miércoles, mayo 02, 2007

Gambito de Reina.

Hoy he ido de compras de nuevo con mi hermana. Otra vez al Hipercor. Parece haberle cogido cariño al sitio. Ha comprado mucho menos que la otra vez. Se ha dado cuenta que hay comida que se le estropea enseguida. Hoy no estaba muy fina. Hace tiempo que la glándula salivar le juega malas pasadas y tiene que recurrir urgentemente a los pañuelos de papel. En el hospital me comentado que ayer le echaron bronca. Con el tema de las pastillas la cosa está difícil. Sigue en su empeño de robar pastillas, sean las que sean. Pero sucede una cosa. Los medicamentos que se lleva de de forma furtiva no se los toma. Los tira a la papelera o los esconde. Incluso las pastillas que le corresponden en su turno. Ella no se las toma, se las guarda y hace uso de ellas cuando le parece necesario. Un autentico descontrol del que nadie está poniendo remedio. Hoy cuando he llegado a casa me ha llamado Paloma. Nos hemos citado en su casa. Ya en su despacho me ha explicado cómo está la situación y cuáles son los planes de futuro respecto al tema, sobre todo lo que concierne a mis sobrinos. De momento no hay pruebas de maltratos por parte de mi cuñado, sólo el testimonio de mi hermana y eso para el juez es la palabra de ella contra la de él. Así pues no se le puede quitar de momento la guardia y custodia de los niños (y yo sigo pensando que todos los cabrones tienen suerte…) Paloma me ha planteado el tema del iniciar los papeles del divorcio y ambos hemos analizado los pros y los contras. El principal pro es que se le han de estipular al capullo unos horarios inexpugnables de visita de los niños, ya sea en fin de semana, entresemana o cuando sea. Pero estos han de ser inquebrantables e innegociables. Que se empiece a olvidar de los míseros cinco minutos de visita (y una vez por semana) a los que tiene acostumbrado en castigar a mi hermana. Luego está el tema económico. Ahí se ha de tener muy en cuenta la situación de salud de ella y sobre todo sus paupérrimos ingresos. Los contras, por lo menos el más importante es el tema custodia. Eso por un lado es un movimiento favorable para él, pero también significa que, sabiéndose ganador, cometa algún error de cálculo (como incumplir el régimen de visitas) o realice algún movimiento arriesgado (como dejarse llevar de nuevo por la ira) lo que acabaría en jaque mate instantáneo en esta compleja partida de ajedrez. Lo que sí está claro (e impepinable) es que, de momento, el juez le otorgará la custodia al capullo del padre. Sobre todo por falta de pruebas fehacientes. Hasta que no llegue el informe tras el estudio de los niños efectuado por el EAIA no hay nada más que hacer. Le he hecho un hincapié a Paloma sobre mi necesidad de que esos niños recuperen el trato conmigo, sobre todo lo antes posible. Resulta irónico que toda la caterva de tías que tienen por parte de padre (y a las que los niños les importa una mierda) pueden disfrutar de ellos cuanto se les plazca y yo no pueda ni dirigirles la palabra. Para mayor colmo el tiempo corre en mi contra. Cuanto más se vaya alargando más hostilidad se irá acumulando hacia mí. No es justo que el capullo y algún que otro miembro de su familia sean quienes decidan a quien pueden ver los niños y a quién no. Para ellos no cuenta en absoluto la opinión ni el deseo que pueda tener mí hermana. Si por lo menos conseguimos que con el divorcio se me otorgue un régimen de visitas existiría una posibilidad de poder recuperar de nuevo a los niños. Si no, estará todo perdido.

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