lunes, marzo 19, 2007

Camorra.

Ayer por la noche se presentaron en el hospital el capullo, la Sargento de hierro y la experta en olvidarse a los niños en los portales por culpa de la botella. Acosaron a mi hermana hasta el agotamiento. A gritos (incluso tuvieron que venir una enfermera a callarlos). Entre otras lindezas (insultos y amenazas a parte) dijeron que yo les había puesto a los niños una foto de ella y el capullo rota en la cartera del cole, que yo les estaba acosando por teléfono cada día, que la sargento me iba a pedir los setecientos euros de los recibos del colegio que supuestamente les he robado, que mi cuñado había hablado con el médico para prohibir a mi hermana para que saliera conmigo a la calle, que la sargento de hierro iba a hablar con Miguel un día para decirle algo mío muy grave y así cortase conmigo… Y lo más delirante: Mi cuñado había pinchado el teléfono de mi hermana para enterarse de todo lo que decíamos. JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA y JA. Llega la primavera y con ella la estupidez suprema.
Yo le he dicho a mi hermana que esto ya se tenía que acabar, pero no de la forma que ellos desean, vamos con un servidor en plan Rambo liándose a hostias con toda su familia. Porque veréis, ellos como barriobajeros que son, están acostumbrados a solventarlo todo a bofetada limpia que ríete tu las que organizaban Bud Spencer y Terence Hill en sus películas. Para muestra el día de la boda de mi hermana con el capullo, en pleno banquete se acercan a mi madre dos de las hijas de mis primas le dicen “Tía, hay dos invitadas pegándose y tirándose de los pelos en el cuarto de baño”. Mi madre que se acerca al lugar y pilla a dos de las hermanas de mi cuñado (que son siete) a hostia perdida revolcándose en el suelo, pataleando y arrancándose mechones de pelos del tamaño de diez pelucones de la muñeca Barbie. Mi madre avergonzada avisa a su recién suegra y esta pasa del tema como de la mierda por lo que mi progenitora piensa que debe ser algún tipo de ritual nupcial familiar, pero claro en una boda eso queda como muy feo. Al final mi cuñado ha de ir a poner paz y regresa con las dos locas con el pelo revuelto y el Rimmel chorreteando por toda la cara. Pues no, yo ni tengo ganas de liarme a hostias (de momento aunque reconozco que ganas y cantidades industriales tengo para repartir) ni voy a rebajarme a su nivel, inferior al de la mierda. Le he dicho a mi hermana que denuncie. Que hable con la asistenta social del hospital para que ponga un poco de orden y trate por lo menos de evitar que esta panda de energúmenos vaya a la habitación a acosarla. Por cierto, mi cuñado le había dicho a mi hermana que le iba a llevar su cartilla de la pensión (la cobra este día 24), curiosamente la cartilla no ha aparecido. Parece ser que está mejor en su cartera, esperándole para llenarle los bolsillos…


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Richard

Vaya tela todo lo que explicas es como de película. Espero que tu hermana acabe de abrir los ojos pronto y denuncie a ese tipejo, a ver si consiguiera una orden de alejamiento o algo que hicieran que ella estuviera mas tranquila, y tu tb.

Si necesitáis algo, ya sabes donde estamos .

besitos

Alexandra

Amparo dijo...

Oh, si, recuerdo la pelea en el baño el día de la boda de Carol. Fue una experiencia curiosa, sobre todo al saber que las dos luchadoras eran hermanas. Felicidades por las ultimisísimmas noticias telefónicas. Ya sabéis que todos los que os rodeamos estamos ahí. Sólo necesitáis silbar ;-)
(Oh, si, que ración de hostias se dieron, angelitas... )