A veces, hay momento que miro fijamente un billete o una moneda y me pregunto por qué esos pequeños pedazos de hierro o trozos rectangulares de papel supedita tanto nuestras vidas. . Cuando abunda nos emborracha y nos combierte en titeres carentes de lógica y conocimiento. Cuando falta, no hay nadie que se cague en todos los muertos de quienes inventaron semejante abobinación. Algunas veces consigo verlo como lo que es papel y metal con numeros que simbolizan un valor estampados sobre su piel. Nada más. Y entonces siento vergüenza, de mí y de toda la humanidad.
Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
domingo, abril 13, 2008
Una reflexión: Poderoso caballero...
Se ha vuelto prácticamente indispensable en nuestras vidas, más incluso que el reloj, la televisión o la electricidad ya que sin él no hay ni reloj, ni televisión, ni electricidad... Puede curar, matar, ayudar al prójimo o a dar verdaderos quebraderos de cabeza. Es seductor, se va tan fácilmente como llega, es la verdadera esencia de la ambición, la sangre en las venas del dios de poder. Crea estatus sociales o separa a las masas con la misma precisión que un bisturí. Moldea aliados y a enemigos, rompe familias y amigos o los vuelve a unir para luego volver a romperlos. Todas las naciones se rinden a sus pies, es como el maná que llueve en el desierto, es como agua fresca de la fuente, como el veneno que ponzoña nuestras entrañas. Pero lo necesitamos para vivir.
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