viernes, febrero 16, 2007

Comienza Acosados Temporada 2

Pues sí, acaba de comenzar la segunda temporada de esta fantástica serie en la que soy uno de los protagonistas. Cuando todo parecía que había acabado (aunque en lo más hondo de mi corazón sabía que no podía terminar así de bien) va y el mecanismo del “Sit Com” más esperpéntico de la vida real comienza a girar con mucha más fuerza que nunca. Os explico. Como ya sabéis ayer hablé con mi hermana sobre que el capullo había conseguido piso. Bien, la cosa sigue igual, al parecer tiene piso, aunque a mí me cuesta creerlo. La Sargento de hierro ha vuelto, y lo ha hecho con las putas pilas cargaditas y con la lengua inyectada de veneno y maldades. Desde su retorno los ánimos de mi cuñado han cambiado. Ya no está tranquilo. Vuelve a estar como una moto. Más enfurecido que nunca. Ahora se entera que yo voy a ver a mi hermana cada semana y que le lavo la ropa (manda cojones) A mí ya me ha parecido extraño porque a me daba la impresión que él ya lo sabía pero no, al parecer mi hermana se lo ocultaba o al menos le había ocultado la cantidad de veces que la visitaba. Va entonces el tío y le suelta (parece ser para meterme miedo) que tiene un espía en el hospital (claaaaro ahora ya entiendo dónde se le va la pasta a él) que le va chivando que días voy y las cosas que le digo para comerle la cabeza tratando de convencerla para que ella diga cosas que él no quiere que se sepan… Ahora también resulta que le ha dicho que va a hablar con el médico para que yo no pueda entrar a verla nunca jamás (JAJAJAJAJAJA) Se puede ser mas bellota. Le he dicho a mi hermana que la única que tiene el derecho de elegir sus visitas es ella y no él ni las arpías de sus cuñadas. Y que si quiere evitar que yo entre a verla lo tiene claro ya que yo ya lo intenté con la Sargento de Hierro y era más que imposible conseguirlo. Mi hermana me ha comentado que mi cuñado ya le ha informado que al piso ella sólo de visita y no todos los fines de semana. Según él su casa ahora es el hospital y ahí es donde se va a quedar. A ver, para mí eso no ya no es novedad. Las intenciones del capullo ya las tenía asumidas, y porque no, las aplaudía, mejor allí en un hospital que de nuevo conviviendo con ese maltratador. Pero claro mi hermana aun se hacía como ilusiones. Yo aun no entiendo qué les pasa a las mayoría de las mujeres maltratadas que aun, después del calvario que sufren, aun creen que su verdugo puede cambiar… Pero no sé, hoy creo que ha habido un cambio. En primer lugar suerte he tenido de poder mantener una conversación fluida con ella con lo que hemos podido entrar más en detalles. Es un alivio no tener que jugar con ella al Pictionary para adivinar muchas veces lo que me quiere decir. Me ha dicho que se está hartando de las gilipoyadas del capullo y de la mal bicho de la Sargento y que igual hasta se piensa lo del divorcio. Yo le he animado. Según la abogada tiene las de ganar. Dice que él cuando va a verla solo está cinco minutos y que apenas puede ver a los niños. Ni mucho menos a solas. Este fin de semana ya está de nuevo de los nervios. En primer lugar él ya le ha dicho que está enfadado con ella por dejar que yo la visite (manda huevos con el subnormal de vicio este) y que mañana no irá a visitarla porque tiene mucho trabajo, a mi me suena a castigo (aunque también suena a bendición) y que el domingo ira a verla, suponemos acompañado de la cuervo que, después de tantos días sin hablar tendrá la boca llena de mierda que escupir. Le he dicho que si se siente incómoda que le meta un grito y que la mande a cagar. O que se levante y se marche con las enfermeras como ya le recomendó la jefa de las mismas. Por cierto, me ha pedido que si le puedo cargar el móvil con cinco euros. A él no le da la gana de cargárselo (de esta forma no me llama y habla conmigo) y porque el muy cabrón se ha pulido su pensión con la escusa que él no tenía dinero y que había arreglado con la pasta de mi hermana el coche averiado. Y luego el tío mierda suelta que no se fía de mí porque lo que yo quiero de ella es su pensión... No, si va a ser cierto el refrán de que "Se cree el ladrón que todos son de su condición".

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