domingo, junio 24, 2007

Como el perro del hortelano...

Acaba de llamarme mi hermana. Me ha dicho que le ha llamado mi cuñado para pegarle una sonora bronca. El motivo: Ayer, por la mañana yo llevé al hospital un paquete de petardos para mis sobrinos y desde la habitación de mi hermana les llamamos para comunicárselo. Ellos sabían que yo iba a comprarlos porque se lo había comunicado a mi sobrina tanto por mensaje al teléfono móvil y también en voz ya que el día me consultó lo de Eurodisney /Normandía/Paris le pregunté si querían que les comprase petardos. Por supuesto me dijo que si ya que su padre no tenía dinero para ello. El sábado llamamos a mi sobrina al móvil y lo tenía apagado. Entonces mi hermana llamó a casa. Como no podía hablar mucho me pasó el teléfono y hablé con mi sobrino. Ya noté al niño un pelo raro, serio, sin saber si seguirme la conversación o colgarme el teléfono. Eso sí, me dijo que su padre no estaba en casa (sino ya no hubiera hablado conmigo). El niño me dijo que su padre también le iba a comprar petardos para la verbena. Al parecer el hecho que la madre y tío de los niños les compren fuegos artificiales y él no le quebró su vena más machista y de macho dominante. Esta tarde noche /el tipo (igual, influenciado por su hermana ya que posiblemente ayer la vieran, o por el alcohol, tanto da) ha llamado a mi hermana de muy malos modales prohibiéndole volver a llamar a los niños a casa cuando él no esté. La ha amenazado con denunciarla al EAIA para que le prohíban (una vez más) que se acerque a sus hijos. Por lo que se mi hermana se ha cabreado bastante (creo que ya le tocaba sacar carácter) y le ha dicho que llamará a sus hijos tantas veces como le de la gana. Él le ha colgado el teléfono. Eso sí antes de dar por terminada la conversación le ha dicho que cada día nos odia más. Supongo que hasta la muerte o cosas por el estilo. Mi conclusión es que el capullo está perdiendo credibilidad ante los niños (que no autoridad porque hostias como campanos seguro que algunas caen) por un lado está lo del episodio del móvil, cuando la niña salió de mi casa con su regalo en mano, desmintiendo sus pronósticos de que no íbamos a regalarle nada. Por otro lado sabe que los críos se lo pasaron muy bien en casa y que la niña vio que yo no era tan malo como él decía, aparte de ver los mensajes y fotos que le he enviado al teléfono. Su actitud autoritaria, fascista y digna de un dictador está perdiendo fuelle. Si hace una cosa con maldad lo niños se dan cuenta y la rechazan. Aquí, en casa encontraron armonía y felicidad, ahora en su casa solo hay odio y desprecio. Mi hermana me ha pedido el teléfono del EAIA y de Paloma. Me ha sorprendido. Con esta actitud ya no es un personaje pasivo. No ve justo muchas cosas y una de ellas su libertad por ver a sus hijos y más cuando hace una semana el gilipollas le llamó para decirle que aun le quería mucho y que no se preocupase para nada que él le llevaría los niños las veces que ella quisiera, cosa que aun no ha cumplido (con sus perpetuas y raquíticas visitas de cinco minutos una vez por semana) y que nunca le prohibiría que los viese (otra cosa que está empezando a incumplir) Yo para mí que este no ha entendido el mensaje del EAIA. Ellos continúan asegurándole que tiene la custodia de sus hijos él confunde custodia con posesión. Y las posesiones (sobre todo las humanas y las demoníacas) son siempre malas y muy peligrosas armas que atentan en todos sus sentidos contra la inocencia y la armonía (celestial). Que se le va a hacer. Mi cuñado es de género tonto, pero tonto de vicio que tiene mucho más delito que haber nacido con la tontería (ojo con confundirlo ahora con una enfermedad psíquica). Mi hermana va a llamar mañana a las fuerzas del orden. Veremos qué pasa. Yo me voy a dormir que mañana me esperan dos días en Londres por tema de trabajo (y una pizca de ocio). Yo os explicaré mis aventuras en tierras de mis ancestros.

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