Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
viernes, mayo 04, 2007
Obediencia.
Esta mañana cuando entraba a la portería de mi casa la portera me ha comentado que días atrás vio a mi sobrino tomando el ascensor. Iba solo. Ella le saludó y le comentó lo alto que era ya que hacía tiempo que no lo veía. Ella pensaba que el niño venía a visitarme. Pero no era así. Aquí no vino, fue a visitar a sus amigos, mis vecinos del piso de abajo. No comprendo aun como no se atrevió a venir a visitarme. Y más aun no estando ni su hermana ni su padre vigilándolo. Puede ser que el miedo le haga reprimir las ganas de venir a casa. Puede que realmente ya no quiera venir a verme. Puede incluso que sea un caso aberrante de obediencia.
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