miércoles, abril 16, 2008

I Love to Dance!

De pequeño me gustaba bailar. Mucho. Tanto que no había canción que se me resistiera. No solía bailar solo, sino que a veces me acompañaba mi hermana o dos amigas Choni y Verónica que vivían en el mismo edificio. Todo comenzó un día que mi madre le dio por enseñarnos a Choni y a mi unos pasos de baile. La música era la versión “disco” del tema principal de “Encuentros en la Tercera Fase” interpretada por MECO. Ensayábamos y ensayábamos hasta que nos salían bien los pasos y la coreografía. Luego lo bailábamos ante amigos, familiares y sobre todo en cumpleaños como los de mi hermana. Después de ese disco llegaron otros tantos. Era precisamente la época de “Fiebre del Sábado Noche” y "Tony Manero".

De todo el bloque era el único niño que le gustaba bailar y no solo eso sino que también me gustaba darle vueltas al "Hula Hop" y otras gilipolladas típicas de la época de los 70. Claro, al principio los otros niños del bloque (y del barrio) se burlaban de un servidor. Bailar era cosa de maricas. Así de tajante y de cartesianos eran los pobres. Para ellos ponerse a mover el esqueleto era como tratar de emular a los bailarines que acompañaban a Rafaella Carrá o al "Ballet Zoom" y esos por supuesto para ellos eran unos mariquitas de muchísimo cuidado. No me preocupaba. Ni un pelo. Me gustaba bailar y cuando ponían un tema en una fiesta en casa de un amigo o nuestra propia casa ahí estaba yo para darme una buena hartada de mover caderas. Y claro al ser el único chico que lo hacía pues alguna chicas me rifaban para bailar. No todas. Nunca he tenido mucha suerte con el sexo femenino. Tampoco me ha importado y eso que aquella época yo era mucho más espigado ja ja ja ja…

Ahora también podría bailar, alguna vez me he puesto en ello pero no soy tan elegante como cuando tenía 10 años.

Qué sucede, que aparece John Travolta bailando en Grease y como es muy machito bailar para seducir a la fémina en cuestión se convierte en todo un estatus de masculinidad para aquellos que veían maricones en vez de bailarines. Pero claro una cosa era bailar y la otra alardear. Había un patrón de movimiento muy común que era moverse bruscamente y de forma chulesca. Las chicas no les gustaba mucho bailar con ellos porque cuando bailaban con un machito de tres al cuarto proliferaban los empujones, codazos, patada, tirones de muñeca y brazo y cientos de pisotones apisonadores. Si es cierto que algunas chicas les gustaba bailar con tipos bruscos como los que aquí narro. Para ellas bailar con ese tipo de energúmenos era como poner en énfasis su (grado de masoquismo) absurda idea de tratar de dominar a la bestia. Y las bestias son bestias toda la vida. No pasa lo mismo con los torpes que se pueden incluso reeducar.

No recuerdo cuando dejé de bailar, es posible que cuando muriese la música disco. En los 80 y 90 aun me acuerdo de haber bailado. Pero no con tanta precisión como antes. Ahora si voy a algún sitio donde suena música y la gente se pone a bailar me muevo pero no hago piruetas ni coreografías milimetradas. Simplemente bailo. Y me sigue gustando...

No hay comentarios: