viernes, enero 25, 2008

La mosca cojonera.

Para quien no lo sepa o no le suene el termino la mosca cojonera es aquel ser infecto con alas que se pasa (sobre todo en verano) zumbando a nuestro alrededor (si, sobre todo a ras de oído) provocando nuestra incomodidad. Es la bicha que se antoja posarnos en nuestro bocadillo, sobre la mesa de la comida o pegándose a nuestro cuerpo bien sea estrellándose contra nosotros o bien encaprichándose de una parte de nuestra cara (especialmente la boca y las orejas como ya he comentado un poco más arriba). Las moscas cojoneras son muy variadas y van desde las muy pequeñas de tamaño invisible hasta las gordas y peludas de cuerpo negro azabache. Pero he aquí que también hay moscas cojoneras de dos patas, que hablan y se visten y llevan una vida como ser humano de a pie. No llevan alas pero molestan soberanamente sobre todo cuando no les damos un golpe de mano a tiempo y vamos como de confiados por la vida. A lo largo de esta historia que vengo narrando y que es verídica al cien por cien (aun a estas alturas hay quien duda de ello, que se le va a hacer…) me he encontrado con numerosas de estas moscas. Podría hablar también de las moscas cojoneras que me he encontrado en el pasado pero como hace ya mucho tiempo de ello y ya ni siquiera molestan pues para que voy a gastar espacio en este blog. Igual otro día, tal y como seme dé y si tengo ganas de hablar de ello. A lo que iba. Las moscas cojoneras que tengo revoloteando a mi alrededor son del genero “zumbo en la oscuridad, te jodo pero no me ves.” Son molestas pero solo cuando las oyes, porque verlas no las ves, pero sabes que están ahí tocándote los cataplines. Voy a centrarme un poco porque tengo a veces peco de dar demasiados detalles y ni soy Blasco Ibañez ni Guillame de Lorris y poco me gustan a mí las florituras literarias. Mi mosca cojonera particular no tiene nada que ver con la familia de mi futuro ex cuñado como seguro más de uno pensaba, pero si está muy estrechamente vincula a él. Se trata de la responsable del EAIA que tantas veces he comentado de su presencia en este blog. El personaje en cuestión es la ineptitud personificada, en todos los aspectos. Desde hace un año que lleva el asunto de mis sobrinos (por decir algo) ya que se ha dedicado con todo su afán en dedicarse al padre de los niños, a defenderlo y protegerlo y creerse toda la mierda que le ha inyectado en sus neuronas. Cuando entró el departamento de EAIA en el asunto familiar un servidor vio como se abría la posibilidad de desenmascarar a mi cuñado y el saco de mentiras que iba vertiendo a diestro y siniestro sobre su “inocencia” y mi culpabilidad (o la de tantos otros, que en echar culpas ajenas es un experto) respecto a los maltratos a mi hermana y a los niños. Pero ¡Ah, sorpresa!, con el paso del tiempo he ido descubriendo que las promesas de cooperación, charlas, indagación sobre antecedentes acerca del tema con todos y cada uno de los miembros de la familia (y colegio) involucrados en este sorprendente culebrón ha sido simple y llanamente papel mojado. Ni indagan con el colegio, ni conmigo (y mira que les he insistido) y mucho menos con la madre de los niños (y sobre todo con estos cuando últimamente les comunicaban a gritos nuevos episodios de maltrato por parte de su padre) Algo penoso, abominable. Su función ha sido la de proteger al padre justificando que tratan de reeducarlo (es más fácil enseñar a una piedra a dar volteretas y decir papá y mamá que mi cuñado trate de ser organizado con su vida y la de sus hijos, os lo aseguro) para que siga manteniendo activo el núcleo familiar, desde entonces para ellos cualquier otra ecuación no es válida. Es tal su obsesión por ese punto que se han olvidado de todo lo demás, y como ya he dicho de los propios niños. Lo peor del caso es que ahora la responsable del caso ha dejado el tema profesional de lado para tomarse una especie de lucha sin cuartel a nivel personal con todo lo que no tenga que ver con el padre de los niños, pero en especial conmigo mismo. Hace tiempo atrás intentó desprestigiarme ante Paloma (la abogada de mi hermana) soltando sandeces del tipo “No veo capacitado al tío de los niños para que estos vivan con él” o peor aun “Veo la actitud del tío como un mero capricho del que se puede aburrir y dejar a los niños desamparados” como si los niños fueran cachorritos o muebles o vete tú a saber qué… tuve un primer encontronazo con ella (había tenido algún que otro roce anteriormente con ella tras explicarle la situación familiar y mi miedo porque el capullo les hiciera algo a los niños, más aun cuando los utilizaba como arma ante mi hermana para atemorizarla y/o sonsacarle cosas) Claro está que Paloma me avisó de la conversación y yo, cabreado como un mono la llamé (eso sí sin gritar ni nada por el estilo) y le insinué que si tenía algún prejuicio contra mí o sobre todo contra mi condición sexual, cosa que negó como ofendida)cuando la cosa parecía haber quedado ahí entra en escena otro testigo de su ira hacia mi persona. Nada más y nada menos que el abogado de mi cuñado. Éste llama un día a Paloma y le dice que una tal Montse le ha llamado a su despacho para ponerme a parir soltando todo tipo de basura hacia mi persona. El hombre le dice a Paloma que la tipa en cuestión no quiere que los niños vayan a vivir con Miguel y conmigo, entre las diferentes apreciaciones le dice que “No estamos capacitados para el cuidado de los niños, somos una amenaza para ellos, una mala influencia”, y lo más gracioso y a la vez vomitivo “que soy un manipulador, compro a los niños y un egoísta”. Eso para que os hagáis cuenta es lo más ligero que suelta su boca, el resto son insultos e improperios. El abogado comenta que tal y como escuchaba a la tipeja se hizo a la idea de que yo era igual o peor que Hitler. Como inteligencia no le falta al caballero opina que esta mujer ha dejado de lado su papel como profesional y se ha dejado llevar por una sentimiento personal. Lo más curioso del asunto es que el propio abogado de mi cuñado le pide a Paloma acelerar el proceso para que este personaje no interfiera más en el asunto, un asunto que ni le va ni le viene y que por otro lado está poniendo impedimento a una situación legal de corte amistoso. Vamos que la muy burra está metiendo el pie en un terreno privado y pantanoso. Otro de los avisos sobre la actitud desfavorecedora de este personaje hacia mi persona me llega del colegio, después de una llamada a Silvia (la directora) ésta se pone en contacto conmigo para advertirme de la ira de este personaje hacia mí callándose por educación y por no meter más baza en el asunto todos los términos inapropiados hacia un servidor. Vamos una perla. La batalla invisible no se queda ahí. El día que mi cuñado tiene que ir a firmar los papeles del divorcio deja plantado al su abogado en el despacho porque “La responsable del EAIA le ha dicho que no firme y que ¡no me entregue los niños en custodia!” El abogado se cabrea y llama a Paloma para comunicárselo. Ambos se ponen de acuerdo de que hay que hacer algo con este personaje ya que esta interponiéndose en un divorcio de mutuo acuerdo. Ese mismo día mis sobrinos están en casa de su padre. El niño escucha la conversación telefónica entre la tipa del EAIA con mi cuñado pidiéndole que no vaya a firmar etc… El niño también escucha que la tipa me llama sinvergüenza en una ocasión, su padre además se lo remata y puntúa después de colgar el teléfono. La cosa no se queda aquí, sino que se va agravando (aunque directamente no me afecte ya que no tengo contacto alguno con ella). Resulta ser que la tipa no quiere hablar más con el colegio porque yo los tengo comprados (como si me sobrase el dinero en este momento) y manipulados (después de esto me voy a retirar del periodismo y me voy a dedicar a la política miré usted…) mis poderes e influjos son tan poderosos que ya quisiera el malvado Emperador Palpatine de la saga Star Wars llegar a mi nivel porque incluso he conseguido manipular a distancia y telepáticamente al abogado de mi cuñado (y eso que solo lo he visto una vez y de refilón) La tipa argumenta (después de que un día los niños le hablasen de cómo se lo pasaban de bien en casa mientras ella les ponía cara de incredulidad o asco) que ambos evitaran divertirse conmigo ya sea viendo una película en la tele o en el cine, comiendo el plato que más le gusta o incluso navegando por Internet (el Google Earth, la wikipedia o el youtube son instrumentos malignos dignos de una conspiración judeo masónica…) porque yo les estaba comprando y manipulando. Vamos que si venían a mi casa yo en una esquina sin decirles nada y ellos en otra. Un abrazo, una palabra amable o un paseo por la ciudad era sinónimo de manipulación. De locos. Suma y sigue. Desde que los niños están en casa no han llamados necesitamos algún tipo de ayuda social, ni siquiera para preguntar sobre los niños, lo más estrafalario del asunto es que están en contacto diario con el padre de las criaturas día sí y día también pidiéndole que saque a esos niños de mi casa y se lo vuelva a llevar a la suya. Con el colegio tampoco ha habido más contacto. Insisten que no firme el divorcio y la guardia custodia. Lo más chocante es que mi cuñado se ha quejado del acoso sufrido por semejante personaje tema a su abogado. Lo que más me molesta de todo este tema no es el afán por desprestigiarme de esta mosca cojonera que forma parte del EAIA, sino que la tipa no ha hecho su trabajo bien y encima quiera tener razón. Si hubiese tenido en cuenta a la madre de los niños, en vez de prescindir de ella desde el principio y tratarla como una demente incapaz de tener criterio, o tener el cuenta al colegio lugar donde los niños pasan gran parte de su vida diaria, no cooperar con el centro en busca de ayudas para los niños (hace poco el colegio ha puesto en marcha y por su propia cuenta el tema de ayuda psicológica para los niños precisamente motivados por la falta de interés del EAIA en mover el asunto), si hubiese hecho un seguimiento de mi persona y de mi pareja con mucha más objetividad que un par de charlas (precisamente forzadas por un servidor) otro gallo cantaría. ¿Protección al menor? Dejadme que me ría (por no decir que llore) En estos momentos a quien protegen (sabiendo y confesando con humildad al colegio que no tienen nada que hacer con él) es al padre. ¿Por qué siguen en contacto diario con él y dejan de lado a los niños? ¿Por qué esa obcecación por desprestigiarme si apenas saben nada de mí salvo que he luchado como nadie por sacar a esos dos niños de ese infierno? ¿Por qué no creen a los niños y los mandan callar alegando que su deber es estar con su padre, pase lo que pase (eso en palabras de una de las educadoras sociales tras un aviso de los niños por la incomodidad que sentían en casa) y no moverse de allí hasta que cumplan la mayoría de edad? ¿Por qué trabajan tan mal? ¿Por qué? Yo no lo sé. Se me escapa de todo entendimiento. A veces pienso que me ha tocado al grupo más estúpido y retrogrado (y eso que son muy jóvenes) de todo el departamento de defensa al menor. En serio. Peor no lo podían hacer. Si hace meses me quejaba de la Sargento de Hierro (que por cierto ahora ha reanudado relaciones con su hermano, es lo que tiene la puta navidad) y que va de lastimera ante los niños y de que todo el mundo le ha echado la culpa de la situación, ahora resulta que tengo una nueva enemiga, alguien en la que debería confiar y no tenerla en contra. A veces me da la sensación que me mira como si yo fuese el maltratador y mi cuñado la víctima. De momento tengo planes al respecto. Ya he acudido al Sindic de Greuges (entidad semejante a la oficina del consumidor pero destinada a estamentos oficiales) y tengo tambien planes con medios de comunicación. No pienso dejarlo así os lo aseguro. En fín, como está el patio. Luego enciendes la televisión y ves lo mal que trabajan. Para ir a mear y no echar gota.

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