lunes, mayo 05, 2008

NUEVA DIMENSION: Las Crónicas de las Paraciencias. 2

Trilogía: Nunca te prometas cosas que no puedas cumplir. Parte 1.

Epílogo:

Alfred Hitchcock decía que no se debía hacer una película ni con niños, ni con animales (ni con Charles Laughton…) En mi caso, cuando me adentré de lleno en el mundillo paranormal, me hice una premisa semejante: “Prometo no meterme en temas OVNI, ni con cosas que tengan que ver con el diablo y con el tiempo añadí “Ni con cosas que tengan que ver con Sociedades Secretas (Masones, Rosacruces y Neo Templarios)”. Pero claro, sólo falta que te prometas una cosa para que acabes (o el destino acabe) por hacértela incumplir, restregándotela por la cara como un delicioso pastel de merengue y fresa. Yo no quería, os lo prometo, pero dos de esas premisas me las tuve que comer con patatas por temas de trabajo (cuando me ganaba cuatro duros haciendo reportajes para un interesante programa de debate paracientífico en una televisión local de Barcelona) y la restante, la perteneciente al tema diabólico me la encontré de bruces una tarde durante una sesión en un centro de investigaciones paranormales donde se impartían unos “divertidos” cursos.

Pero mejor ir por partes. Dejadme narrar cada caso uno por uno, de forma conexa. Porque mezclar demonios con Ovnis y Masones en un mismo texto es como mezclar agua, aceite y jabón o en un mismo vaso. Eso sí lo único que voy a hacer es desordenarlos en el tiempo.

Nota: Las fechas son aproximadas, las he tomado por aproximación a la fecha de emisión del programa. Para el último caso que explique, dentro de esta trilogía, me he orientado por aproximación. Eso sí, en todas el año es el correcto.

1. Locos por los OVNIS

Barcelona, 8 de Febrero de 1994

No soy muy creyente en el tema OVNI. A ver, no quiero decir que no haya visto cosas raras en el cielo (que verlas las he visto) pero de ahí a que hombrecillos verdes nos visiten, vivan entre nosotros, tengan símbolos raros (UMMITAS) en vez de huellas dactilares y nos utilicen de conejillos de indias es otra cosa. Si he de ser franco siempre me ha interesado bien poco el tema platillos volantes y una de las razones de ello es por la cantidad de chalados que hay pululando en este universo (valga la redundancia). Sí, ya sé, debe ser muy traumático ver un supuesto objeto de otra civilización aparcado en frente de tu casa o persiguiendo tu coche o tu avión mientras vas de vacaciones. Pero qué queréis que os diga... Cuando me adentré en ese mundo me apasionaban mucho más otros temas, asuntos menos dispersos y menos “frikis” que el de enanos cabezones con ojos como moscas que meten sondas por el ano y que hablan a través de la mente.

¡Ah!, pero nunca digas de esta agua no beberé. Y más aun cuando tu trabajo es realizar reportajes de índole paranormal para un programa de televisión...

En mi etapa televisiva viví muchas experiencias tanto delante como detrás de las cámaras. Sobre todo mientras realizaba reportajes. Podías conocer a gente muy variopinta cada semana (imaginaos, aun más cuando se trata de chalados que han visto la virgen en un pedazo de chóped o médiums que entraban en trance y se ponen a bailar merengue delante de las cámaras) Las cámaras... El poder que estas influían en dichos personajes era aun mayor que el de los seres o fenómenos sobrenaturales que dominaban sus vidas.

Un buen día el Sr Francesc Herrera, responsable del programa “En el Umbral del Misterio” de Televisión de Hospitalet (conocida como Tele H o también Tele Huerto) me comentó que quería hacer un debate sobre “Encuentros cercanos con Seres Extraterrestres”. Como uno era muy complaciente (para qué iba a quejarme si él era el director del programa y yo su reportero) preparé el reportaje basándome en unos parámetros que me marcó. Por suerte él tenía los contactos. Así pues tenía que entrevistar a dos personajes que habían tenido supuestos encuentros con seres de otros planetas. El primero de ellos era un empresario de la comarca del Vallés y el otro un abuelete de un pueblo llamado Puig-Reig (nombre prácticamente impronunciable para los no acostumbrados a hablar en Catalá)

Como era habitual siempre tenía muy poco tiempo para realizar el reportaje. Entre otras cosas porque el Sr Herrera no tenía como norma planificar los contenidos de los programas con suficiente anticipación (por lo que uno tenía que espabilarse a marchas forzadas e improvisar era el pan nuestro de cada día) y por otro porque en una televisión tan pequeña como aquella disponer del material (cámara, micro, focos) en cualquier momento era una tarea casi ciclópea, por no decir imposible.

Así pues, quedé una mañana temprano con Juanjo Díaz, cámara de Tele H y posteriormente muy buen amigo y con el empresario que nos vendría a buscar (en su cochazo último modelo) para llevarnos al lugar donde tuvo su supuesto encuentro cercano y de paso conducirnos al pueblo donde entrevistaríamos al abuelo, ya que ambos se conocían personalmente. En realidad la mayoría de los “contactados OVNI” están siempre relacionados entre ellos, curioso ¿no?

Cuando llegó el personaje a la emisora de TV su cara me resultó bastante familiar. Tardé en darme cuenta de quién era.

Varios meses atrás habíamos ido a Montserrat a uno de los encuentros que cada 11 de cada mes tenía (y sigue teniendo) un tal Josep Lluis Grifols en una de las lomas de la montaña. He de decir que allí se reúne muchísima gente, de todas las edades, todos ellos con ansias de ver objetos volantes no identificados. En aquel encuentro subimos Herrera, Juanjo, la novia de Herrera, un amigo de éste y yo. Todos en mi coche. Teníamos pensado filmar algo de cara a un futuro programa sobre el tema, es más cosas que filmamos esa noche las aproveché para el reportaje. ¿Qué, os pensáis que filmamos OVNIS? Pues lo lamento no fue así. Es más regresamos a casa montados en una grúa cuando mi coche se le jodió la batería cuando íbamos de regreso dejándonos completamente a oscuras en mitad de la noche. ¿Vimos OVNIS? Eso es otra cosa.

Cuando llegamos a Montserrat fuimos derechitos a ver al Sr Grifols (por cierto un personaje con un ego y unos ideales que rozan ya de por si lo paranormal) Curiosamente habíamos llegado tarde. Los OVNIS ya se habían ido hace rato. Igual tenían otra función en otra parte del mundo. Es curioso que no los viésemos de camino a la montaña y eso que más de uno de los que ocupábamos el coche oteábamos el horizonte.

Mientras Herrera hablaba con Grifols y algunos de los allí congregados, a Juanjo y a mí nos dio por mirar un rato al cielo. Entre otras cosas porque ya habíamos acabado de filmar y de paso entrevistar al personal (y por cierto entre ellos al empresario que nos había venido a buscar a la televisión y que fue expulsado rápida y bruscamente del lugar debido a que le estaba robando protagonismo al propio Grifols) y porque allí el cielo estaba muy limpio y lucía espectacular. Contemplamos muchas estrellas y también muchas rutas aéreas. Contamos por lo menos a una veintena de aviones cruzar por encima de nosotros. Bueno aviones y algo más… De entre todas las luces que vimos nos llamó la atención cuatro diminutos destellos, como de lejanas estrellas que viajaban todas juntas formando la figura de un cuadrado perfecto. Iban todas juntas y sin separarse. Lo más curioso fue que al llegar a un punto determinado giraron lentamente en redondo (bueno una de ellas se quedó estática en su sitio) para posteriormente tomar rumbo a otra dirección. Por la intensidad de las luces parecían estar muy lejos, a mucha altura. Entre nosotros tratamos de darle una explicación al tema. No nos apetecía llamar mucho la atención, sobre todo por el desagradable episodio del empresario con el mesiánico Grifols. Bueno y también porque el tema no nos interesaba en lo más minio. Divagamos que podrían ser aviones comerciales ¿pero cuatro aviones comerciales volando de aquella forma tan peculiar? También cabía la posibilidad de que fuesen aviones militares o helicópteros ¿pero un avión militar puede hacer ese tipo de giros? ¿Helicópteros tan alto, de noche? Lo siguiente que se nos ocurrió fue pensar en que fuesen satélites artificiales. Aquella era la hipótesis más cercana. Pero ¿y si en realidad eran OVNIS? Por si acaso lo dejamos en el aire. Alguna vez que Juanjo y yo hemos recordado viejos tiempos hemos hablado alguna vez sobre lo que vimos. Pero simplemente como anécdota. Ni yo me he vuelto fanático del tema, ni él tampoco, ni a ambos nos ha hecho cambiar sobre lo que creemos o pensamos acerca del fenómeno OVNI.

¿Qué sucede cuando vas en un coche todo el puñetero día con un contactado de los hombrecillos verdes y no tienes forma humana de escapar (a no ser saltando con el coche en marcha)? Pues aguantar una y otra vez su experiencia con muuuuucha paciencia y sin reírte o bostezar en todo momento. Eso es lo que nos sucedió a Juanjo y a mí aquel día. Todo el día: desde el camino que llevaba a la televisión hasta el descampado cerca de Manresa donde tuvo su experiencia, durante la comida, de camino a Puigrieg y de regreso a Barcelona a las tantas de la noche. Suerte que su suceso duró unos 5 minutos. Llega a durar más y aun estamos sentados dentro del coche reviviéndolo hasta el desespero.

¿Qué le sucedió a aquel acaudalado personaje para que le cambiase la vida de forma tan radical? Pues lo siguiente: años atrás el tipo había ido a un descampado para pegarse un meneo con una amiga casual. Cuando remató la faena le entraron ganas de mear así que se bajó del coche y se fue hacia un huerto cercano. A mitad de camino se encontró con dos personajes: “Con cara de rusos y vestidos con trajes blancos, como espaciales parecidos a los del muñeco Michelin”. Los supuestos extraterrestres estaban tomando muestras del suelo y al principio no se percataron de su presencia. El tipo flipó aun más al descubrir a un lado de los seres una nave de forma pepinillo gigante aparcado sobre el terreno. El tipo se asustó tanto que comenzó a correr hacia su coche. Los supuestos visitantes de otro mundo se dieron cuenta de su presencia y en menos de lo que canta un gallo se habían metido en la nave y se dispusieron a perseguirle campo a través. “Mientras corría note algo que me golpeaba la cabeza algo caliente que vibraba” Nos dijo. “Me giré un poco y vi que era la punta de la nave espacial, pude verle bien la cara a uno de los que la pilotaban ya que había una carlinga en la parte superior donde éste se asomaba. Luego desaparecieron elevándose hacia el cielo.” Imaginaos escuchar esta historia una y otra vez a lo largo del día, y no sólo eso, también supuestas hipótesis al respecto.

Sí, ya sé que una historia así afecta a cualquiera. Ser golpeado por un pepinillo gigante pilotado por muñecos Michelin no es nada fácil de digerir (como tampoco de creer) y explicarlo a cualquier persona, por muy abierta de mente que esté, no es cosa fácil. A todo esto hay que decir que el tipo era bastante simpático (ojo, no gracioso) y por lo que pudimos comprobar, cuando no hablaba de pepinillos, bastante coherente así que le otorgamos cierto beneficio de la duda.

Llegamos al Puig-Reig ya de noche. Había oscurecido y nada más bajarnos del coche nos estaban esperando, ¡medio pueblo! El nieto del señor que teníamos que entrevistar se había encargado de correr la voz que una cadena de televisión venía a entrevistar a su abuelo. Nada más bajar del coche se nos acercó un chico joven, de aspecto muy extraño, desgarbado, pelirrojo y con la cara (caballuna) llena de pecas. El tío, pese a parecer algo tímido, tenía un afán de protagonismo exacerbado. Después de saludarnos a Juanjo y a mí se dirigió al empresario y comenzó a increparle de forma silenciosa, discreta, pero bochornosa (como hizo en su tiempo el Sr Grifols en Montserrat) parecía que aquel era el sino de ese pobre hombre. Al parecer se había enfadado porque nos esperaban más pronto (pensad que en esa época que hablo no existían apenas los teléfonos móviles) y el comité de bienvenida del pueblo se había dispersado de tanto esperar. Vamos que íbamos a ser recibidos con todos los honores.

Después de dicha escena nos llevó a su casa. Íbamos rodeados de gente que reían entre dientes o cuchicheaban entre ellos. No sé qué moto había vendido el niñato pero igual se pensaban que éramos de TVE o Tele 5. Si el nieto era un peñazo y más molesto que una mosca cojonera el abuelo era todo lo contrario. Se notaba que el hombre quería estar tranquilo y no buscaba tanto protagonismo mediático como lo hacía su nieto. Decidimos hacer la entrevista en el comedor de la casa, el niñato friki no había más que incordiar sugiriéndonos tomas y planos y que teníamos que preguntarle a su pobre abuelo. Entre Juanjo y yo le paramos un poco los pies. El tipo viendo que pasabamos de sus ordenes decidió entonces hacernos fotos, montando la cámara en el trípode, poniéndole el micro a su abuelo, montando los focos y los acetatos, haciendo balance de blancos… También sacó un montón de papeles llenos de dibujos hechos por él de lo que supuestamente vio su abuelo. Juanjo sentó al hombre en un sofá orejero. El pobre estaba aterrado. Iba con pantalón de pijama y con un jersey puesto, llevaba unas gafa enormes agarradas con firmeza a dos orejotas de soplillo. Hablaba de forma pausada, con un fuerte acento catalá. Comenzamos a grabar.

Nos explicó que una tarde, siendo el muy niño, poco después de la Guerra Civil, iba con su madre de la mano, por el pueblo. Al pasar por una casa en ruinas vieron a como un hombre, vestido con traje espacial, descendió volando hacia el interior de la casa ayudado por una especie de mochila voladora. Su madre y él salieron corriendo del lugar. Aquella imagen del hombre volador se le quedó impregnada en la mente para toda la vida y la contaba como anécdota personal en reuniones familiares, hasta que su nieto la convirtió en carnaza para los medios especializados. He de decir que sentí cierta compasión por aquel hombre. No tenía intención alguna de llamar la atención. Él sólo hablaba del suceso como una anécdota, simplemente eso. Su nieto no hacía más que interrumpirlo para que aportase detalles absurdos que quizás, el hombre ya por su edad actual y por la que tenía cuando vivió dicha experiencia, le era imposible aclarar. Entre pregunta y pregunta le presionaba incluso hacía que enseñase sus dibujos del supuesto ser ante las cámaras. El pobre estaba agobiado.

Antes de irnos el friki nos insistió en hacernos unas fotos junto a su abuelo. Aceptamos por el pobre hombre. Me pidió mi teléfono para enviármelas y para saber cuándo saldría el reportaje y si podría pasarle una cinta con el programa. No sé porque pero se lo di.

Pasó el tiempo y se emitió el reportaje. El abuelete salió muy divertido sentado en el sofá orejero. Parecía Bela Lugosi en una película de Ed Wood interpretando al capitán de una nave extraterrestre que amenazaba con invadir la tierra. A través del empresario le pasamos la cinta de video con elreportaje y el programa.

Un día mi madre me dice que me ha llamado alguien pero que no quiere identificarse. Sólo dice que es "Un amigo” y que quiere hablar conmigo lo antes posible. No deja teléfono, insiste que ya llamará más adelante. Esto sucede como unas cinco o seis veces. Al final, una mañana muy temprano, estando yo durmiendo suena el teléfono. Contesto: “¿El señor Richard?” pregunta una voz. “Sí, soy yo”, “Soy Parcerisas de Puig-Reig ¿se acuerda?... de cuando vinieron a grabar a mi abuelo.” “Ah, vale...” le contesto incorporándome de la cama. “Es que no se si se acuerda que hicimos unas fotos dentro de casa…” “Si me acuerdo” “Es que aparecen unas luces muy raras en ellas y no son las de las lámparas, ¡creo que son OVNIS!”

Yo entonces no supe si colgarle o reírme en su cara. “¿OVNIS dentro de tu casa? ¿En el comedor?” Le pregunto. “Sí, si revoloteando por encima nuestro. Me gustaría que Juanjo y usted vieran las fotos. Igual les interesa para otro programa”.

Ya por curiosidad vimos las fotos. Pero simplemente por puta curiosidad. Si, había luces. Varias de ellas revoloteando por encima de nuestras cabezas y dentro del comedor como había dicho él. A ver, podían ser cualquier cosa. Desde una sobreexposición prolongada de fotografía, hasta luciérnagas volando por encima de nuestras cabezas, pero de eso a ser diminutas naves tripuladas enviadas para controlar lo que decía el pobre abuelo (tal y como él nos quería vender dicha moto) había un abismo. Basta decir que al freak no le gustó nada nuestra hipótesis. Él insistía que aquello era presencia extraterrestre. Como no llegamos claro decidió pasar de nosotros y desaparecer de nuestras vidas, cosa que agradecimos soberanamente.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo espero que además de frikis y estafadores en este mundillo también haya gente seria, lo digo por que yo creo que hay vida en otros planetas y a veces he creido lo que me cuentan,xej Manises, yo me lo creo.

Pero bueno entiendo que te has tenido que encontrar de todo!!!! por eso sigenos contando que la cosa promete de verdad.

Besazos.
Soydemar

foscardo dijo...

Hay gente para todo. Noirmalmnete los que han visto algo prefieren gusradarselo para la intimidad o por lo menos ser lo mas discretos y coherentes posibles.

SisterBoy dijo...

Los encuentros masivos de contactos ovnis se caracterizan por una cosa: nunca aparecen ovnis. Lo digo por experiencia

Djabliyo dijo...

Déjame adivinar: la mosca cojonera no cumplió su palabra, y volvió a tocar los cojines, ¿a que sí?

Anónimo dijo...

Yo pensaba que la VIAGRA;que seguro tomo el empresario para estar con su amiga; lo único que podía producir es ver todo azul, Pero pepinos rozandote la orejaaa ni idea!!!
Parte del relato me ha recordado a "Bienvenido Mister Marshall"

foscardo dijo...

Jaja si a mi también me pasó en cuento llegue al pueblo. No se que puñetas había explicado el tipo pero aquello era un jolgorio digno de una pelicula de Berlanga. No me imagino la de gente que habría horas antes de nuestra llegada.

Anónimo dijo...

Que haya vida extraterreste en otros puntos del universo es más que probable, por simple cálculo de probabilidades.

Lo que parece extremadamente inverosímil es que exista vida inteligente en ESTE planeta.

Anónimo dijo...

Inteligentes...inteligentes..la verdad no es que seamos !Pero listillos.. habemos unos cuantosss!