domingo, junio 10, 2007

Quitarse las pulgas.

Mi hermana está nerviosa. Rosario, la madre de María se ha puesto mala esta tarde. Se ha asustado mucho. Me ha dicho que me volvía a llamar porque no podía dormir. Me ha contado un poco más sobre lo sucedido el pasado sábado por la tarde. Esta vez, aunque también hemos hablado de mi sobrina, ha hecho bastante referencia al capullo y a su forma de quitarse las pulgas respecto a la situación. Esa misma tarde le había llamado. Medio enfadado y medio traspuesto. Al parecer le ha tratado de convencer que la culpa de todo lo sucedido no la tiene él, ni siquiera la tiene mi hermana, según piensa la culpa la tenemos la Sargento de Hierro y yo. Según mi cuñado ambos somos unos mal metedores. Los causantes de sus desgracias. Para colmo de los colmos y sumun de los cinismos va y le dice ¡que aun la quiere y que todavía podrían ser felices! ¿Cómo se puede ser tan déspota? No lo entiendo. Parece ser que la Sargento de Hierro, a quien yo coincido en culpar de la situación en la que se encuentra mi hermana, ha dejado (momentáneamente) de lado a mi cuñado. Ojo, eso no es sinónimo de que se hayan peleado (por enésima vez) o que no se vayan a hablar nunca más. Simplemente es que ahora tiene otras prioridades. La principal se llama Camping, algo intocable e imperturbable en su ciclo vital veraniego (en invierno tocan las obligadas cenas de navidad en casa de la familia del marido, pese al disgusto y mosqueo de tener que aguatar su presencia por parte de la familia de éste). Pues bien, mi cuñado está solo. Pero sólo de momento. Por lo ahora anda alejado de la peor influencia que ha podido tener en su vida (muy por encima de su cerebro de ameba prehistórica) y que le ha llevado gracias a sus consejos y sus artimañas a donde está. Dejadme que hable de mi culpabilidad... Podéis juzgarme de prepotente si lo deseáis, pero no me siento culpable de absolutamente de nada. Él tiene que buscarse una excusa para odiarme mucho más. Simplemente no sabe bajar la cabeza y reconocer que conmigo metió la pata. Pero su odio hacia mi persona puede mucho más. Hasta incluso desearme la muerte. Aquellos que ya le conocéis en persona (¿verdad Amparo?) sabéis el "cariño" el cual él siempre me ha profesado. Por mi parte admito que ese "cariño" siempre ha sido mutuo, pero nunca he malmetido contra su matrimonio. Nunca. Pienso que con su actual actitud de quitarse las pulgas demuestra lo cobarde y rastrero que es (y será siempre). Bien cuando "se le iba la mano" (como me decía mi hermana en los primeros momentos que supe de los maltratos) era un valiente y muy macho. Ahora que tiene la ley pegada al culo y carece de la inefable ayuda de la Sargento de Hierro está tratando de esconder la cabeza bajo el ala y busca compasión en mi hermana o ante el EAIA (que por cierto él le ha dicho que con ellos ha "firmado" una especie de pacto). Por cierto también le ha dicho que quiere denunciar a María por atacar verbalmente a mi sobrina cuando la mujer sólo trató de defenderme y defender a mi hermana después de que la niña espetase "Me paso la opinión de mi madre por el culo" cuando mi hermana se ofendió por las barbaridades que decía sobre mi persona. Yo invito a mi cuñado a que la denuncie. Creo que María tiene mucho que decir... sobre todo sobre lo que respecta a él y a su comportamiento con mi hermana.

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