Eran las 21:00 horas y Paloma llamó a casa. Quedamos Miguel y yo en su despacho (un piso más abajo del mío). Comenzamos por escuchar la conversación grabada de mi sobrino. Al principio los ánimos de Paloma eran bastante positivos. El niño comentaba el episodio del tirón de brazo, del empecinamiento de mi cuñado por ser él el único responsable de su educación (y vida) y no mi hermana. Después esperó a escuchar el episodio del maltrato en el garaje de su antigua casa. Y así lo hizo. Acabó la grabación, hubo un pequeño lapsus de silencio y luego nos comentó, un poco desapesadumbrada si no había más testimonio. Le dije que eso era lo que había. Me dijo que aunque era bastante revelador suponía que le juez necesitaría más información ya que en la grabación se hablaba de dos episodios y uno de ellos (el tirón de brazo) era poco conciso y el segundo muy ambiguo. Es decir, hablaba de una paliza, que aunque le hubiese hecho daño no tenía la suficiente fuerza para determinar unos maltratos. Tendría que haber hablado de más hechos y sobre todo de episodios de maltrato con su hermana y con su madre. En todo caso aportaríamos al juez el testimonio a ver si podríamos conseguir algo. Pasamos a buscar pruebas en los informes del hospital. Miguel tuvo que bajar al coche a buscarlos y los repasamos uno por uno. Había informes de las asistentas sociales, pero en ellos se hablaba de los comentarios sobre los maltratos que nos había hecho mi hermana. Buscamos más pruebas en los papeles, sobre todo informes de los médicos, algo que se nos hubiera pasado por alto sobre informes de marcas y magulladuras. Aparecían siglas, nombres de alteraciones fisiológicas pero nada que pusiera contusiones o signos de maltrato. Aquello era desesperante y frustrante. Los tres repasamos los papeles de nuevo. Nada. Era como si nadie en el hospital hubiese visto u anotado nada anómalo. Miramos el informe de ingreso. Mi cuñado lo había efectuado a las tantas de la madrugada. En él ponía que mi hermana ingresaba por descontrol con las pastillas, alcohol (?), ataque de nervios y situación incontenible con su enfermedad, por supuesto (y pese a las numerosas contusiones, laceraciones y morados) por agresión. Si hubiese sido un centro clínico pequeño lo hubiera incluso entendido, pero un centro como el Hospital de la Vall d´Hebron aquello era vergonzoso. Vamos a ver ¿les aparece una señora llena de morados y con la cara reventada llena de signos y nadie en urgencias se cuestiona si esa mujer está siendo maltratada? No hay palabras. Al parecer hacen mucho más caso del testimonio de mi cuñado. También resulta anecdótico que tanto yo, como mis familiares y mi propia hermana avisamos y la revisaron un par de doctores y enfermeras y ¡ninguno había avisado por escrito de nada! Es más ni en los informes de planta, cuando dos asistentas sociales y una doctora se les avisó y se les mostro los golpes ¡tampoco se hablaba en ningún papel del tema! De verdad aquello era desesperante indignante y perturbador. Nadie había visto nada. Sólo nosotros. Y encima no constaba nada. La cosa se estaba poniendo chunga. Sobre todo porque en ese momento mi cuñado tenía todas la de ganar, sobre todo por falta de pruebas fehacientes y por la escasez de indicios de maltratos. Nadie, salvo mi hermana y los niños habían presenciado los maltratos (incluido el padre de mi cuñado cuando estuvo unos días con ellos ya que en ese momento él dejó de maltratarla) Escuchamos por último el testimonio de mi hermana. El resultado final fue mucho más positivo y conciliador. Los detalles de los maltratos, la información que ella ofrecía tenía mucho más peso que el testimonio de mi sobrino. Aunque aquello no dejaba de ser la palabra de ella contra la del capullo. Paloma me pidió la transcripción completa de la grabación para así entregársela al juez y de esta forma podría seguir ciertos pasajes de la conversación ya que a mi hermana cuesta entenderla. Me acosté a eso de las 2:30 AM agotado y sobre todo cabreado. Queriéndolo o no mi cuñado tenía mucha más suerte de lo que se pensaba.
Por la mañana mi hermana tenía que testificar (al final contariamos la ayuda de mi primo un nuevo testigo que aportaría algun que otro dato bastante revelador)...
Pero esa ya es otra historia. Que contaré en otro post.
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