Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
martes, enero 29, 2008
¿Por qué lloras Caroline?
Esa pregunta se la hizo una enfermera a mi hermana hace una semana, después que la Asistente Social (en su afán de jugar al Tetris con las camas de los pacientes) del hospital decidiera (inexplicablemente) ubicarla en la planta de psiquiatría. Mi hermana, con lagrimas en los ojos le contestó que “Ella no estaba loca, que por qué la encerraban allí”. La enfermera le contestó (sonrisa “Profident” en rostro) que su estancia allí era debida a que necesitaban camas en la planta donde anteriormente se encontraba y que debido a eso se había decidido trasladarla a ese pabellón, un lugar ubicado en la última planta del hospital Duran i Reinals ya que había una plaza disponible para poder trasladarla (a pesar de que ella se paga cada mes la estancia en un pabellón de Larga Estancia). Hablé con la Asistenta Social. La pobre no se enteraba de nada sobre todo debido a que la Asistenta Social que llevaba el caso de mi hermana se había sacudido las pulgas enviándole el caso de rebote. Resulta curioso que durante mi charla hubo un momento de pausa donde la Asistente se dedico a discutir con otra compañera cual era la distribución de varios abuelos a los que le había tocado también formar parte de la jugada (ya sabéis los que habéis jugado al Tetris que éste es muy adictivo). Tuve la sensación (y no soy el único al haberlo comentado con otros familiares de pacientes) que cada vez que en dicho el hospital cambian de Asistente Social, para demostrar que hacen algo útil, se dedican a cambiar de abuelos de planta y habitación mareando con ello a todo Cristo. Bueno, por supuesto que me quejé de cómo subían a mi hermana a aquel lugar. No me supo aclararlo (recordad que la historia le venía de rebote). Le solicite buscarle un centro cerca de casa, de sus hijos de su médico que es un decir porque el perla no se ha interesado por el estado de salud de mi hermana desde hace algo más de un año, la última vez fue cuando me dijo ( y a mi hermana conmigo) sin tapujos y con mas morro que espalda que ella no tenia tenía posibilidades de mejora (cosa que ya sabemos) ni de ningún otro tratamiento alternativo (en forma de bomba de suministro de medicación como la que llevan algunos diabéticos) vamos que estaba desahuciada (a no ser que pagase algún tratamiento privado por ello, entonces sí) de por vida (con 43 años). Lo único que le quedaba era permanecer en un centro geriátrico (no hay para gente joven) mirando las paredes esperando morirse de aburrimiento y pena. Si que existen alternativas como asociaciones y sacacuartos por el estilo (porque eso es lo único que en este país existen) que pagando una cantidad (90€ mensuales) puedes participar en talleres, ayuda psicológica y varias mandangas más. Sobre las ayudas psicológicas (y no me vais a negar que mi hermana las necesita) no aparecen por ningún lado (ni siquiera en el pabellón de psiquiatría donde se encuentra hospitalizada) Solo simples talleres de hacer manualidades o de jugar al bingo (más propio de una persona de la tercera edad que para una persona joven enferma de Parkinson). Vamos si hace días me quejaba de la poca y mala ayuda por parte del EAIA respecto a mis sobrinos (aun esperamos que se interesen por ellos con una simple llamada, no como sucede con el padre al que llaman cada día para seguir incordiándolo con que vuelva a llevarse a los niños a casa.) ahora me quejo de la mala gestión por parte de la servicios sociales de nuestro país respecto a la atención recibida por mi hermana. Respecto al tema del traslado la asistente me confesó que lo veía muy difícil (tanto moverla de psiquiatría como llevarla a otro centro mucho cerca de Barcelona) “Es que no interesa tener a gente más joven en un centro de larga estancia” me contestó, “Ya sé que eso suena duro pero lamentablemente es así” O sea, sólo interesa gente mayor en los centros de larga estancia (o “Cementerio de Elefantes” como le llamo yo “cariñosamente”) Si eres joven, con una enfermedad degenerativa y tu conyugue se lava las manos en cuanto hacerse cargo de ti lo tienes claro. Eso si chuparle la mitad de su pensión de la cuenta corriente cada mes por una cama sí que interesa. No os preocupéis siempre habrá algún lugar donde colocar al enfermo, aunque sea en un pasillo, en el armario de la cocina, el pabellón psiquiátrico (ahora os explico sobre el sitio en cuestión) o en una nevera de la morgue (apagada mejor porque si no se constipa y hay que medicarla). Subirla a psiquiatría no ha sido una idea brillante. No podía ser peor. No solo está rodeada de gente con graves problemas psíquicos (ya le han agredido en una ocasión) sino que está aislada del resto del mundo. No puede salir, yo solo tengo unas horas de visita estipuladas, no puede tener enseres personales, ni ropa, ni tv, ni teléfono móvil. Para llamar hay unas horas concretas donde (me dijo mi hermana) se organizan colas kilométricas. Hay pacientes que llaman por entretenerse (como niños pequeños que descubren el teléfono por primera vez) como una señora de 80 y pico años que insistía un día en llamar a su madre (ya fallecida) ocasionando un colapso general y la incapacidad de poder comunicarse por parte del resto de miembros de la cola (incluida mi hermana). Pero no sólo hay colas para llamar, las hay para fumar (un cigarro por día), merendar, cenar, comer, ver la tele y hasta si nos ponemos quisquillosos hasta para cagar. “La vida ahí arriba es muy diferente a lo que hay aquí abajo…” me aseguró la supervisora de planta el primer día que fui a ver a mi hermana (y que no pude entrar) ya que una enfermera albina, siniestra me lo impidió. La sala está aislada por una puesta de metal con una cámara de vigilancia. “Es diferente…” Y bien cierto que es. Te controlan cuando entras y cuando sales, a veces como hay que van vestidos con ropa de calle (¿?) tengo la preocupante sensación de que un día me confundirán y ya no me dejen salir… Mi hermana se hunde por momentos, lo veo en sus ojos, en su cara, en sus movimientos. Está deprimida, sumida en una tristeza tan densa como el cemento. Hace dos semanas que no ve a sus hijos. Hay que pedir permisos y la doctora no está disponible o no aparece cuando la buscas. Yo he llamado la Asistente Social para que la saquen de allí. Es mi nueva lucha. Se hya convertido en mi nueva lucha. Parece que estoy destinado para eso. No hay tregua para mí.
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2 comentarios:
Meri, kerida,
Déjate de llamar por teléfono a la A.S. Lo k tienes k hacer es presentar una queja por escrito a Sanidad.
Vaya Richard, no has salido de una que ya estás en otra. Ojalá consigas enderezar el tema. Si pudiste con el otro, que parecía tan imposible, seguro que podrás con este. Muchos ánimos!
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