1436, un numero que nunca se me va a olvidar, os lo aseguro. Supongo que algún significado esotérico debe tener. Llevo mucho tiempo alejado del mundo de la numerología y otras artes adivinatorias para sacarle punta, pero algún significado debe tener. Por lo menos soy consciente de ello así que un día de estos pensaré y me sumergiré en mi subconsciente para ver qué puñetas tiene que ver conmigo ( de momento sumado es un 14 que sumado da 5 curiosamente mi numero de nacimiento y de personalidad chúpate esa… En tarot representaría la Templanza carta que se encuentra en medio de La Muerte o numero XIII para los más puristas y El Diablo) Alentador… Pero dejemos lo esotérico de lado y permitidme bajar de nuevo a la tierra (ese diminuto moco de color azul que vaga por el espacio) para reflexionar más sobre la dichosa cifra. Muchos os preguntaréis porqué tengo que pagar yo el divorcio de mi hermana (bueno solo la parte que le corresponde a ella y el 75 % del procurador por que el capullo se niega a pagar más) La sencilla razón es porque mi hermana cobra una mísera pensión de 300 euros que sólo le da para pagarse la estancia en el hospital (no voy ni pienso hacer comentario algunos sobre mierda relacionada con nuestra sanidad y sus extraños cobros a jubilados y pensionistas por tener una cama digna en un hospital de larga estancia porque no terminaría nunca y podría remontarme a épocas lejanas cuando mi padre vivía y se encontró con la misma tesitura) Paso. Me he hecho responsable del pago (aun sabiendo de donde puñetas iba a sacar yo el dinero) Pero era necesario. Por ella (de esta forma nos quitábamos de encima el estigma capullo + su familia, y sobre todo porque accediendo tan rápido pagábamos el “rescate” de esos dos niños de las garras de su padre (a la que tendremos que añadir EAIA, o solo parte de esta entidad, pero no quiero adelantar en acontecimientos… ) 1436, de eso se trata. Mi cabeza es ahora un batiburrillo de estratagemas. Os aseguro que en casa nos sentimos como auténticos malabaristas. Pero no como los del Cirque du Solei todos superguays, (cools) ecológicos y de diseño. Nos sentimos malabaristas de un cutre circo ambulante, de barriada de lona raída y olor a rancio, que se juega el pescuezo lanzándose objetos punzantes (oxidados y cochanbrosos) con los ojos vendados y sin posibilidad de cobrar seguro, en caso de accidente. Mira por donde, hablando de seguros… El primer paso que he de dar es el de liquidar un plan de pensiones personal con una aseguradora de unos grandes almacenes que muchos de vosotros sabéis cual es (y para los que no tampoco es importante este dato) que un servidor se hizo cuando las cosas iban económicamente mejor. Por lo menos con lo que ahí tengo reservado para mi vejez (a esta paso veremos si llego a ella) pagar, por lo menos el 45% de la cifra total, sin contar procurador… Lo que entra en casa en estos momento es para otras cosas como alimentar a los dos críos, ropa no les hace falta gracias a la ayuda de muchos amigos y poca familia que contamos… alimentarnos nosotros, pagar facturas (menos mal que no tenemos hipoteca) pero si colegios, comprar muebles para adecentar la casa y adaptarla a las nuevas circunstancias y poder sobrevivir (como cada hijo de buen vecino). De momento el padre ha cumplido con uno de sus tratos e ingresa la mísera cantidad de 200 € para manutención de los niños (a 100 € por niño al mes imaginaos si nos sentimos malabaristas de circo rancio) Por cierto, entre las facturas que uno paga está la de una mutua de entierros (heredada de mi padre) y que un servidor, prevenido que es paga minuciosamente cada mes y en la que incluí mucho antes de que rugiera el volcán a mi hermana, llamadlo intuición o chiripa pero es así. Sabiendo de la falta de interés del capullo por pagar recibos hace unas semanas le pregunté si le pagaba seguros a los niños. Me dijo que sí e incluso a mi hermana. Como soy más bueno que Charles Ingalls (Michael London, La casa de la Pradera) y Chase Gioberti (Robert Foxworth, Falcon Crest) juntos le sugerí pasar a los niños a mi seguro (de esta forma me siento más seguro valga la redundancia) y así no me encontraría con problemas más tarde por culpa de incongruencias ajenas. El tipo me dijo: “Pues sí, págaselo tu que yo tengo otras cosas más importantes que hacer”. Cosa que he hecho sin rechistar eso sí cagándome en todos sus muertos (amebas incluidas) por los mísero y ……………… (añadid el segundo adjetivo que queráis tras la línea de puntos porque a mí se me ocurren ciento de millones, incluidos lenguas muertas y lenguas venideras, y si los suelto no podré dejar de escribir) que representa. 1436, son como eslabones de una cadena pesada pero os aseguro que como sea voy y me compro unas buenas tenazas para liberarme de ellos. ¿Comó? Como decía Scartett O´Hara (Vivien Ligh, Lo que el Viento se Llevó) Ya lo pensaré mañana.
Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
miércoles, enero 23, 2008
1436
A lo largo de nuestra vida los números nos persiguen de forma incansable. Muchas veces se confunden con fechas como la del cumpleaños, la primera comunión (hay quien se acuerda de eso, os lo aseguro) el aniversario de boda o los años que lleva uno trabajando para una empresa. Muchas veces esos números son de carácter inofensivo. Simples recuerdos. Pero sucede que otras veces los dichosos numeritos representan mucho más. Algunos de ellos son variables, es decir como cuando nos da por cambiar nuestro numero de clave de la tarjeta de crédito o el número de habitación de un hotel o incluso cuando nos da por cambiar de número de teléfono (ya sea móvil o fijo). Otros son tan intensos que se quedan grabados en la memoria como si fuésemos reses que han sido subastadas y marcadas posteriormente con un hierro candente en lo más hondo de nuestra selva de neuronas. En este caso el número 1436 es un claro ejemplo. No tiene nada que ver con una fecha (he consultado efemérides al respecto y nada que destacar salvo el nacimiento de algún astrónomo de la época y algún nombramiento real al cuento) incluso he pensado si esa cifra en concreto pueda tener con alguna vida pasada (todo es posible pero hace tiempo que no practico la autoregresión y como que no me apetece mucho averiguarlo, de momento…) Nada de eso, 1436 es una cifra punto, que va acompañada de un símbolo (€) correspondiente al euro. Eso, señoras y señores, admirados lectores de este intenso culebrón es lo que cuesta el divorcio de mi hermana y la libertad de mis sobrinos respecto al capullo de mi (¿debería decir ya ex?) cuñado. No es una cifra elevada si lo comparamos con otras más sabrosas que han pagado cientos de miles de personas que han pasado por este trago. Pero si lo es cuando un servidor tiene que hacerse cargo de dicho pago, que por cierto, ignoro aun cómo y cuándo voy a pagar aunque en cuanto sepa cómo voy a hacerlo y lo haya hecho voy a ser el hombre más feliz de todo el universo. 1436 es lo que cuesta librarme para siempre del infortunio en forma de piltrafa humana que representa a mi cuñado. Como diría Neil Armstrong al pisar la luna (si es que la pisó alguna vez cosa que de un tiempo a esta parte estoy dudando) “Es una pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad”. Siento envidia por que a él se le ocurriera antes esa frase porque gustosamente la pondría en la lapida del nicho donde reposarán los restos de lo que fue el matrimonio de mi hermana con ese desgraciado (en el peor sentido de la palabra ya me entendéis). No sé, igual hasta le mando un mail al célebre astronauta para pedirle permiso para utilizarlo (luego, tras conseguirlo me meare a gusto sobre el puto nicho) Han sido 22 años de aguantar las borregadas de ese ser. 22 años son muchos años aguantando, os lo aseguro. Que sí, que en todos esos años ha habido momentos mejores (incluso buenos fíjate tu) dos de ellos me los llevo yo y los tengo en casa viviendo y disfrutándolos (a pesar del gasto económico que representan pero eso es una minucia comparada con otras cosas que nos rodean y acechan como bestias en mitad de la jungla) Que más da. Yo (y por supuesto Miguel) con dos pares de huevos (cada uno) y tirando para adelante. Si hago un alto en el camino a pensar qué otras cosas buenas ha hecho este personaje me quedo con lo mencionado más arriba porque desatacar lo que se dice destacar en otra cosa, lo que se dice bien poco, bueno ha sido un buen trabajador, pero nada más punto y pelota. Esa virtud se queda hundida en 20 metros de profundidad dentro de un pozo de mierda tras 20 millones de aberraciones que ha ocasionado a su familia (y sucedáneos) a lo largo de todo éste tiempo.
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