sábado, marzo 08, 2008

Sospechosos Habituales.

Una de las cosas que hice el miércoles al levantarme fue apagar el teléfono móvil. No me apetecía mucho tener que ver “Numero privado” impreso en la pantalla mientras el tono no cesaba una y otra vez de martillear mis oídos y mi paciencia (y eso que tengo más que pulgas un perro callejero) Unas 17 llamadas anónimas contabilicé el día anterior y eso que apagaba el móvil cada vez que me subía a un avión. Quería descansar. Mi pié derecho me lo estaba pidiendo a gritos. Aun me duele (no os imagináis cuanto) y eso que le meto chutes de “Neobrufen 600” como para dormir un elefante. Pero que se le va a hacer. Hay quien hereda millones y yo heredo enfermedades dolorosas y familias políticas tan diabólicas como criaturas surgidas de mentes tan productivas como la de H.P. Lovecraft, Dan Simmons o Clive Barker.

Bueno la cosa estaba en que yo había apagado el móvil. Que tranquilidad, de verdad. El paraíso. A todo esto, no sé si alguna vez os he comentado mi animadversión hacia la telefonía móvil. Pues sí, oído a muerte estos aparatitos. ¿Qué son útiles? No lo voy a negar. Pero los odio. Me producen irritabilidad. Si trabajáis de teleoperadores de una compañía de telefonía y os toca llamarme para ofrecerme mil y una ofertas iros pensándolo bien porque no vais a encontrar al Richard más amable del mundo. Ese mismo efecto me sucede cuando alguien del sexo opuesto trata de seducirme. Ahora no me vayáis tachando de machista que no van por ahí mis derroteros. Respeto mucho a las mujeres siempre que ellas me respeten a mí y no vayan de Santa Juanas de Arco o de Vampiresas de novela Pulp de los años 50. No sabéis como me pongo. Pero muy de mala ostia se queda corto en cuento a definición.

Pase gran parte de la mañana haciendo cosillas en casa sobre todo desolado por la noticia de la muerte de Consuelo. También me dedique a hacer unas llamadas de teléfono y mira tú por dónde hube de recurrir al móvil para buscar un número concreto. “No le va a dar tiempo a sonar” Pensé yo ingenuamente. Pues nada lo pongo en marcha. Introduzco el numero Ping. Me lo acepta. Voy a la guía y miro el número. De repente se pone a sonar. “Numero Privado”. “No tiene descanso. Esta tía es insaciable” pienso. Me cabreo y lo apago. Oigo la voz de Yoda en mi interior: “Controlar la ira debes” parece tratar de decirme. Le hago caso. Como he de bajar un momento a la calle tomo la chaqueta y bajo a la planta de abajo donde se encuentra el despacho de Paloma. Me abre la puerta. Le comento lo de las llamaditas (otra vez) y ella me dice resoplando que avisará de nuevo al abogado de mi (ex) cuñado. Hago el resto de mis quehaceres. Escribo un poco y por la tarde voy a buscar a los niños al cole, tienen miedo que aparezca su tía para hablar con ellos. No les hace ninguna gracia. Se sienten acosados. El móvil permanece mudo toda la tarde y parte de la noche. “Si llama ya se cansará”. “Pero que gilipollez es esa”, pienso esta tipa es la polla en vinagre... Entonces me da por analizar su Modus Operandi y saco una curiosa y Freuidiana teoría, eso si algo extravagante pero para nada descabellada: A la tía le pone a mil llamarme por teléfono ¡y encima es ninfómana!

Vamos a ver, sus llamadas son como polvos. Si yo contesto es como si ella se corriera. Así de sencillo. En ese momento se siente satisfecha ha llegado al final, pero por poco tiempo porque a la media hora su cuerpo le pide más marcha. Entonces vuelve a llamar esperando otro orgasmo. Si lo consigue (si descuelgo) se vuelve a correr y así una y otra vez dia tras niche. ¿Pero qué sucede si por el contrario no contesto? Pues dos cosas dependiendo de cómo yo actúe. Si rechazo la llamada es como si se tratase de un polvo rápido sin orgasmo, sobre todo por su parte. Me he corrido yo primero y a ella eso la enfurruña muchísimo y claro su cuerpo se ha quedado insatisfecho y le pide matraca. Por eso, cuando eso sucede, he comprobado que las llamadas son más insistentes y se producen cada 10 minutos. ¿Y qué sucede cuando yo dejo que suene el teléfono pero sin contestar? Pues tanto de lo mismo. Lo que en este caso el polvo ha sido más largo aunque sin orgasmo. La insatisfacción está también latente pero no la enfurruña tanto por eso tarda unos 20 minutos en volver a intentarlo. Conclusión: "La Sargento de Hierro" está mal follada y busca macho desesperadamente. Como su hermano (sic) ya está ocupado y su cuñado ya no le habla debe desahogarse con otra persona y ya se sabe, eso de reconvertir un gay (aunque sea por teléfono) la debe poner como una moto. Si mezclamos eso con su maldad latente tenemos la respuesta psicológica a su manía obsesiva (no si a este paso dejo el periodismo y me dedico a la psicología y desbanco de un plis plas a todos los profesionales del sector).

Esa misma tarde me llama Paloma. Le ha llamado el otro abogado. Le dice que “La Sargento de Hierro” se ha puesto hecha una furia cuando la ha llamado. Ella ha amenazado con ¡denunciarme a ¡por acoso e injurias! (No si en sinvergonzonería no la gana ni el mismísimo Satanás) Ella asegura por lo más sagrado que es su hijo que no me ha llamado nunca y ¡que no tiene mi teléfono! Anda que no... si habremos hablado de veces ella y yo atraves de telefono móvil. En definitiva y como dicen por ahí a palabras necias oídos sordos… Mi sobrino que escuchó la conversación sonrió por no llorar. Me comenta que ha visto a su tía llamarme por teléfono y colgar en varias ocasiones incluso me apunta que la muy capulla se reía maliciosamente en silencio. Mi sobrina añade que cuando su padre se peleó con su hermana en casa también recibieron unas cuantas llamadas anónimas y que el día de la bronca que tuve con el capullo por el tema de los DNI y pasaportes llamó a su hermana y que casualidad que momentos después sufriéramos una avalancha de llamadas anónimas en casa y en el móvil.

Paloma me comenta que el abogado le ha metido a "su cliente" una buena bronca advirtiendo que si sigue así puede joder muy mucho el asunto de las visitas de los niños a su propio hermano. Una orden de alejamiento a ella por acoso y mi (ex) cuñado ha de visitar a los niños sólo por unas unas horas en un centro concertado y sin posibilidad de llevárselos todo el fin de semana.

Paloma me dice que ponga en marcha el móvil y que vigile si se producen llamadas anónimas. Si es así pueden ser tres cosas: Una, no es ella la artífice (aunque esa posibilidad está más que descartada vamos como afirmar que la luna está hecha de queso o que los dinosaurios y los trogloditas campaban juntos a sus anchas) Dos, es ella pero seguirá llamando bien porque no puede parar de hacerlo o por tratar de no ponerse en evidencia y tres dejará de llamar para no cabrear a su hermano y ponerlo en un buen apuro pese a que con ello se deba pone ella en evidencia.

Pues bien, han pasado tres días. El teléfono esta encendido las 24 horas y no ha habido ni un sola llamada anónima. Conclusión: ¿Acaso debería a estas alturas haberla?

3 comentarios:

lavidanoespera dijo...

Telefonica Orange, Vodafone y Yoigo, llaman con numero privado siempre... y andan en pie de guerra...
Relajate amigo
:-)

lavidanoespera dijo...

Gracias por añadirme entre los elegidos...

foscardo dijo...

De nada. Si sa que andan en pie de guerra. Pero esto viene de largo ademas cuelga en cuanto contestas.