miércoles, septiembre 10, 2008

Por encima del hombro

No hay nada como tener dinero (que este no es actualmente mi caso) para que, cuando vayas al banco, te traten como a un señor. Cuando no hay “cash” eres un cero a la izquierda (valga la redundancia) te miran por encima del hombro, desconfían de ti (en estos momentos tengo mi tarjeta de crédito secuestrada en un cajón de mi sucursal con pocas posibilidad de ser rescatada) Siempre me he preguntado cómo se debe sentir uno cuando tiene dinero, pero no con cuatro duros o seis, sino con más de mil o tal vez un millón. ¡Debe ser la leche! Supongo que este pensamiento le ha sucedido a más de uno que me esté leyendo y más ahora con esa especie de crisis que nos azota cual huracán caribeño sobre nuestras carteras.

Creo en los horóscopos, pero no en los que aparecen en los periódicos o revistas donde un día conocerás a cincuenta amantes y al día siguiente te darás un golpe en la cisterna del wc y te convertirás en un monje de clausura. Con cilicios incluidos. Creo en los que te hacen con las coordenadas de tu día, mes, hora y año de nacimiento. A veces uno se sorprende con lo que pueden llegar a decirte, bueno, en el caso de que te lo hagan bien. Yo no es que dude de mi carta astral pero hay cosas que no me cuadran como el apartado que me dice que al tener el Sol en la Casa II voy a tener mucho dinero. Ya me gustaría a mí tener dinero. Como no sean billetes del Monopoly lo dudo mucho porque mi cartera y mi cuenta corriente es un pozo de arañas del tamaño de mandriles endemoniados de los que hace 6 días que no comen.

Mi padre pudo comprobar en su día lo que es tener dinero. No de la forma más agradable. Tuvo que hacer un trueque y depositar 6 metros de intestino y un año y medio de suplicio hospitalero a cambio de 13 millones de pesetas. Pero bueno, pudo disfrutarlo, hecho una mierda pero como dicen: “Que le quiten lo bailao.” Ya sé que 13 millones de pesetas ahora no es nada pero en 1987 se podían hacer muchas cosas con ellas y una era que te lamiesen el culo en el banco del barrio. Recuerdo los malos años económicos (porque me recuerdan mucho a los que estamos viviendo ahora) ya que teníamos que esperar al día 24 para poder sacar 10 mil pesetas de la tarjeta de crédito y así poder ir a comprar comida. Recuerdo que cuando la máquina escupía el dinero aquello parecía una juerga flamenca, con palmeros incluidos. Luego venían de nuevo las penas y las desdichas. Que sepáis que nosotros las hemos coleccionado de todos los colores y formas. Si, en vez de muebles antiguos, sellos valioso, bonos del estado o lingotes de oro nosotros coleccionábamos penas del tamaño losas, hasta en ocasiones, por la compra de una nos regalaban otra. A veces tenía la sensación de que jugábamos al un extraño poker con una baraja del Tarot y siempre nos tocaban ases y escaleras de muertes, diablos o torres.

Cuando mi padre salió del hospital, que no quiere decir recuperado del todo, pudo cobrar la jubilación anticipada y apartarse por fin de la repugnante carrera de ratas que se celebraba, cada día sí y cada día también, dentro de la multinacional donde trabajaba y que casi le arranca la vida. Mi madre le decía siempre a mi padre que no podía ser ni tan honrado ni tan poco arriesgado… También consiguió cobrar varios seguros y vivir varios años de rentas. Rentas pequeñas pero lo suficientemente holgadas como para comprar una nueva vela al barquito y retirar la que los pajarracos del averno nos había agujereado.

Como al banco (en este caso caja) le gustó la entrada de tanto dinero a su sucursal cada vez que íbamos nos sacaban la alfombra roja. Sólo les faltaban lanzarnos flores y bombones. ¿Qué director de sucursal te da su teléfono personal para que le llames aunque sea a las 4 de la mañana para que te traiga churros con chocolate o melindros? Eso le paso a mi padre menos en la parte de los churros, el chocolate y los melindros. Ya no teníamos que hacer cola, ni mirarnos con cara de asco cuando entregábamos la cartilla con números rojos. Ahora pasábamos directamente al despacho del director y allí nos lo arreglaban todo en un plis plas. Con el paso del tiempo y a medida que la cuenta iba disminuyendo (mi padre nunca le gustó invertir y eso que era muy buen economista) el trato ya no fue siendo el mismo. Había respeto, porque había dinero, pero ya no había alfombra roja, ni flores ni bombones… Ahora volvíamos a ocupar la fila en la cola y cuando les hablabas te miraban con cierto desprecio y como si fueras idiota. El sueño fue efímero pero pudimos ver que sucedía cuando la cuenta corriente estaba contante y sonante.

Recuerdo que el día de la muerte de mi padre mi hermana y yo fuimos al banco a las 8 de la mañana. Nos atendió la subdirectora, una imbécil, pija y arrogante niñata que, aparte de no darnos la información necesaria sobre el estado de la cuenta de mi padre no nos dio ni pésame. Y eso que unos años atrás era una de las que nos lanzaban flores con más brío de toda la sucursal. No entendía lo que queríamos decirle (como si hablásemos en un extraño dialecto) y nos atendió con un desdén tal juré no dirigirle la palabra durante el tiempo que estuviera en ese sucursal.

Pero eso no es todo. Cuando mi hermana y yo cobramos lo que nos correspondía por herencia de nuestro padre y a mí se me ocurrió retirar el dinero de mi cuenta se me castigó retirándome la tarjeta de debito hasta que en el infierno cantasen querubines y surgieran flores. Al final los mandé a la mierda y me fui de aquel lugar. Tampoco donde estoy ahora es el paraíso, te tratan igual si tu cuenta se queda en números rojos. Te hablan como si fueras un idiota y te reprimen como si fuesen las profesoras de un parvulario.

Un día, hace tiempo, se me ocurrió la santa estupidez de pensar que si recuperaba mi tarjeta de crédito recuperaría mi dignidad. Menuda gilipollez. Es como comparar una mierda con un sabroso pedazo de tarta de chocolate.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes mas razón que un santo. Yo no entro al banco ni para sacar dinero, me apestan. Recuerdo que una vez fui a abrir una cuenta al banco donde trabajaba mi madre. Como ella estaba ocupada, sin decir nada me fui a otro empleado. Ni qué decir tiene cómo me trató. Le faltó escupirme. Eso sí, cuando de repente apareció mi madre y dijo que yo era su hija, ¡¡¡ no veas qué cambio !!!. Y encima me dice que porqué no se lo dije: "Pues porque deberías tratarme con respeto sea quien sea, gilipollas".
Puuffff, qué mal me sentó.
En fin, vivimos en una sociedad en la que vales lo que valga tu dinero, es decir, cuanto tienes cuanto vales.
No te preocupes Foscardo, algún día los pobres dominaremos el mundo, jejejeje
Besos
Byrnes

Anónimo dijo...

Mi padre trabajó en un banco durante muchos años, como 30, volvía más quemado que la pipa un indio.
Ahora cuando voy a cobrar mi sueldo y les digo que el cheque es nómina me preguntan siempre ¿seguro? y a veces debo presentar mi nómina para que confirmen que el importe es el adecuado, no vaya a ser que una vez metido el cheque se me ocurra marchar a Brasil porque como cobro un pastón al mes puedo hacer bancarrota al banco no te fastidia...

Anusky66 dijo...

Me apunto al sueño de entrar en la sucursal donde tengo la hipoteca y que en mi cuenta tenga dinero para pagarla y que aun quede lo suficiente para que el anunciar el cambio de banco les cause un serio disgusto , tanto como me causan sus constantes llamadas y msm reclamando que ingrese más dinero. ¿Que se creen que los numeros en rojo los tengo por que me gusta mas ese color?
Sé que algún día saldré de este socabón y me daré el gustazo de llevar mi dinero a la única oficina donde me reciben igual de bien ,cuando domiciliaba mi nómina ,que ahora que la cuenta luce un hermoso 0 €.

Esther Hhhh dijo...

La verdad es que es cierto lo que dices... En general hoy en día, en este mundo, vales lo que vale tu cuenta corriente, así de claro.. Y es muy triste.

Besitos

KAMELUCHA,.,.,.,.,., dijo...

Diooooo
cuanta verda has dicho amigo mio,,,
don sin din........
son puñetas en latinnn
decia mi abueliñaa,,y tenia toda la razonn,,,como es el tratoo del
DON,,,tal y don cualll...
sabes cuando eres emigrante,,,y vienes de America,,primero se creen que traess plata,,y es de una manera..pero al ver que nooooo
para que decir,,,para que,,,
pero que cierto ,como una casa de grande,,,,
llegue al punto de ya no tener tarjeta paque,,??,,,mejor que noo.
cobran por tooo..y va a se que no hay,,,
Lo de tu padre,,huyy como el mio,,somos de intestino ..malito,,
ves,,?? joeeerrr menuda herencia me dejaron,,,intestino maliiisimo,,huesos peores,,
pero dinero,,,va a ser que na de naaa jajaja,,,si no a buena hora tenia yo a mi hijo metido en este lioo y yo aca,,que va..se quedaria en su casita y listo,,peroooooooo
en fin amigoo un abrazooooooo

Astrágalo dijo...

Hola amigo Foscardo!!, he leido con detenimiento tu entrada....muy buena eh!, tienes muchisima razón, y te lo dice una persona que visita los bancos mas que el baño, desde el lunes que he empezado a trabajar no he parado de estar en ellos, aunque lo mio es diferente, es a otra escala, se que me entenderas...no es lo mismo trabajar para los bancos que trabajen para ti. si te contara anecdotas de bancos estariamos horas hablando, pero poco a poco si te apetece te contare alguna.
Hay una maxima en el mundo empresarial que dice:" el dinero estancado, muere", es como el rio, siempre tiene que estar en movimiento, solo asi genera mas, y el que genera hay que seguir invirtiendo.
No te imaginas como te he entendido en lo de hacer colas en los bancos, yo nuna las hago y en parte me siento un poco culpable por esas personas que las hacen, pero sinceramente, tengo tan poco tiempo que me seria imposible hacerlas......

Un besito astragalin, para ti con eferto mariposa, ya sabes con las pestañas.

Carlos Alberto dijo...

Hola Foscardo compañero!
Llevas mucha razón en lo que dices,
akí solo cuenta la pasta estes o vengas de donde vengas...Mira la crisis en la que estamos tan mala esto va durar su tiempo,,, es muy triste no llegar a fin de mes y que este hasta el cuello de deudas por tos lados y que cuando te das cuenta te quitan en un momento to lo que tienes.Todos los bancos son iguales y mas perros que los de hacienda no hay...Bueno la vida es así de jodida pero hay que vivirla!
Un abrazo, me alegró de haber entrado espro que me visites pronto amigo, y que me gusto tu estupendo viaje a la mancha!

despedida dijo...

En la oficina que estoy ahora me tratan bien porque la gente que hay allí más o menos es legal. Pero he vivido de todos colores y es muy triste cuando vas allí y parece que en vez de sacar nuestro dinero sacamos el suyo.
Tener dinero o no te hace estar en un sitio del mundo o en otro eso está claro.