jueves, marzo 22, 2007

Diario de una semana infernal.

Prometí hablar el miércoles y el miércoles ha pasado. En primer lugar pido disculpas a todos los que esperaban que narrase algunos acontecimientos. Han sucedido muchas cosas. Yo estoy agotado, en todos los sentidos. No es para menos... pero lucho y tengo fuerza suficiente como para luchar hasta más allá de la muerte si es necesario porque, entre otras cosas, me jode la injusticia y lo que le está sucediendo a mi hermana y a mis sobrinos es injusto de un tamaño inconmensurable, titánico, infinito... Como todo el mundo ya habréis sospechado, por el post anterior y por algunos mails y llamadas efectuadas a algunos de vosotros HEMOS DENUNCIADO AL CAPULLO Y AL RESTO DE SU FAMILIA. Me he prometido narrarlo todo, sin olvidarme de nada. Puedo incluso incluir testimonios personales. Esta tarde por ejemplo he entrevistado a mi hermana, por mi profesión realizar una entrevista es un ejercicio monótono, a veces interesante a veces no tanto efectuado cientos de veces pero os puedo asegurar que la de hoy ha sido la peor de todas las entrevista de mi vida y no porque haya sido mal planeada o torpe o aburrida. Sino por todo lo contrario. Pero ese momento ya llegará, no quiero anticipar acontecimientos. A lo largo de los días y de varios post iré contando los hechos que nos han llevado hasta la esperada denuncia y también a sus consecuencias. Perdonadme de no ponerlo todo a la vez. Vuelvo a decir que estoy muy cansado y en alguna ocasión me siento como si fuese la versión europea de Jack Bauer. Para mí 24 horas me saben a muy poco y pasan muchísimas cosas. El tiempo vuela y tengo que ir contrareloj porque el enemigo también corre y aquí es de verdad. He aquí el principio de todos los hechos…

Lunes de terribles descubrimientos.

El lunes me acerqué al hospital, después de que el capullo y sus hermanas le hicieran una visita de muy poca cortesía a mi hermana. Me había citado también con la asistente social del hospital (en cuanto pueda os cuento una anécdota muy curiosa sobre ella de esas que si te las cuentan nunca te la creerías y que tiene que ver conmigo y un hecho que sucedió hace ya tres años)Cuando llegué me encontré con la acompañante del señor de la cama 2 de la habitación 633 (mi hermana está en la 635) He de decir que esta señora le ha cogido mucho cariño a mi hermana, habla con ella, la anima la arregla y le hace bocadillos de pan de molde con jamón de pavo o atún. Nada más verme me dice ”No veas lo que pasó ayer por la noche, menudo escándalo montaron tu cuñado y sus hermanas. Como gritaban a tu hermana. Incluso una enfermera les llamó la atención” a lo que añade “A parte de eso tu cuñado entró en mi habitación y nos amenazó a mi padre (el enfermo), a mi hija y a mi cuñado.” Yo le pregunté cuál era el motivo. “Porque se había enterado que le había hecho un bocadillo a tu hermana. Mientas sus hermanas acosaban a tu hermana él entró aquí y nos dijo que no diéramos más de comer a su mujer que sólo él podía darle de comer a ella. Encima va y me dice que su mujer ya había estado en otros hospitales y que no se pensase que tenía que tenerle pena ay que ella venía de otro nivel social mucho más superior al de él y al de ella (la señora) misma. “ El cuñado de la mujer trató de enfrentarse a mi cuñado y la sobrina (hija de la mujer) se lo impidió, estaban acojonados. Por cierto, antes de eso la señora había ido hacia la habitación de mi hermana porque los gritos y los insultos hacían retumbar las paredes. Se asomó y vio a la Sargento de Hierro literalmente encima de mi hermana gritándole mientras manoteaba “TU QUE TE HAS CREIIIIDDDOOOO PERO QUEEE TE PIENSSASS TUUUUU” entonces es cuando salió mu cuñado y la acorraló en la habitación de su padre. Estuvieron una hora y media torturando a mi hermana. Cuando se marcharon la señora del 633 salió corriendo y entró en la habitación de mi hermana. Allí estaba ella, llorando y aterrorizada. La mujer le levantó la cara y vio como a la altura del pómulo izquierdo había una marca roja intensa. Le pregunto si le habían pegado. Mi hermana le dijo que no de forma muy nerviosa. Pero ella no le creyó. Entonces fui a ver a mi hermana a la habitación. Le pregunté cómo estaba y ella me dijo que tenía mucho miedo. Su mirada era exactamente igual a cuando ella trataba de ocultar los maltratos. Volvimos a preguntarle si ayer la habían agredido. Ella lo negó. Pero su ojos mentían. Baje con mi hermana a y la asistenta social al despacho. Las enfermeras de la noche había cursado una queja por los ruidos de la habitación de mi hermana. Lo curioso es que en su momento solo les llamarón la atención y no los echaron. La asistenta me dijo que mi cuñado le había pedido al enfermero de noche que no dejase salir a su mujer nunca más del hospital a no ser que fuese acompañada de él o su familia (¡¡¡toma castaña!!!) y sobre todo que no permitiese la entrada de su cuñado (óseas yo mismo) El enfermero le contestó que la única persona que podía impedirlo era mi propia hermana y no él. El capullo soltó un improperio y lo dejó en paz.

Primer paso: Bye bye Money Mr Capullo !

En el despacho de la asistenta social se habló y se movieron muchas cosas, quizás los primeros pasos para meterle caña a la pandilla basura. En primer lugar anulamos la cuenta del banco de mi hermana (recordad que él tiene la libreta de ahorros y la tarjeta de debito con su número para sacar dinero del cajero automático. Bueno se hablo con el banco y se anuló todo. Mi hermana, a través de la asistente social redactó un papel para que yo fuese y le abriese una nueva cuanta a mi hermana. La libreta se la entregaría a la asistenta social que se la andaba pidiendo a mi cuñado desde hacia la tira de tiempo (y el tío venga a darle largas). Entre otras cosas para que mi hermana se quedase en el hospital de forma indefinida pagando ella una cuota de su pensión. Comenté lo de la supuesta agresión a la asistenta. Ella le preguntó a mi hermana y ella lo negó de forma muy poco convincente. Entonces la asistenta social me sugirió denunciar el caso a las autoridades. Yo le dije que para eso estaba yo allí que ya tardaba en telefonear. La asistenta llamó a la comisaría. Le preguntaron los motivos y le comunicó que la denuncia era por maltratos y que la víctima era una enferma que en ese momento no podía desplazarse. Automáticamente le comunicaron desde comisaría que le enviarían una patrulla. La asistenta le dio su número de teléfono y el de mi móvil. Subimos mi hermana y yo arriba mientras la asistenta redactaba el poder en nombre de mi hermana para que yo fuese al banco a cambiar la cuenta.

Segundo paso: Llega la ley

En planta nos encontramos con la hija de la señora que comparte habitación con mi hermana, una señora muy atenta que ayuda todo lo posible a mi hermana. La señora del 366 y yo le comentamos lo sucedido ya que ella no había podido venir a ver a su madre el domingo por la tarde. También le comentamos lo del supuesto maltrato. La señora agarra del brazo a mi hermana y se va junto con la otra mujer a la habitación. En ese momento empieza a sonarme el teléfono. Me llaman desde la comisaría, concretamente del departamento de atención a la víctima. Me preguntan todo lo referente a mi hermana, su estado anímico, cuando comenzaron los maltratos, cuanto hijos tiene, etc etc… Después de colgar vuelve a sonar el teléfono, ¡¡¡joder!!! me llama el EAIA, concretamente la persona que se encarga de llevar el tema de mis sobrinos, me pide mil disculpas, y se interesa por todo el caso de mi hermana y de los niños, le cuento todo. Ella me cita en el mismo hospital el día 3 de abril (en plena Semana Santa) Al parecer iba detrás de mi cuñado hace tiempo y este no hacía más que darle largas. Alguien está moviendo algo porque no lo entiendo tanta coincidencia… En eso se abre la puerta de la habitación de mi hermana y aparecen las dos señoras. Me dicen “Richard, tu hermana ha confesado, ha habido maltrato por parte de la familia de tu cuñado. No quería decirlo y le hemos convencido para que si hay algo de maltrato lo saque a la luz por su bien y por el de su hijos…” Entro en la habitación. Mi hermana está de espaldas, sentada sobre la cama. Me acerco a ella y le pregunto: “Carol ¿es cierto que han maltratado?” ella me responde que si y rompe a llorar. Yo le pregunto de nuevo “ ¿Ha sido tu marido?” ella me responde que no, moviendo la cabeza. Le pregunto si es una de sus cuñadas y me dice que sí, cuando le pregunto si ha sido la Sargento de Hierro ella me afirma con la cabeza. Al parecer le pellizcó y retorció la mejilla con violencia, a modo de advertencia mientras le amenazaba. No se puede describir lo que uno siente en esos momentos. La rabia es tan grande que uno sería capaz de reventar la pared a cabezazos. Agredir a una persona es algo vomitivo, hacerlo a una persona aquejada de Parkinson, sentada en una silla sin apenas poderse mover es vomitivo. Hacérselo por el simple hecho de haber ido a ver sus hijos ya no tiene nombre. Ni el demonio más pendenciero y sanguinario del infierno sería capaz de tal repugnante hazaña. Uno en esos momento siente el impulso de dejar la ética de lado y tratar de tomarse la justicia de su mano. Pero no. No me han educado así, esa no es mi forma de ser. Igual debería pero no, no puedo. No soy como ellos. En eso llega la asistente social. Le comunicamos la noticia. La mujer se quiebra. El asco también hace mella en su rostro. Llegan los Mossos d´Escuadra (policía autonómica perteneciente a Catalunya) una chica (idéntica a Chenoa pero en rubio) y un chico. Mi hermana se emociona y rompe a llorar. Yo les explico todo el caso, con todo lujo de detalles. Ellos escuchan y fruncen el ceño con dolor y tristeza. Sobre todo después de ver el estado tan penoso en el que se encuentra mi hermana. Tratan de hablar con ella, pero en esos momentos se hace imposible. La lengua y las cuerdas vocales no le responden… Me toman varios datos, información relevante, como el nombre y teléfono de mi cuñado y de las chacales de sus hermanas y se van un momento afuera. Al cabo de un rato regresan. Han visto a mi hermana tan mal que han decidido que sea yo quien, en nombre de ella curse la denuncia. Yo accedo encantado. Nos vamos. Me agacho. Mi hermana está sentada en una butaca, con su aspecto frágil, su rostro pálido con algún vestigio de cicatriz debido a lo que todos ya sabemos, y el que el pasado es imborrable. Me despido de mi hermana con un abrazo y un beso. Le digo que no se preocupe que ya ha pasado todo y que esté tranquila que a partir de ahora todo va a ir bien. Ella llora y se retuerce incontrolablemente debido a su enfermedad. Se acerca la doble de Chenoa y la trata de tranquilizar. La cara de la agente es todo un poema. La de su compañero le va a la zaga. Marchamos por el pasillo. Ellos delante mío. En eso veo como la agente le dice a él. “Que historia más triste, que pena , que asco… “ El simplemente le dice un “Si” acompañado con una caída de ojos. Acompaño a los agentes en el coche. Hay momentos en el que la emoción me invade y tengo unas inmensas de llorar. No sé si de alegría porque por fin se había dado el paso que debía hacerse o bien por pena ante todo lo que había sucedido, y no solo a lo de anoche. Qué más daba en ese momento, era simplemente una emoción intensa, ahora quedaba mucho que hacer. Me senté en frente al volante de mi coche. Antes de arrancar el motor miré al retrovisor. No sé, en esos momentos pensaba que igual vería a mis padres sentados atrás, dándome ánimos. Pero eso solo pasa en la películas y en la series como “A dos Metros Bajo Tierra”. Esperé al coche patrulla en una esquina y en cuanto vino le acompañé hasta la comisaría. Es curioso lo que sucede en momentos de situación extrema. Pese a los nervios y la tensión no podía conducir sin oír música, la necesitaba. Busqué en el reproductor de mp3 una música que en eso momento me hiciera sentir bien, me reconfortase, me diese fuerzas… No me lo pensé dos veces… escuché la banda sonora de Star Wars Episodio 4 una película que a los diez años, justo cuando se estrenaba en todo el mundo me cambió la vida, o mejor dicho la forma de ver el cine. ¿Podría ser aquello interpretado como una señal desde el más allá?

Tercer paso: Revelaciones

Llegué a la comisaría a eso de las 16:30. Me atendieron al momento. Una agente muy simpática vestida de paisana. Era del departamento de atención a la víctima. Entramos en su despacho. Me tomó declaración. La chica se interesó mucho por el tema comentándome cosas de mi testimonio y opinando sobre el tema. Me insistió en varias ocasiones si quería comer algo, yo le dije que no pero no le rechacé un caramelo de su bote de cristal de caramelos sobre su mesa. No cuento lo que dije en la declaración porque ya sabéis todo y bastante hay para contar como para repetirse hasta la saciedad. Al final rellenamos cuatro folios. El tiempo atmosférico parecía acompañarnos en varios pasajes de la historia. Tras la ventana vimos el centelleo de varios relámpagos y varios mini aguaceros golpearon los cristales impregnándolos de gotitas. Algunas parecían como lagrimas deslizándose por el cristal. En la denuncia solicitamos varias cosas ya que también en el mismo pack incluimos mi denuncia por amenazas de muerte. Había una orden de alejamiento hacia Miguel y mi para mi cuñado y su familia. Una orden de protección hacia mi hermana para los Munster al completo. Solicité un abogado de oficio, y también protección a los niños ya que en varias ocasiones me preguntaron si temía por sus vidas y yo les contesté que sí. Salí de la comisaría a eso de las 19:30. Me dijeron que el juicio seria el miércoles y que al capullo lo llamarían el martes, que esta noche por lo menos durmiésemos tranquilos (pero quién podía…) Fui a buscar a Miguel a la facultad (el pobre estaba tratando de ponerse en contacto conmigo desde hacia tiempo y no había forma, es más aquello día le salió una clase nefasta, supongo que sus alumnos se lo perdonarían) y fuimos a casa. Llamé a 48756748647 personas por teléfono. Anoté el post llamado Hoy que podéis leer abajo. Envié unos cuantos E Mails y nos fuimos a dormir.

(continuará…)

3 comentarios:

Djabliyo dijo...

¡¡¡Ánimo, Meri, que por fín el caso se está moviendo!!!

roser_pen dijo...

Absolutamente terrorífica la historia. Hasta yo he tenido ganas de llorar al imaginar lo que tu hermana estará pasando! Ojalá ya no se rompa este ritmo y las cosas empiezan a enderezarse. Te envío un abrazo virtual y mucho ánimo!

Queer Enquirer dijo...

Parece que por fin la cosa se va a arreglando. Un abrazo osuno :)