martes, octubre 09, 2007

Lo que va quedando tras la niebla.

El pasado jueves por la tarde llovió a cantaros en Barcelona. Yo estaba en casa y me preocupé por mis sobrinos. Era la hora de salir de clase y no sabía si tendrían paraguas o si alguien los iría a buscar. Mi hermana también me llamó preocupada, pensaba lo mismos que yo. Claro, aquí se me presentó un dilema. Podría ir a ver si los niños estaban bien , recogerlos en el colegio y llevarlos a casa ¿pero qué pasaba con la actitud de mi cuñado? Para él no importa que haga bien a los niños siempre estas haciéndole mal y perjudicándole. Así que preferí esperar y llamarles a casa. No contestaron la primera vez. Miré el reloj. Era demasiado pronto aun. Llamé al teléfono móvil de mi sobrina y no contestó. Esperé siempre pensando en bajar a la calle e ir a buscarlos. Al cabo de un rato suena el teléfono. Es mi sobrina. Está llorando. No es que su hubiesen mojado ni nada por el estilo sólo que se había peleado con su hermano y éste, en un ataque de ira, había pateado la mochila de su hermana donde ella tenía el teléfono móvil y le había reventado la pantalla. Hablé con el niño y le pregunté porque lo había hecho. El me dijo que no sabía que estaba el teléfono allí. Yo le insistí que no importaba el teléfono, solo por qué tenía que ser tan violento con su hermana. Le pedí que no se peleasen más (eso de tratar de inculcarles el amor fraternal es una de mis principales metas en estos momentos) que protegiese a su hermana y que se quisieren mucho , que hasta el momento era lo único que tenia y debían quererse. Ignoro si mis palabras tuvieron resultados, da igual yo pienso insistir hasta que me quede ronco. Tanto mi hermana y yo siempre hemos sido educados en el muto respeto. No quiere decir que hayamos discutido en más de una ocasión o que hayamos llegado a las manos (pocas veces pero con la intervención de mi madre que para separarnos sabía montárselo muy bien). No sé, noto que estos niños no se quieren. Hay una rivalidad mucho más fuerte que la de los simples celos. Eso ya lo he venido explicando a lo largo de este blog. Ambos son supervivientes, pero no son supervivientes cooperativos, es decir en momentos de trifulca aquí quien no corre vuela y si tu recibes antes que yo y con ello se cansan de hincharte bofetadas mejor que mejor. Por supuesto quien siempre ha ganado es la niña aunque también ha sufrido alguna que otra. Recuerdo una vez que me llamó aterrorizada porque casi la atropellan al cruzar una calle cuando vivían en Artesa de Segre y me pidió que fuese a socorrerla porque temía una paliza de su padre de las que hacen historia. Le dije que era prudente que su padre no se enterase de ello si tenía miedo. Ella me dijo que una señora, la había visto y le había llamado la atención. Resultaba ser que dicha a señora mi cuñado le estaba barnizando los muebles de la tienda. Por su puesto el padre se enteró de lo sucedido. Ignoro las consecuencias porque por aquel entonces mi hermana estaba a punto de llegar al hospital reventada a palizas de ese desgraciado. Sobre el tema del teléfono móvil… Le comenté a la niña que trataría de arreglar el asunto. Aun no sé cómo pero haré lo posible por arreglarlo. Me jode tener que comprarle otro teléfono. No por el tema dinero sino porque de esta forma se que no respetaran lo que es suyo (mientras tenga al tito que me lo arregla yo venga a romperlo) Tengo un plan, sobre todo para que el niño aprenda a valorar lo que no es suyo. Le voy a pedir que elija varios juegos suyos de la PlayStation y los venda, con ese dinero le ha de comprar a su hermana un teléfono móvil. Creo que es lo mejor que se puede hacer.

Cambiando un poco de tema. Se por las enfermeras (aunque sólo la de las mañanas) que mi hermana ya no roba pastillas. Creo que ha pillado la indirecta. No obstante yo no bajo la guardia. También ha de aprender a valorar las cosas. El Lunes me la lleve a buscar los DNI de los niños que estaban criando polvo en un cajón de la comisaría. Por lo que respecta a mi cuñado se por los niños que él se negaba a ir a buscar los documentos, eso sí, ir a pasear con la novia y agasajar a sus hijos con ropita sí. Pero preocuparse por la documentación “nasty de plasty” Se que los niños ya se están dando cuanta de cosas. Por lo menos me consta que la niña ya sabe diferenciar quien es el bueno y quiénes son los malos. Por este punto me alegro que la niebla se le disipase de los ojos y pudiera reflexionar y darse cuenta de algunas realidades. Una de las cosas que hemos logrado es que los niños puedan llamarme por teléfono cuando quieran (esté su padre o no). En algo he de aplaudir la incorporación de ese nuevo personaje en su vidas es que es la novia de mi cuñado. Por un lado mantiene a las ratas de sus hermanas a raya y por otro tranquiliza a la bestia permitiendo que los niños se acerquen más a nosotros. Otro punto a favor fue el viaje a Normandía. No fue un viaje de puro placer. Fue una buena terapia familiar.

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