ni Miguel ni los niños tengamos que verlo durante mucho tiempo. También me quedan por atar muchos cabos sueltos, sobre todo económicos. De momento he conseguido liquidar un plan de pensiones y con ello poder pagar una tercera parte del divorcio de mi hermana. Algo es algo. Pero aún queda mucho por hacer. Ojo, no quiero con ello ganarme el cielo. Sólo quiero cerrar una etapa de mi vida que no se la deseo a nadie. A veces hay sacrificios que uno paga con los ojos cerrados y sin pensárselo dos veces. Aunque quite horas de sueño y te encuentres sumergido en un bache del tamaño de un gigantesco cráter lunar. En cuento esté resuelto este tema os cuento más. Son las 6, 30 de la madrugada, tengo un poco de sueño y un día muy largo por delante. Me voy a dormir un rato.

jueves, febrero 14, 2008

Los mismos perros...

No suelo hablar de política en este blog. Entre otras cosas porque me importa una mierda, así de claro y tajante y porque no voto (debido a mi condición de extranjero). Sé que podría hacerlo (ya me lo han ofrecido en varias ocasiones), y que de esta forma tendría derecho a quejarme (vamos a ver como si por no votar un pierde el derecho a opinar, y los que me conocéis sabéis que yo n callo ni debajo el agua (y mucho menos cuando me pisan). Repito no me decanto por nadie, me importa un carajo la derecha y la izquierda el centro moderado o los partidos extremistas. A todos los veo iguales, aunque muchos de ellos se cansen de opinar r lo contrario. Ni pienso mover el culo del sofá de mi casa el día de elecciones ni tengo ganas de perder tiempo en darle mi apoyo a una cuadrilla de personajes que, a mi parecer, sólo saben que preocuparse de sí mismos, prometer mucho, no hacer nada; tan sólo llegar al poder y llenarse los bolsillos prometiendo el oro y el moro a base de tomar el pelo al contribuyente. Insisto: no importa de qué esquina del río pertenezcan, al final el poder corrompe tanto a unos como a otros. Fijaos sino lo que sucede en nuestra vida cotidiana, en nuestro propio trabajo cuando más de un trepa (seguro que algunos de nosotros incluidos en alguna ocasión) ansía estar sentado en el trono del jefe ganando pasta gansa mientras los subordinados mueven el culo a sus (nuestras) órdenes. Estos días un grupo de líderes de distintos países luchan por conseguir el voto en varios países del planeta. Cuando dan fragmentos de los discursos suelo fijarme mucho más en la gente que aparece tras los líderes que en el candidato en sí. A veces pienso en qué es lo que mueve a esas personas a seguir a un líder y permanecer de pié detrás de él aguantando todo el rollo del discurso mientras agitan unas banderitas o aplauden en determinados momentos de la cháchara. Igual es algo divertido como ir al cine a ver una película o ir a un partido de futbol (otro tema nefasto de que igual algún día hago un comentario en este blog). No sé, es posible que escuchar a un líder político tenga hasta su encanto. Yo no se lo veo. Sólo siento vergüenza ajena viendo como unos tipos se les llena la boca de promesas a cambio de un voto y más aun cuando dichas promesas hacen referencia a asuntos incuestionables e innegociables.

viernes, febrero 01, 2008

Frase de la semana

- Richard...
- ¿Qué?
-Sácame de aquí o me volveré loca.

Caroline Susan Archer a su hermano Richard.

Caminando en círculos.

Hoy, después de esperar tres días, he conseguido hablar con la Asistente Social del hospital donde se encuentra ingresada mi hermana. Lo primero que ha hecho ha sido disculparse (eso sí de forma nerviosa y como de carrerilla)conmigo. Me ha comunicado que ella ya no es la encargada del caso de mi hermana (¿?). Ahora vuelve a llevar el caso la persona que estaba estipulada anteriormente, sí la misma que al final le cedió el caso a ella vete a saber tu porque motivo (supongo que por lo rocambolesco por no decir grotesco del mismo) Pues bien, ahora no sólo se están entreteniendo en cambiar abuelos de cama sino que también juegan a una especie de cansino (y absurdo) partido de tenis con los familiares de los pacientes. Pues bien, después de tres días de espera vuelvo a estar en el mismo sitio. Y no se ha resuelto nada de nada: Mi hermana sigue encerrada en el pabellón de las almas perdidas y yo tratando de sacarla de allí sin el menor resultado. Me siento frustrado, estresado. Impotente también. ¿Puede ser posible que todos los estamentos que me estoy encontrando estén regidos por auténticos inútiles? Vamos ni que estuviese inmerso en uno de los cuentos del mismísimo Kafka (y motivos no me faltan para pensarlo, aunque eso a estas alturas ya os lo imagináis…)

Espero arreglar las cosas para la semana que viene. También espero arreglar el tema económico. Ayer fue a hablar con la aseguradora para que me dejasen disponer de mi dinero de mi plan de pensiones para pagar a Paloma por el tema divorcio. Me han de decir algo antes del jueves. Habrá que esperar. Suma y sigue…