viernes, junio 15, 2007

Cuando mundo gira al revés andamos con la cabeza y pensamos con los pies.

Se que no he escrito nada desde el día de mi cumpleaños. También he de decir que han pasado muchas cosas, algunas de ellas relevantes sobre el tema que tanto tiempo llevo exponiendo en este Blog. En primer lugar os anticipo un evento, por lo menos importante. Podría haberlo hecho con suspense, como si fuese uno de esos episodios de” Lost” o “Prisión Break” con un final que te deja clavado en la butaca. Bueno, y porque no. Voy a hacerlo. De momento pocos, muy pocos de vosotros sabéis de que se trata, de momento solo VTR, Eva y si no me equivoco David. Ni siquiera Amparo lo sabe (je je je ) aunque si se lo imagina. Yo espero que todo funcione bien pero no lo sabremos hasta que mañana llegue el momento. Hasta entontes todo es especular. Como también sucede en las teleseries voy a hacer un flashback y centrarme lo que sucedió el miércoles, el día después de mi cumpleaños. Como todos sabéis mi hermana había sido testigo de una vejación y un ataque de estupidez preadolescente por parte de mi sobrina. Todo por un teléfono móvil. Bueno el caso es que uno, que tiene a veces un sentido del humor un poco cafre, y, motivado por el desplante de la niña conseguí un teléfono para ella, con solo gastarme un mísero céntimo de euro. Aun pienso que me gasté demasiado en ella pero que se le va a hacer, generoso que me siento en ciertas ocasiones. El martes después de salir de trabajar pillé el bus y una vez cerca de casa me dirigí al colegio, entre otras cosas para buscar el informe de la directora del colegio para el tema del divorcio de mi hermana, y por otro lado para darle una oportunidad a la niña, ya que dijo que cuando iba de visita “infraganti” al colegio sólo iba a ver a su hermano, por eso me odiaba tanto bla bla bla… Como aun estaba en plan New Age con eso del manto rosa (ojo aun lo mantengo, pero como hay una parte mía bastante terrenal que aun me domina pues decidí darle una especia de lección a la mocosa) Mi excusa ofrecerle en mano el puñetero teléfono móvil. Así pues, raudo pero no feliz (eso solo pasa en los cuentos) me dirigí al colegio. Al entrar en el Hall principal pregunté por la directora y de paso pedí ver a la niña. El hermano de la directora, que está en administración me miró con cara rara, igual el hombre pensaba que me había dado una insolación o algo peor pero del mismo estilo. Dijo algo así como “Bueno tu mismo” y llamó a su hermana para que la avisase a mi sobrina. Yo esperé un rato. Pensé, igual la niña es lista y asocia mi visita al tema teléfono y impulsada por el interés se acerca y la puedo ver. Pero parece ser que su odio (o lo que cojones sea lo que la niña tiene dentro hacia mi) pudo más que el hecho de tener un teléfono y no se presentó) No le dio la puñetera gana. No quería verme. Soy un ser despreciable para ella y punto pelota. La sorpresa llegó en pocos minutos. Estaba yo hablando con la tutora de mi sobrino. La mujer, muy preocupada con lo sucedido, cuando veo aparecer a este en lo alto de la escalera. Es curioso, eso que estaba haciendo él en eso momento (me refiero a bajar por esa escalera) lo había hecho yo miles de veces cuando mis padres venían a buscarme al cole (ese mismo colegio) El niño me miró un poco sorprendido, luego averigüé porque. Por primera vez en mucho tiempo de visitas clandestinas no venía a verlo a él y eso le extrañaba. Bajo raudo y al estar su tutora hablando conmigo se quedo un poco cortado con la situación. La mujer lo comprendió y después de una leve charla con él acerca de sus notas y su actitud en clase (me enteré que este año no ha de repetir curso, cosa que la niña si porque ha fracasado en el 90% de sus asignaturas)Nos dejó a solas. Al principio el niño estaba un poco serio. No le había sentado bien eso de haberme olvidado de él. Pero se lo expliqué. Lo entendió a la perfección. Entonces su semblante cambió. Volvió a ser el niño risueño de siempre. Me confirmó, eso sí, que su hermana no iba a venir a verme. Le dije que muy bien pero que debido a ello (me referí a su poco interés y esfuerzo) se había quedado sin móvil. Sé que esta noticia iba a llegar a oídos de la niña y seguro que el efecto en ella iba a ser devastador. Por idiota se quedaba sin su preciado tesoro. Y eso le debería joder pero muy mucho. A ver, no es que me alegrase por mi jugada. Nada de eso. Pero si era una pequeña lección a su arrogancia y su cabezonería. Llegó la directora y nos invitó a mi sobrino y a mí al despacho. Estuvimos hablando de muchas cosas en una escasa hora. Hablamos de los sucedido el sábado en la habitación del hospital. El niño me dijo que no le gustaba que su hermana dijese mentiras sobre mí. No era cierto lo que decía. Me dijo “Me duele mucho que se metan contigo porque te quiero mucho tito…” a lo que añadió “… y porque para mí mi madre es sagrada”. Casi lloro de la emoción. Aparte de eso de lo que más el viaje a Normandía (París y Eurodisney incluido) El niño se muere de ganas. Tanto es su ansia de viajar conmigo que hasta Silvia (la directora) se dio cuenta y se solidarizó conmigo tranquilizando al niño y prometiéndole que ella también iba a hacer todo lo posible para que viajase. Me insistió que su hermana no quería venir. Yo le dije que ella se lo perdía, que quizás un día se arrepentiría de ello. A mí, como al resto de compañeros de viaje nos alegraba que él viniese con nosotros. Es más Miguel iba a prepararle unas fichas de viaje de todos los sitios importantes que íbamos a visitar con datos curiosos y fotos. Le comenté también donde está ubicada la casa del siglo XVII que habíamos alquilado para 12 personas de las 17 que viajábamos (el resto habitan una casa péquela contigua a la grande) que había un bosque con animales tipo corzos, caballos, zorros y otros bichejos y, que muy cerca de nosotros, había unas simas donde reposaban grupos de aves migratorias y que Sonia, que nos acompaña al viaje iría con prismáticos ya que él sabe cómo le gustan a ella los pájaros. Resulta curioso que un niño sabiendo que hay una visita a Eurodisney de por medio no sienta tanto interés por el parque temático y pregunte más sobre París o los castillos que vayamos a visitar. Se le ve con muchas ganas, lo peor de todo es que en su ojos se vislumbra una frustración y tristeza porque sabe que su padre no quiere que él vaya. Por mucho que le pida el niño que lo desea. En un momento de la conversación me dijo “Mi padre ha dicho que iremos si a él le sale de los huevos. Y sólo cedería si va mi madre con nosotros.” Está claro que el capullo sabe utilizar a los niños como arma. Como siempre manipulando y causando el mayor daño posible. Sabe muy bien que mi hermana, en su estado, no puede viajar 1900 kilómetros en coche por lo que esa excusa le sirve para justificar sus malas intenciones. De esta forma si no viajan porque mi hermana no puede los niños ya saben a quién culpar y no es a él precisamente… (Vamos es tan cruel como el chiste del niño sin manos que se acerca a su madre y le dice “Por favor mami, ¿me das galletitas?” A lo que la madre contesta “Cógelas tú” entonces el niño le responde “ No puedo mamá. No tengo manitas” La madre lo mira con socarronería y con una sonrisa cruel le responde “¿No hay manitas? Entonces no hay galletitas”.) Silvia pilló la indirecta y reaccionó de forma mucho tajante y de forma muy educativa. Le comentó al niño que el colegio donde él se encontraba debía verlo como un refugio, un lugar seguro donde ni los monstruos ficticios ni los reales podían entrar. Ella era la policía, la custodia, ella no dejaría entrar a nadie que pudiera hacerle daño, ni a él ni a nadie de la escuela. Ella estaba allí para ayudarlo y escuchar todas aquellas cosas que a él le molestasen. Porque las cosas que molestan se han de hablar y sobre todo se han de solucionar y hablando es la mejor manera de espantar los fantasmas. Durante la explicación le habló como si se tratase de un niño más, se puso a su nivel para que el niño la entendiera y la viese como alguien en quien confiar. En ningún momento mentó los maltratos ni los insultos o lo que le podría estar haciendo su familia paterna. Todo era como un cuento inofensivo pero con un profundo trasfondo. Muy bonito y creo que muy efectivo. El niño se marchó (sobre todo porque en la clase de audiovisuales estaban poniendo una Los Chicos del Coro, una de sus películas favoritas , junto con la Piel Dura de Truffatut (película que su padre detesta porque es de mucho hablar y no hay tiros, sangre, ni sale Jackie Chan o Chuck Norris…). Aquella misma tarde, contento de haber visto a mi sobrino. Me fui a ver a mi hermana. No dejaba de sentirme molesto por el desplante de la niña. ¿Yo me acercaba a ella y ella se alejaba? Si dejaba que lo hiciese ella no lo hacía. ¿Qué más podía hacer? Silvia me había comentado que era difícil, que podría ser que un día la niña viniese a mí que era mucho más posible que , debido a la influencia paterna, jamás lo hiciese. Tiempo al tiempo y santa paciencia. En el hospital me encontré a María. Hablamos de todo lo que había sucedido (lo que me había explicado por teléfono mi hermana era nada comparado con los detalles que María y mi hermana me aportaron en persona. Fijaos como llegó a ser que mi hermana echó a los niños de la habitación de lo cabreada que estaba con la niña. María me contó que cuando la niña se fue (de la misma manera que entró sin darle un beso a mi hermana y exigiendo, en el caso de la salida insultando y despotricando) llamaron al niño y tanto mi hermana como María le dieron un beso y un abrazo. El niño comprendió lo sucedido y enseguida supo que el cabreo era con la niña y no con él. Pero… lo que son las cosas. La niña, como en la habitación estaba en minoría, aprovechó cuando llegó hasta su padre para atacar al hermano y zurrarle de lo lindo (sospecho que en casa el padre remató la faena) El capullo llamó a mi hermana cabreado porque María y ella habían hecho cabrear a la niña por lo que amenazó en denunciar a María por intromisión. Mi hermana me comentó que mientras hablaba con él escuchaba aun a la niña insultando y pegando a su hermano que gritaba y lloraba y se defendía como podía. Al cabo de un rato de colgar el capullo volvió a llamar. Entonces la cosa cambió. Le dijo que la quería mucho, que no se preocupase que si no podía regalarle un teléfono a la niña que no se lo regalase y le comento lo que ya dije varios post más debajo de que él era un santo y que la culpa de todo la teníamos yo y la Sargento de Hierro. María me dijo que mi hermana le dijo que también le quería (sic) y lo que le decía siempre sí a todo. Eso la dejó alucinada. Yo también. El puto Síndrome de Estocolmo hacia su aparición por todo lo grande. Me cabreé un poco con mi hermana. Le dije si me estaba tomando el pelo. Me dijo que no, pero no sé porque no le creí. Entonces le conté lo que había hecho la niña en el colegio. La lógica la hizo entrar en razón de nuevo. Por si tenía dudas al día siguiente mi cuñado se la clavó en la frente. Cosa que la hizo reaccionar y regresar de Fraguel Rock a la velocidad que un meteorito entra en la atmosfera. Mi cuñado la llamó. Le dijo que esta semana íbamos tanto ella como yo a recibir una carta. Él le dijo a ella que había decidido en rehacer su vida y que por supuesto ella no entraba en esta nueva etapa. Vamos que ayer aun la quería y al día siguiente le enviaba una misiva letal. Yo esa misma tarde recibí otra llamada. Era el EAIA. Me comentó que había consultado con mi cuñado con la posibilidad de que este sábado viésemos a los niños. Las condiciones del amo y señor del calabozo eran que no debería producirse en mi casa y que el encuentro sería con la madre incluida (cosa que no nos molesta) pero en un establecimiento de comida basura. Nosotros nos negamos. En primer lugar porque mi hermana no está para comer hamburguesas (ahora come todo triturado) y después de lo sucedido el sábado en la habitación y el miércoles cuando yo fui al colegio no podíamos correr el riesgo que la niña montase un pollo y se escapase corriendo o se lanzase del coche en marcha. Los del EAIA (siempre tan Happy Flower) me dijeron que eso no tendría que pasar, que no fuese tan contundente con la niña y que hiciese el esfuerzo para no seguirle la corriente y ser todos felices y comer perdices chimpun catapun chin chin… Me añadió que hablaría con el padre para que le dijera a la niña que no se portase mal (mala elección pensé yo)No si ahora era el capullo era la más viva reencarnación de Charles Ingalls de la “Casa de la Pradera” sobre la faz de la tierra. Les comenté ellos conocían a mi cuñado sólo tres meses y yo 22 años. La tipa del EAIA a la defensiva me dijo “Él también te conoce muy bien a ti por lo que he visto”. A saber lo que le habría contado este ser de alcantarilla. Le dije que poco pude quejarse de mí, en este caso nada. Le puse en antecedentes de todas las veces que mi madre había tenido que pararle los pies, como cuando en una cena se subió en una silla borracho perdido para hacer el idiota imitando a una gallina y apuntando a los invitados con el culo, embadurnarse la cara de salsa y ponerse restos de comida en la cabeza y ponerse a besar a todo dios entre risas idiotas o como cuando, una vez más borracho perdido se levantaba de la silla y soltaba discursos inoportunos, estúpidos, humillantes y malsonantes ante visitas o sobre todo en comidas familiares con risas borreguiles y mofas al resto de invitados y así un sin fin de gilipolladas sin fin. Ellos me dijeron que como él era el padre y tenía la custodia de los niños, nos gustase o no él decidiría si vendrían a casa o no. Y de momento era que no. En todo caso intentaría convencerle de que bajase un poco del burro (o mejor el burro bajarse del él)para haber si habría alguna posibilidad de que se organizase una comida (sólo tres horas) en mi casa, con la madre. Por cierto la niña había manifestado(exigido) junto al padre que la comida fuese sin mi presencia. No si aprende pronto las malas artes. Como comprenderéis yo de mi casa no me muevo y hago en ella lo que me sale de las pelotas.

Esta mañana he recibido la llamada del EAIA. El capullo ha accedido a la visita. Al parecer ha pedido que yo no trate de malmeter a los niños contra él y su familia, ha pedido que me vigilen (¿Acaso alguien los han vigilado a él y a su familia para que no malmetiesen contra nosotros?) ha pedido que sea mi hermana quien quede con él (no quiere hablar conmigo porque soy malo y le he jodido la vida y bla bla bla bla… Pobrecito… Encima va de víctima) El EAIA también me ha dicho que él ha pedido que yo ni mi hermana vayamos más al colegio a visitar a los niños. El EAIA me ha dicho que en apoya su decisión (¡manifiesta que mi presencia es perjudicial para los pequeños¡) ¡Manda huevos¡ ¡Ahora soy yo el maltratador! Sólo nos van dejan ver a los niños dos horas para comer. MI hermana ha de llamarlo. Está haciéndolo desde hace rato y nadie le contesta. Mi cuñado tiene el teléfono móvil apagado. Algo me dice que mañana no va a haber encuentro alguno…

Esta tarde he entregado los papeles para el divorcio de mi hermana. Paloma nos ha dicho que no hagamos mucho caso al EAIA y sus estúpidas recomendaciones. El juez dijo que podemos ver los niños cuando se nos plazca y así seguiremos haciéndolo. Como lo hace la familia de él, a quienes no ponen trabas ni controlan si están lavando o no el cerebro de los dos niños.

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