Muchas de ellas eran de la misma edad o algo mayores que mi propia madre. Muchas veces desde mi posición elevada, casi de incognito, me preguntaba qué demonios había pasado en sus vidas para tener que acabar como carnaza de viejos y babosos en un catre de mala muerte o malviviendo en una destartalada pensión ubicada en cualquier callejón oscuro del barrio Chino, comiendo, desayunando, cenando (si era posible) o llorando sus penas, matandolas con alcohol en cualquier barra sucia de cualquiera de los antros que poblaban la zona. ¿Quién velaría de ellas cuando estuvieran enfermas? ¿Qué iba a ser de ellas dentro de cinco o diez años cuando alcanzasen un símil semejante al de una fruta casi podrida? ¿Cómo hubiera sido su vida si ésta no se hubiera quebrado o tomado otra trayectoria (¿erronea?)? Para mí aquellas mujeres nunca fueron putas. Nunca las vi así. Para mi eran y serán siempre Las Damas de Carrer Avinyo.
Hacía tiempo que quería escribir. Es decir, hacerlo siendo yo mismo, sin estar pendiente de una fecha de entrega o a cambio de un talón. Creo que ya va siendo hora de armarme de valor, de entrar en el caserón, de abrir ventanas y puertas y permitir que la luz invada su interior. Necesito dar forma a los fantasmas, atraparlos, enfrentarme a ellos y asumir que, en el fondo, también forman parte de mi vida.
jueves, mayo 08, 2008
Barrasucias.
Solía contemplarlas desde el balcón de la clase de dibujo lineal, en la segunda planta del antiguo edificio de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artístico (La Llotja), de la Plaça Verónica, junto al Carrer Avinyó. Allí estaban todas, tanto si llovía como si no, hiciese frio como calor. Impasibles, ocupando aceras y esquinas algunas vistiendo bolsos de charol o de poli piel, otras portando simples bolsas de plástico. Todas ellas trataban de disimular su hastío y su cansancio maquilladas como muñecas peponas de la época de la postguerra. Su rostro transmitía tristeza pero sobre todo mucha compasión.
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6 comentarios:
Qur fuerte fosqui... hemos estado más cerca de lo que creemos.
un beso, me encantas
La vida suele ser injusta, Foscardo, sobretodo con las mujeres... Y sin embargo sigue siendo la profesión más antigua del mundo, ésta de la que hablas.
Se me ocurrió visitarte, si no te importa, te añado en mi lista personal y vendré más veces por aquí. ¿Qué como he llegado? desde "el bolo", ya sabes, jejeje.. Allí me llamo ConHache. Por blogspot, como ves, soy Esther Hhhh, la cuestión es defender la letra más silenciosa del abecedario.
Un beso fuerte, nos leemos...
Bienvenida a este rincon de la blogaxia. Te añado también.
He sacado un ratito tranquilo para visitarte y me ha encantado lo que he encontrado.
He llegado desde "el bolo" y poco a poco iré conociendo a todos los que tenéis blog.
Gracias por hacerme disfrutar con tus letras.
Un beso grande.
GRACIAS POR EL BLOG FOSCARDO ,PERSONAS COMO TU HECN QUE ,SEGUIR ADELANTE SEA POSITIVO PARA MICHOS NIÑOS.
UN ABRAZO MUY FUERTE DE UNA HORMIGA QUE TE LEE...
Gracias también a ambos. ;)
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