miércoles, marzo 05, 2008

Manchester, England Englaaaaand!!!

Mi abuelo materno (que en paz descanse) siempre decía que volar en avión era todo un misterio. No lo voy a negar. Para una persona de principios del siglo XX oír hablar de aviones y de pasajeros le parecía la cosa más sorprendente del mundo. Todo esto viene a cuento porque estoy sentado en la terminal C13 del aeropuerto de Amsterdam, en un vuelo que me trae para Barcelona desde el aeropuerto de Manchester. ¿Y cómo he llegado a parar aquí? Os preguntaréis más de uno (los que no se lo pregunten o lo sepan no leed o pasad rápido los ojos por las líneas que lo explican) Pues bien. El pasado martes recibí una llamada (no, no era La sargento de Hierro aunque la peñazo ha estado presente en todo momento y a lo largo de este corto viaje con sus puñeteras llamadas “anónimas” y eso que supuestamente había parado durante unos días. Debe ser que me echa de menos. Enemigos como yo debe haber pocos…) La llamada en cuestión venía de Activisión (empresa de videojuegos) y me invitaban con todos los gastos pagados a Manchester para echar un vistazo a uno de los futuros grandes títulos de su compañía “LEGO INDIANA JONES”. Ni basta decirme que no me lo pensé dos veces. Necesitaba un viaje aunque fuese de un par de días y me apetecía ver como se creaba in situ un juego para videoconsola, así que acepté encantado la invitación. Por otro lado no había estado nunca en el norte de Inglaterra y tampoco cerca de la tierra de mis antepasados (en el condado de Shrewshire) a una escasa hora y media de mi destino.

Llegar a Manchester no fue tarea fácil. Por horarios no había forma de llegar en un vuelo directo así que si quería llegar a tiempo tendría que hacer transbordo en Amsterdam tanto en la ida como en la vuelta. En un principio y como llegaba con algo de tiempo mi intención era acercarme a la ciudad de Shrewbury para dar (literal y realmente con los huesos de mis bisabuelos y resto de familia paterna) al final me fue imposible. Al final no había tiempo suficiente y hacía un puto frio que se te quedaban las castañuelas como el troglodita ese que se encontraron en el Himalaya hecho un producto ultra congelado. Porque, si hay algo que defina a Manchester es que hace un puto frio del carajo, de esos que se te mete en lo más profundo de tu esqueleto. Ojo, a su favor he de decir que la ciudad no es nada fea. Hasta tiene su encanto. Eso sí, es todo un paraíso para las compras, bueno si estas forrado de pasta porque la libra esterlina está aun a años luz del euro. A mí con sólo me dio para comprarme dos pastillas de jabón con formas de fruta y un par de bolsas de caramelos para Miguel y los Niños. Por cierto si algún día se os ocurre ir a dicha ciudad os recomiendo que alojéis en el Hotel Renaissance justo en el mismísimo centro y un sitio no muy caro (115 libras) para una habitación con dos camas King Size y una mini suite.

Pues bien como siempre me sucede fui el primero en llegar. Debe ser que volar desde Barcelona (o Amsterdam) me da cierta ventaja que hacerlo desde Madrid u otro lugar de la península ibérica. Desde el aeropuerto tomé el tren hasta Picadilly Manchester (no Circus que eso está en Londres) y a medio camino, inevitable y predeciblemente comenzó a llover. Eso, eso que no falte la lluvia en Inglaterra que si no llueve no está contenta “Su Graciosa Majestad”. Parece mentira que aun, a estas alturas me llegue a sorprender las cosas que pueden llegar a hacer mis propios compatriotas. Sobre todo en cuento tradiciones se trata. Resulta que, casi llegando a la estación, dentro del tren apareció por una de las puertas que comunican los diferentes vagones una señorita con un enorme carro ofreciendo a los pasajeros tés o cafés (aguachirri por su color) y todo tipo de chocolatinas (“Goodies” les llaman ellos en jerga). Como había que pagar y a mí ni el té ni el café me gustan pasé olímpicamente. Llamé a Miguel (mi GPS particular o “Guía Miguelín” como le llaman quienes le conocen) y desde su despacho, Google Earth, me organizó una ruta rápida hacia el hotel por lo que llegué al hotel en un santiamén. En el Hall me recibieron muy amablemente y después del registro me ofrecieron un mini coctel de granadina y una chocolatina cortesía de la casa. Subí a la habitación (por cierto el ascensor con voz femenina habla solo) hasta la décima planta. Desde la habitación 103 podía ver una fantástica vista de la ciudad. Como iba cansado y tenía un poco de hambre bajé a comer algo. El frío me esperaba en la puerta como los ácaros en la moqueta de la habitación. Como quien os escribe es muy chafardero (debe ser por deformación profesional) me dio por callejear reconfirmando que Manchester no es una ciudad tan horrible como me la pintaban. Visité un par de supermercados donde me compre unos bocadillos y un pastelito y regresé a la habitación. Una vez allí me pegue una ducha (me dolían las piernas, la espalda y todos los huesos del cuerpo incluidos los del oído) me tomé un analgésico y me dispuse a comer algo y a trabajar con el ordenador. Entonces caí en la cuenta de que el puto sistema de enchufes del Reino Unido era diferente al del resto de Europa. ¿Por qué mis tocayos hacen todas las cosas del revés? ¿Por qué conducen por el lado contrario? ¿Porqué los enchufes son raros de cojones? ¿Por qué los saleros y los pimenteros van al revés que los nuestros? Si no lo sabías sólo se le puede ocurrir a los ingleses poner la sal en el bote con el agujero único en el centro y la pimienta en el de agujeros múltiples. Un misterio como hubiera dicho mi abuelo.

Al final conseguí conectar el ordenador en el enchufe del cuarto de baño. Eso si el pobre bicho iba como loco cambiando el brillo de la pantalla (ahora tengo corriente, ahora no y así hasta el infinito y más allá) por lo que la batería no conseguía cargarse ni en lo más mínimo. Bueno al menos me daría tiempo a hacer algo con él antes de apagarse definitivamente. Durante ese tiempo recibí las llamadas de Miguel, de los niños y de la insistente y obsesiva “Sargento de Hierro” (cuatro llamadas silenciosas en menos de una hora…) Eran las 20:30 y tenía tiempo hasta las 22:00 para reunirme y cenar algo con Mónica (responsable de prensa de Activisión) y el otro periodista que llegaban desde Madrid. Me tumbé en el sofá de la suite y me puse en el ordenador una película (una cosa horrenda llamada “Los 4 Fantásticos contra Silver Surfer” ) Justo en el momento más entretenido se acabó la batería y me quedé en ascuas (es un decir)

Después de un par de llamadas anónimas más me tumbé en una de las gigantescas camas (me costó decidirme en cuál de ellas) Y me quedé amodorrado, sería una mezcla del analgésico y del cansancio. A las 22:30 me llama Mónica. Ya habían llegado. Quedé con ellos en el Hall en un cuarto de Hora. Me vestí y baje. Después de las presentaciones nos fuimos a cenar a un Restaurante Italiano no muy lejos del Hotel. Como ya había comido algo en por la tarde cené poco (una estupenda lasaña) Charlamos un rato y tratamos de buscar un Pub abierto sin ningún buen resultado. El frío apretaba así que regresamos al hotel. En conserjería pedí si tenían un adaptador para el enchufe ¡y me dieron uno! Por lo menos tenía solventado el tema eléctrico (pero no el tema Wi Fi que no hubo forma a no ser pagando 15 libras por 24 horas) cosa que me negué. Me acosté en la cama y me puse a ver el final de la peli. La bicha esa de color plateado se apiadaba de los humanos y se cargaba al malo de la función. La Jessica Alba se casa al final con el tipo de goma y todos más felices cual manada de perdices Tararín Chimpún... Puse la alarma del móvil en marcha a eso de las 8:00 de la mañana y me quede más sobado que la flauta de Bartolo.

Una cosa rara que tiene Inglaterra y bueno, todos los países nórdicos en general es que a las 5 de la mañana ya es de día y claro sucede que uno se medio despierta y ver luz y se lía más que una persiana. Os aseguro que por un momento me entró la paranoia que había puesto mal la hora en el reloj y que en vez de las 05:30 eran las 9:30 pero no. Allí amanece mucho antes (de la misma forma que oscurece a eso de las 17:00 horas) De nuevo otro misterio como diría mi abuelo. A las 8:30 me llama Miguel. Hablamos un rato. Me meto en la ducha, me visto (antes de esto se me cuela la mujer de la limpieza en la habitación. La pobre sale huyendo rauda con un “Oh, I´m sorry Sir!”) y bajo de nuevo al Hall con la mochila, el enchufe y la tarjeta/llave de la habitación. Como el desayuno no estaba incluido nos fuimos a desayunar a un “Starbucks Café” Tras confesar que no había estado nunca (y sorprender a los allí presentes) desayunamos, yo zumo de naranja recién embotellado y pastelito autóctono. Y nos fuimos de compras (bueno los que podían) En mitad de las compras recibo una llamada curiosa (es la responsable de EAIA que quiere quedar conmigo y los niños el jueves por la tarde para cerrar expediente, como si se hubiera abierto alguna vez) A eso de las 11:00 pillamos un taxi y nos fuimos a nuestra cita en Knutsford un pueblecito muy pintoresco perdido en mitad la campiña. Después de enseñarnos las instalaciones y ver el juego en desarrollo nos invitaron a comer y acto seguido Mónica, el compañero de Madrid, otro periodista Alemán y yo nos fuimos raudos al aeropuerto a bordo de un taxi descomunal conducido por un conductor descomunal que parecía salido de algún episodio de “Little Brittain”.

En el aeropuerto nos separamos todos. A mi me correspondía la terminal 3 y al resto la 2. Pillé los billetes de avión, pasé los controles pertinentes y corrí por el pasillo para llegar a la terminal. antes me paré en una tienda de juguetes y le compré un osito de peluche a mi sobrina que le encantan. El avión de KLM iba a tope de gente. Es algo incomodo y como ya iba cansado (y con un molesto dolor en el pie debido a mi reuma) me entró una modorra y algo de mala leche. Llego a Amsterdam con retraso. Corro de nuevo (como puede) por los pasillos. Compro unos bolígrafos y unos caramelos y una botella de Fanta que me requisa en el control una tipa mustia a modo de esbozo de la actriz americana “Lily Tomlin” (Le miro con mala cara “Tengo mucha sed y me has quitado mi botella tonta” le digo en silencio) Caminata de nuevo y llego a la terminal. Miro por el ventanal que da a la pista. ¡De repente se ha puesto a nevar! ¡Manda huevos! Encima hay retraso de una hora en el vuelo. Llamo a Miguel para comunicárselo. Pillo un asiento y espero. Mucho más tranquilo me doy cuenta que estoy rodeado de chinos. Miro la pantalla. Estoy en la terminal correcta. El avión que voy tomar en menos de una hora va hacia Barcelona y es el mío. Eso sí, va a ir cargado hasta los topes de chinos. Bueno pues vale, un vuelo exótico, pienso. Todavía no me he dado cuenta que en ese momento acabo de iniciar el principio de una casi accidentada aventura...

(Continuará)

4 comentarios:

Barry Gon dijo...

mira, Foscardito, pal reuma hay un remedio de abuela muy cachondo, mas aun si quieres vengarte de los capuyos que te quitan la fanta en el aeropuerto
una patata fresca
si, te echas al bolsillo una patata fresca, mi abuela siempre llevaba una en el bolsillo de la bata en cuanto comenzaba el otonio y la iba renovando hasta mayo-junio...
pa darle mas exotismo a la cosa la puedes poner en un saquito de tela asi mono de manera que, cuando en el aeropuerto abran el saquito y saquen la patata, pues con la mayor naturalidad le dices "es que sufro de reuma" y no das mas explicaciones
que te dicen que no la puedes pasar, tu respondes que en la lista de articulos prohibidos no aparece ninguna patata cruda y que su grado de humedad la colocan fuera del campo de los liquidos, aparte de no tener envase de cristal ni bordes cortantes

si ves que los que esperan detras tuya empiezan a exasperarse, le dices al oficial en cuestion que haga con ella lo que quiera pero "que a ver si expecifican mejor la lista de articulos no permitidos"

foscardo dijo...

Jajajaj ok tomo nota!!!

Anónimo dijo...

Mucho ojito con lo que os subís al avión. Os sorprendería lo que puede llegar a hacerse con una patata y un par de clavos. Vamos, que si os pillan, directos a Guantánamo: Cómo se hace una patata bomba

foscardo dijo...

Jodo menos mal que los chinos del avion parecian no lo saberlo. Solo hubiera faltado eso. jajajja