domingo, abril 20, 2008

Microcuentos. Volumen 5

"-¿Si?
-¡No!"


"Erase un cuadro tan curioso que era él quien observaba a la gente."


“El centavo se alzó al aire girando sobre sí mismo una docena de veces como a cámara lenta. Los hombres, amordazados en sus sillas, esperaban con terror la decisión del azar. No apartaban los ojos de su trayectoria. La pieza tocó el suelo con un sonido agudo casi inaudible. Lo curioso fue que en vez de decantarse hacia cada una de sus caras la moneda se quedó de pié, sobre su canto. Los hombres no salían de su asombro. La expresión de sus ojos dominaba sus rostros. Sudaban como un par de puercos.

Entonces se oyeron dos disparos.

De nada servía. Hacía tiempo que la decisión ya había sido tomada. “



"Esta es la historia de un huevo que se salvó de ser cocinado lo que maduró y se convirtió en un pollito. El pollito como no destacaba mucho acabó salvándose de morir devorado cada vez que el puto zorro visitaba el gallinero. Creció y se convirtió en pollo. Como era más feo que pifio ninguna gallina lo quería para criar así que el granjero le retorció el cuello, lo desplumó, lo destripó y lo metió en un congelador para comérselo más adelante. Un día que el granjero estaba de viaje un rayo dejó sin electricidad a la granja durante muchos, muchos días por lo que todo lo que estaba congelado acabó pudriéndose y apestando en su interior. "


"Erase un cuento que cuando terminaba comenzaba otra vez."


"Un buen día caperucita salió a llevarle comidita a su abuelita. La pobre que iba tan despistada escribiéndole mensajes sms al leñador no vio el agujero del pozo de la mina abandonada de los siete enanitos parados y se precipitó a su interior partiéndose el cuello y muriéndose en el acto.

La abuelita, al no llegarle la comida se murió de inanición. El lobo aburrido ya que Caperucita no aparecía se marchó a darle la murga a los tres cerditos. Cuando llegó éstos no estaban en sus casas. Los habían desahuciado por culpa de la especulación.

Desesperado decidió adentrase de nuevo en el bosque, pero como el leñador ya no tenía que socorrer a niñas en apuros había talado todos los árboles y en su lugar los hombres del Rey habían construido una moderna autopista de 20 carriles llena de peajes.

Como no sabía bien lo que era decidió cruzarla. No duró más que dos pasos. Una enorme carroza con la extraña forma de calabaza lo atropelló partiéndolo en dos y esparciendo sus rojas y jugosas tripitas a lo largo de la calzada.

El vehículo tras el impacto se salió del peralte precipitándose por un acantilado y matando a todos sus ocupantes bueno y de paso espachurró a una pobre chica que acababa de salir del agua y que no había prestado atención a lo que le venía encima. Ésta no hacía más que mirarse y toquetearse las piernas con asombro y admiración. Era muy felíz porque se las había cambiado a una bruja marina adicta a la cirugía estética a cambio de su hermosa voz.

Lo que no sabía la bruja era que días atrás el médico de Neptuno le había diagnosticado a la ex sirena un mortal cáncer de cuerdas vocales."


©Richard Archer


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ja,ja,ja,ja! :·D

Caperucita, revisitada por Tarantino. Me encanta.

foscardo dijo...

pues me lo pase bomba escribiéndolo.