sábado, abril 19, 2008

Redención. Episodio 5.

14. Soliloquio.

Ahora, con el paso del tiempo, he de confesar que todavía me cuesta sacar conclusiones acerca de la situación que viví. No importa para nada el paso de los años, ni siquiera las experiencias (blandas o duras) que haya vivido. Puede pasar todo el tiempo del mundo y aun y así pensar en ello, en él aun me produce dolor. Me remueve y me deja aturdido. Es un dolor relacionado con el arrepentimiento. Pesa sobre mi espalda igual que una losa de granito de un tamaño inconmensurable. Nos hicimos mucho daño. Un dolor que en el fondo se que se podría haber evitado, sobre todo si hubiésemos puesto un poco más de nuestra parte, por lo menos en lo que a mí respecta. Ya de regreso Maika me dijo que mi compañero y el sacrificio de nuestra relación habían servido para que yo madurara. Era un “algo” necesario. A mí esa explicación me jodía mucho, muchísimo (y aun me sigue jodiendo) Pero realmente me cambió. Pero por qué para que yo pudiera crecer debía producir dolor a otra persona. Me sirvió a mí ¿pero y a él? Sé que no sacó provecho alguno. Era la pieza sacrificable de la jugada. Lo supe a través de una amiga común. Él había puesto mucha ilusión en mí. Era alguien que lo estaba cambiando, convirtiendo en una nueva persona. A raíz de los acontecimientos se volvió una persona aun más cerrada, apagada, azotada por la desconfianza y obsesionada por la monotonía. A él no le valió para mucho, para mí sí. No era justo.

En aquella época yo me parecía mucho al “Sr F.” basaba mis ideales en los cuentos de hadas. Como él, esperaba que mi compañero fuese el príncipe azul montado a caballo que vinera cabalgando raudo y veloz cortando el horizonte. Los cuentos de hadas son una mierda pinchada en un palo. Deberían prohibirlos y castigar con severidad a quienes los crean. Causan confusión y falsas esperanzas a los estúpidos que los leen (y por ende creen en ellos). Las relaciones humanas, sobre todo cuando hay sexo de por medio, ni son tan cándidas ni son tan mágicas. En los cuentos nadie folla, punto. El único acto fuera de lo común son los besos de amor. Una mamarrachada cursi y tan casta como el pedo de un recién nacido. El enamoramiento está muy bien, no lo voy a negar. Pero creo poco en él. La verdadera esencia del amor es un asunto mucho más carnal, mucho más animal. La tontería de flotar en las nubes sólo sucede en los putos cuentos de hadas o incluso en los amores platónicos. Pero ahí estaba yo deseando en ese momento, que todo fuese milimetrado, bonito, ideal, no algo tan rudo y real como él había tratado de demostrarme. Si era o no correcta la forma de presentarlo es algo que ahora no voy a discutir. Sé que también hay otras maneras, mucho más lógicas de comenzar una relación. Su forma era esa porque posiblemente era la única que conocía. Por lo menos hay que reconocer que él era menos idealista que yo y mucho más práctico. En resumen: Hay pajas mentales y pajas reales cada uno se queda con la que más placer le ocasiona.


15. Momentaneo lapsus de razón.

De repente oí un tenue ruido a mi izquierda. Un enorme cangrejo me abordaba de forma inesperada alzando sus pinzas al aire como en tono amenazador. Me pedía por las malas que le permitiese pasar. Si no fuese por ese extraño encontronazo me hubiera quedado allí, sentado, eternamente hasta echar raíces.


16. Como beber de un vaso roto...

A partir de entonces mi reacción hacia él fue mucho más hiriente por no decir agresiva. El mismo día del incidente teníamos planeada una excursión (de las que te proponen los animadores de turno, en resumen un aburrimiento supino) La idea principal era ir a una isla de la bahía a comer pescado. Yo preferí no ir. Quería quedarme con Rosa, Merche y el resto del grupo ya que, a raíz de la excursión nocturna por Santiago de Cuba, habíamos sugerido tomar de nuevo dos taxis y crear un itinerario por la región basándonos en las sugerencias aparecidas en mi guía de viaje. Todo a nuestra cuenta y riesgo sin guías turísticos contratados por el partido. Él no quiso. Aquella mañana le había dado por fumar. Me sorprendió mucho verle fumando. Nunca lo había hecho desde que le conocía. Se encontraba muy nervioso e inquieto. Natural, quien sino después de lo que había sucedido aquella mañana temprano.

Le sugerí de nuevo unirse al grupo y otra vez se negó. Entonces me reprochó que yo, el día anterior, hubiera levantado la mano dentro del autocar apuntándome con él a la excursión a la isla de marras. Parecía que sólo, por ese motivo, tenía que cumplir con mi palabra e ir con él. No me daba cuenta de que se estaba escondiendo de nuevo dentro de la monotonía. Su mejor aliada.

Yo le argumenté que prefería la otra propuesta era mucho más completa y arriesgada. Le insistí de nuevo que se uniera a nosotros y de nuevo se negó. Creo que le podía la vergüenza. Era como si creyese que los demás sabían algo de lo sucedido esa mañana y se lo iban a echar en cara. No insistí más. Él sí, recordándome que me había apuntado a la estúpida excursión. Entonces en primer lugar recordé que una de las premisas comentadas antes del viaje era, que si a uno le apetecía una cosa y al otro no, no estábamos obligados a ir juntos por puro compromiso. Segundo: recordé la mala jugada que me había hecho en el avión, despreocupándose por reservarme un asiento a su lado. Así que gracias a ambas excusas me tomé una especie de revancha.

Al final él se montó en el bus, se esperó a que yo me subiera, cosa que no hice y finalmente se marchó a comer pescado. Ni siquiera me miró a través de la ventanilla. Estaba molesto por lo menos lo parecía. Yo me quedé todo el día con él resto del grupo. Aprovechamos gran parte del día para visitar Santiago de Cuba, una casa museo dedicada a Frank País y otra a José Martí, el monumento al Che. Con la gracia y el salero de Rosa y la ayuda de uno de los taxistas que nos acompañaban (el mismo que la noche anterior nos llevó de paseo por Santiago y los talleres de talla madera) visitamos una casa de bodas, en el antiguo barrio residencial y la casa de la Trova en el centro de la ciudad. Luego nos fuimos a la Sierra Madre donde visitamos la “Gran piedra” (incluso la subimos) nos hicimos unas fotos con unos chicos y chicas de Zimbabue y comimos como reyes en el parador que se encuentra al pié del monumento, acabamos la velada en El Morro concretamente cerca del faro que lo acompaña. Yo, como llevaba mi cámara de video, inmortalicé todos estos momentos. De vez en cuando los veo y me entra una extraña mezcla de añoranza y dolor. He de decir que fue una excursión inolvidable. Lástima que él se la perdiera y no fui el único en lamentarlo de todos los que allí estábamos.

Regresamos al hotel a media tarde. Él hacía rato que ya había llegado. Me esperaba en el hall principal. Me sorprendió que en vez de estar cabreado se alegrase mucho de verme. Mientras nos dirigíamos al Bungalow junto con Satur y Merche nos iba comentando con pelos y señales su “emocionante” experiencia en “Cayo Granma” (para mí la isla del pescado). Seguía fumando. Es más apagaba un cigarro y automáticamente encendía otro. Ya a solas en la habitación no hubo cambio de humor ni nada por el estilo. Es más no se separaba de mí en ningún momento. No hablamos más de lo sucedido por la mañana, me refiero al tema masturbación. Como si no hubiera existido. A pesar de seguir un poco molesto con él. Fui bastante amable y atento. Él también. No parada de parlotear, cosa rara. Cenamos con el resto del grupo y luego tras una charla tras la sobremesa nos fuimos a dormir. No sucedió nada esa noche, sólo dormimos, entre otras cosas porque a las cinco de la mañana partíamos para la zona oeste de la isla.

(Continuará…)


7 comentarios:

Barry Gon dijo...

si ahora dijeras como Agrado, en "todo sobre mi madre", cuando acompania a Uma al ascensor...
-"... y entonces me fui a Paris, me puse las tetas y me hice puta", no me sorprenderia lo mas minimo, porque no es que fueras mojigato, es que el colega tampoco se puede decir que fuera romantico, sensible o desprendido...

foscardo dijo...

jajajajaja me encantas

Anónimo dijo...

Los cuentos de hadas son reales como la vida misma, gracias al personaje encargado de matar a los dragones que no existen.
.....y la vida es sue�o y los sue�os sue�os son.....

Besitos a tu inocencia perdida.

foscardo dijo...

Muy apropiado ;)

Besos tambien de parte de mi inocencia que aun de vez en cuando viene a visitarme a tomar te con pastas o a jugar al Bridge jajaja. Por lo menos con ella conservo una buena y durareda amistad. Es la que a veces me recuerda que una vez él existio.

Anónimo dijo...

"Deberían prohibirlos [los cuentos de hadas] y castigar con severidad a quienes los crean. Causan confusión y falsas esperanzas a los estúpidos que los leen (y por ende creen en ellos)"

En muchos casos la versión que nos ha llegado de los cuentos clásicos es una versión edulcorada y disfrazada, diferente de la original. En el cuento de la princesita y la rana (creo que de los hnos. Grimm), la princesita acaba aplastando la rana contra una piedra POR NO CONVERTIRSE EN PRINCIPE después de haberle besado.

No sólo la moraleja es muy distinta, sino que el retrato que hace el cuento de la psicología femenina es bastante fiel a la realidad, al menos según mi experiencia personal con las mujeres (generalizando, por supuesto).

En una época que no había cine, televisión, radio y ni siquiera escuelas, el refranero y los cuentos populares ERAN la base cultural de la gente y contienen mucha más sabiduría de la que parece a primera vista.

Hoy, la versión que nos ha llegado está sintetizada y adulterada, como los tomates transgénicos que nos venden como buenos, que se pudren de dentro a fuera para que conserven el buen aspecto cuando ya no valen y los compradores no los rechacen.

Anónimo dijo...

Sobre lo que os sucedió a los dos en Cuba (porque os sucedió a los dos, no sólo a ti). Creo que simplemente ninguno de vosotros había asumido plenamente su sexualidad, o si lo habíais hecho sería todavía de forma muy adolescente, como dices tu mismo, decorada con ensoñaciones y fantasías irreales, esperando cada uno del otro una forma de actuar - dar el primer paso - que por supuesto no se cumplió, porque la fantasía es fantástica y la realidad es real.

Pero eso pasa en todo tipo de relaciones sentimentales, hetero, homo, psico y pico, sobre todo en las primerizas. No sólo tu, seguro que él también aprendió algo; así que tranquilo por eso.

Todos vivimos para aprender, y el que no aprende, no vive (y repite curso).

foscardo dijo...

Mi problema fue pensar que él siendo el mayor (40 años y yo 24) sería el que debería dar el paso. En todo caso su sexualidad no estaba muy alejada de la mía.
Él hacer el comentario:"Tengo un amigo que siempre va con la misma puta, o cualquier día no te puedo atender al telefono porque tengo una tia en la cama. Cuando yo sea muy mayor me casaré con una mujer para que me cuide...", Eran frases carentes de sentidpo sobre todo porque se notava a 20 leguas que trataba de despistar, sobretodo las soltaba cuando se veía acosado.