Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
jueves, junio 28, 2007
Ding, Dong The Witch is back!
Antes de hablar de Londres. Antes de deciros mil y una maravillas de la ciudad de mis ancestros, os quería comunicar que la vieja bruja del Oeste ha vuelto y otra vez se ha vuelto a armar. Mi hermana me pidió que le cargase el móvil y de paso el de su hija. La niña se ha gastado (o se han gastado por ella) los 18 euros en llamadas que yo le incorporé en su móvil nuevo. La cosa es que mi hermana llamó a la niña a ver si tenía el teléfono recargado y no hubo respuesta. Entonces llamó a casa del capullo. Se puso la niña. Tímidamente le dio las gracias a su madre por la recarga. Escuchó alguien cuchichear y mi hermana le preguntó a su hija que qué pasaba. La niña le dijo que nada, bueno que estaba su tía con ellos (doña Sargento de Hierro) de guardia y custodia. Por lo que sospechó que no le dejan usar el móvil (es más creo que ellos lo usan por ella). Basta decir que la Sargento es una experta en gastar teléfonos ajenos, os lo puedo asegurar por experiencia "Hola Richard... uy llámame que se me corta el móvil"... y luego una vez la llamabas charra que te charra porque paga el otro…. Es curioso que la llegada de la bruja del Oeste haya coincidido también con los cambios de ánimo del capullo. Con lo bien que íbamos con el tema reencuentro y una semana más tarde llama hecho un verraco amenazando a mi hermana prohibiéndole hablar con sus hijos y colgándole el teléfono de forma brusca. Qué se le va a hacer… Perros comiéndose otros perros.
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