jueves, agosto 24, 2006

¡Valor y al Toro!

A veces me pongo a pensar acerca de mis temores de enfrentarme en una entrevista con cualquiera de los pesos grandes de la televisión. No todos se me resisten pero hay algunos a los que tengo cierto respeto. El ranking lo encabezaría Mercedes Milà. Pienso que ésta mujer debe imponer en una entrevista. Tiene pinta de ser una puntillosa del copón bendito. Eso sí, si la pillas de buena gana puedes incluso disfrutar como un mico hablando con ella. No obstante no debe ser tan peligrosa como Maria Teresa Campos ahora ya en horas bajas. Ésta debe ser más mala que la quina. Estoy seguro que si la cagas al día siguiente acabas en la cola del paro o con unos zapatos de cemento en el fondo del puerto de su Málaga natal. Debe imponer también Luis del Olmo, tiene una pinta de borde que echa "pa atrás". Otro con pinta de ser durillo es Jordi Gonzalez.

En mi andadura televisiva tuve la oportunidad de entrevistar y conocer a gente del mundillo de la farándula el corazón y el famoseo. Antes de enfrentarme a ellos tenía una visión diferente a lo que me encontré después. Uno de los personajes que me impresionó mucho, y del que tenia una imagen de bestia parda era Lola Herrera. La encontré una mujer muy accesible y muy humana. No tenia aires de grandeza ni se lo tenía creído. A partir de entones mi concepción acerca de ella cambió radicalmente. Otro personaje que me sorprendió fue Moncho Borajo, también le tenía por pedante y resultó ser un tipo con un fondo muy interesante. Con Norma Duval me impresionó su acercamiento y también su voraz apetito (como traga en los piscolabis) La que encontré una borde de cuidado fue a Nina (si la de OT) y eso que recién había salido del Un, Dos, Tres… Otra de armas tomar era Mari Carrillo y sobre todo una de sus gemelas frikis. Unas pedantes, antipáticas y desagradables. Con Rocío Jurado fue el no va más. Tardo como dos horas en bajar a la rueda de prensa. No quería primeros planos. En el concierto (me arrepiento mucho de haber asistido) conseguí escapar justo antes de que cerrasen las puertas y regalase a los presentes con ¡tres cuartos de hora de bises!

No se, igual si un día vuelvo a los ruedos televisivos quizá me atreva con alguno de mis toros bravos.

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