Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
viernes, febrero 16, 2007
El Capullo tiene casa…
Eso es lo que me ha dicho mi hermana. Pero eso no es todo. Como se veía venir ha hecho las paces con la Sargento de Hierro. Al parecer había tenido un malentendido con el marido de la misma y ahora todos son felices y comen perdices. Por lo visto no conocen el significado de la palabra dignidad ni cualquiera de sus sinónimos. Mi hermana dice que este fin de semana mi cuñado quiere enseñarle el piso. A mí y a ella nos suena a algo raro ya que, entre otras cosas no le ha dicho claramente donde van a vivir. Espero que mi hermana no vuelva con él. Aunque ella quiere salir del hospital. Pero regresar con el capullo supone enfrentarse de nuevo a toda su familia y a la pesadilla de los maltratos. Yo espero que EAIA mueva ficha y ponga las cosas donde deben estar.
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