sábado, agosto 02, 2008

El Sótano del terror Vol. 2

Llegan las vacaciones y con ello os dejo otra nueva entrega de los cuentos de terror. Son tres relatos con un eje en común: El Caos, en tres encarnaciones distintas entre sí pero con una misma esencia. Advierto que hay una de estas historias que puede herir la sensibilidad de quien la esté leyendo. Pero en cuento la leáis os daréis cuenta, desde el punto de vista en el que está escrito (muy poco usual pero muy interesante en el mundo de la literatura) que es más real que la vida misma.

A partir de aquí cuento cosas de los relatos así que mejor leer esta parte después de haberlos leído.

En el primer cuento Arcangel me apetecía mucho tocar el tema de los ángeles y de sobre todo lo que sentían (en el caso de que existan y sientan algo) sobre los hombres. El mito del ángel caído es apasionante y enfocarlo a modo de fábula moderna, apocaliptica me atraía mucho. Este cuento es otra larva literaria. Era en un principio algo más grande de lo que aquí se muestra. Bien esto que leéis puede servir de prólogo a algo mucho más interesante de cara a un futuro (si Dios quiere…)

El segundo cuento Descanse en paz es una idea fugaz, básica, de humor negro y fantasmagórico. Tiene algo de Poe o de Lovecraft, como una pizca de sal. Como a nuestro amigo Pedro Pablo, me encantan esos cuentos donde se te da una idea básica(bien sea el inicio o el nudo o el desenlace) y tú te haces el resto. Son los mejores, pero los más difíciles de escribir, os lo aseguro.

El ultimo relato Pollo con Verduras ha sido toda una experiencia escribirlo, en todos los sentidos. Es curioso porque ha sido un parto muy fácil. Lo he escrito en un par de horas, incluso menos, esta misma mañana, recién me he levantado. La idea ha pasado por mi cabeza y la he capturado al instante. e ganas de que le diesen forma. Confieso que poner un relato como este desde el punto de vista de una segunda persona era algo que me atraía mucho desde hace tiempo y este cuento se prestaba mucho a ello. Sobre todo por todo el peso que conlleva. Pienso repetir este estilo porque creo que le da las historias un bello y extraño halo de misterio y un tono muy poco usual, como ya he comentado arriba. Lo que cuenta Pollo con Verduras es un terror cotidiano, nada de ello irreal ni sobrenatural, es TERROR, en mayúsculas, en letras gigantescas y con monstruos de carne y hueso. Quiero apuntar que es un relato que no he hecho para divertirme ni para nada que no sea el concienciar de que la violencia entre humanos existe y que puede estar escondida en cualquier rincón de nuestra vida.


Estos cuentos se los dedico con cariño a Salegna, Mercedes (mi sevillana) y Alexandra "La Cuñá". Son vuestros aunque den miedo.


Arcangel

Se arrancó las alas el mismo. También hizo lo mismo con sus ojos. Era necesario para su propósito. No sangraba. Aun. No sentía dolor, sólo odio y mucha, mucha envidia. Él siempre había sido el favorito y su creador lo estaba ignorando desde que creó a esos diminutos animalitos que tanto le fascinaban. Desde que habían hecho acto de presencia se habían convertido en un incordio. Los veía como miserables insectos pululando, ensuciando con sus sucios excrementos la superficie de la tierra. Verlos moverse de aquí para allá derrochando sus miserables vidas en absurdos dilemas morales y éticos, dilemas que luego jamás aplicaban le producían desprecio a grados inconmensurables. Infinitos. Que seres más cretinos. Sólo cuando necesitaban ayuda rogaban a su creador. Y que hacía éste. Nada salvo sentirse misericordioso con ellos otorgándoles fe y esperanza. Solo eso. Nada más.

Ahora más que nunca deseaba su destrucción, exterminarlos, borrarlos de la faz de aquel insignificante planeta. Eran como una plaga, un cáncer que ponía en peligro el equilibrio del delicado estado de salud del universo.

Descendió, como un meteoro. A medida que caía su ser se volvía más tangible, más pequeño, más aparentemente indefenso. Más humano…

Aterrizó sobre el duro asfalto del callejón, con un sonido seco, en cuclillas de forma torpe. Sus pies dejaron una especie de nube de polvo entre sucia y densa. Fue al tocar la superficie de la tierra cuando comenzó a sentir dolor. Su rostro, pálido si apenas rasgos se contrajo en una especie de duro rictus. Sintió como las heridas de su espalda comenzaron a sangrar. Pero él sabía perfectamente que no tenía ni una gota de sangre en su cuerpo. Era imposible sangrar. Sus ojos comenzaron a escupir una especie de lagrima color escarlata. Pasó sus dedos por los parpados. Estaba ciego pero podía percibir perfectamente lo que había a su alrededor. En sus dedos había algo húmedo. Era como sangre. Olía como sangre. Qué curioso.

El maldito dolor…

Pese a sentir dolor y a la sensación de desangrarse aun denotaba que conservaba su inmortalidad. Ese don no lo había perdido. Nunca lo iba a perder. Era innato.

Si no hubiera sido por los humanos todo aquello jamás habría ocurrido. Si, la culpa la tenían los humanos, e iba a acabar con ellos uno por uno; desde el más grande hasta el más insignificante…

Lo mejor de todo era que tenía todo el tiempo del mundo para poder disfrutar de su ansiada venganza.

Descanse en paz

Abrió los ojos debido al sonido de las sirenas. Sonaban tan cercanas... Igual había sucedido algo en la calle. Qué más da no pensaba moverse de la cama. Tenía mucho sueño y no le apetecía nada perder el tiempo levantándose para fisgonear por la ventana. Además ya había encontrado la postura perfecta, aquella en la que si te movías un simple milímetro perdía toda posibilidad de sentir placer y que, por mucho que lo intentases, ya jamás iba a ser lo mismo. Volvió a dormirse mientras en la lejanía oía las voces de varios vecinos hablar y como se entre aquel barullo se cerraban las puertas de un par o tres de camiones.

Lo primero que hicieron los bomberos tras derribar la puerta fue llevarse la mano a la nariz. El olor en el piso era insoportable. Los vecinos que se agolpaban tras la puerta se echaron rápidamente hacia atrás. Un par de ellos vomitaron en el rellano, el resto salió huyendo escalera abajo.

Entraron en la habitación. Lo encontraron acostado sobre la cama, perfectamente tapado pero en avanzado estado de descomposición. Al parecer, a simple vista llevaba un par de semanas muerto. No había signos de violencia, todo aparentaba a que aquel hombre había fallecido de forma natural. Lo más curioso fue que su rostro cadavérico aun mostraba una placida sonrisa de satisfacción.


Pollo con verduras

Bajas a la calle. Aun no ha amanecido y hace mucho frio. Son las 6,30 de la madrugada. Piensas: "Que suerte tienen algunos que aun están en la cama".

Te acercas al parking. Abres el bolso y sacas las llaves del coche de su interior. Abres la puerta de acceso al recinto y dejas que se cierre sola a tu espalda. Desciendes por la rampa. Bostezas. Estas tan cansada que no te das cuenta de que alguien te ha seguido. Te agarra por el cuello. Las llaves se te caen de la mano. También el bolso. Tiemblas de miedo. Tratas de gritar pero antes de que lo hagas te ha amenazado con matarte si emites un sólo grito. Tiene una navaja. La notas en uno de tus costados. Te obliga a avanzar. Es muy hombre muy fuerte y notas el intenso calor de su respiración en tu nuca. También le huele el aliento a tabaco y café. Avanzáis hasta un rincón oscuro. Allí te arroja al suelo y te golpea con uno de sus pies. Notas que lo hace con saña. Oyes un crujido en tu pecho y sientes un dolor muy agudo. Te das cuenta que te ha roto una costilla. Estas tan aterrada que no sabes siquiera cómo reaccionar. Te acuerdas de tu marido y tus hijos, durmiendo aun en la cama; de tu padre y de tu madre , de tu familia y de tus amigos, no todos, sólo de algunos de ellos. También piensas en la bronca que te va a meter tu jefe cuando llegues hoy tarde al trabajo y de que tienes que pasar por la droguería a comprar limpiador para el Parquet ya que había que repasar los brillos. Pensabas hacerlo esa misma tarde, después de comer un plato de pollo con verdura que sobró de anoche y te salió muy delicioso…

Notas que se lanza contra ti. No puedes ver el rostro por culpa de la oscuridad y del miedo que sientes. Tratas de golpearlo pero él se enfada más, te susurra algo desagradable al oído y notas varios dolores punzante y algo caliente que se escapa de tu cuerpo a la altura del estómago. Sientes miedo. Mucho. Lloras. Por una extraña razón sigues acordándote del Parket y del pollo con verduras y también del fragmento de una canción que se repite en tu cabeza como un disco rayado. “¿Quién la canta?” Te preguntas una y otra vez en esos instantes.

Notas que te quita el abrigo con violencia. Ese abrigo que te compraste hará un año un día que ibas con tus hijos a comprarles calcetines y zapatillas de deportes. Ese abrigo que te encandiló nada más verlo y que tantas veces te has puesto para ir a visitar a la familia o para irte con las amigas a merendar alguna tarde libre. Ese abrigo que hace unas horas atrás descansaba en el perchero con otros abrigos más tuyos o del resto de tu familia.

Te arranca la blusa y el sujetador. Notas sus manos sobre tus pechos. Los aprieta y los estira con deseo pero con muy poca delicadeza, sus manos son grandes y fuertes. Las tiene frías y muy ásperas. Comienza a besarte. No puedes quitarte de la cabeza el olor de su aliento, ni tampoco esa canción que tanto se repite y cada vez con el volumen más alto. Te muerde uno de los pechos y el dolor es insoportable. Notas fluir sangre. Lo oyes gemir y reírse al mismo tiempo. Piensa que te gusta. Te abofetea y te insulta. Hay un momento como varios segundos que no hace nada. Simplemente te mira como si estuviera satisfecho. Pero no es así. Quiere más ya que arremete contra ti de nuevo. Notas sus muslos apretados junto a tus caderas. Esta sentado encima de tuyo. Se acerca y te vuelve a besar. Te dice algo al oído. Suena como algo bonito. Es extraño. Entonces vuelve a ponerse violento y notas varios pinchazos más en los hombros, brazos, cuello y pecho. Ahora la sangre sale a borbotones. Lloras y tratas de gritar de nuevo. Pero no tienes fuerza, además él te tapa la boca y te llama “¡Puta! ¡Zorra! ¡Golfa!" y varios insultos más que no logras a entender ya que mientras lo dice te golpea la cabeza con fuerza sobre el asfalto del aparcamiento.

Estas medio inconsciente. Te sientes muy débil y todo te da vueltas. Todo es turbio a tu alrededor y tienes mucho frio. Lo sientes como si te vinera desde dentro de los huesos. Sientes un gran peso encima y como alguien empuja y gime al mismo tiempo. Notas una presión en la pelvis es una extraña sensación de que hay algo dentro tuyo que te produce placer y dolor al mismo tiempo. Dura poco. Luego notas algo cálido, pegajoso, ajeno a ti, que se escurre por el vientre. Luego la sombra oscura que te aprisiona desaparece. Rápidamente, como si se la hubiese llevado el viento.

Sientes muchísimo frio. Tu nariz percibe olores cercanos, a sudor, a sangre y a semen derramado. Te sientes sucia y quieres levantarte, volver a casa, darte una ducha y volver a la cama, al amparo de los brazos de tu marido. Pero no puedes moverte. Siquiera pestañear. Las lagrimas resbalan sobre tus ojos entornados, las notas deslizarse por las mejillas. Sientes que el mundo se va haciendo pequeñito, como si lo mirases desde el lado anverso de unos prismáticos y alejándose, como si fuese una piedra arrojada en pozo oscuro e infinito. Lo último que piensas en los últimos instantes que te quedan aun de vida es en quién cantaba esa canción y en lo bueno estaba el pollo con verduras que sobró anoche…


© Richard Archer - 2008 (Todos los derechos reservados)

6 comentarios:

Alegría dijo...

Me has vuelto ha hacer temblar, no entiendo como me puede gustar leer estos relatos de terror con lo cobarde que soy.
El peor, o mejor de todos, según cómo se mire, para mi es el de pollo con verduras, no se si recordarás algo que escribí en Colorín- Colorado, se llamaba miedo irracional,estaba inspirado en mi y en el miedo que sentía cada vez que tenía que bajar al garaje a sacar el coche, por suerte hace mucho que ya no lo guardo en ese lugar, porque después de leer tu historia hoy sería incapaz de poner un pie en ese garaje.

Saludos.

foscardo dijo...

Jajaja miratelo como un simple relato!!!

foscardo dijo...

Si, por cierto me acordé de él!!

Anónimo dijo...

"Pollo Con Verduras"

Plas, plas, plas, plas... en serio.

Es una narración terrible, dura, estremecedora, pero impecable.

vladimir kazuomi dijo...

creo q la narración está algo ligera, a no ser q sea esa precisamente la intención, un "poquito mucho" literal para mi gusto, pero la idea esta muy buena, no se si algo refrita, pero buena

vladimir kazuomi dijo...

por cierto me referia a Arcangel...