Ayer hablé con la asistenta social. La llamé. Mi cuñado estaba con ella, lloriqueándole lo malo que éramos y como habíamos echado de casa a sus hijos bla bla bla y mil veces bla. Suerte que la asistenta no es tonta y que conoce con creces sus antecedentes , aun y así no parece enterarse mucho de cómo van los asuntos y ya veréis el porqué. Me preguntó que había pasado. Yo le dije que le llamaba porque los niños no estaban conmigo, no sabía exactamente donde estaban y porque iban diciendo sandeces de nosotros como que los habíamos abandonado. Ella me preguntó qué quién le había decidido que los niños se fuesen de casa. Yo le conteste que al darle el ultimátum a mi cuñado él dijo que ni ultimátum ni pollas qué los niños se machaban de casa. Entonces ella lo comprendió. A todo eso añadí mi impotencia por retenerlos y que si me los quedaba en ese momento él podría haberme denunciado por secuestro. La asistenta asintió. Le dije que quería denunciarlo y pedir una orden de alejamiento, que no quería saber nada de ellos, que me repugnaba tratar con semejante gentuza. Le comenté las charlas con la otra hermana y su extraña conclusión sobre que los golpes de un maltrato no son ni mucho menos peores que los maltratos psicológicos porque cuando la herida se cura ya no hay dolor ni recuerdos… vamos a lo de “Sana, sana, culito de rana, si no lo curamos hoy lo amputamos mañana”… Le comenté que sospechaba donde estaban los niños. Ella me dijo que dónde creía que estaban. Yo le dije que en casa de la hermana menor (la esquizofrénica) y me dijo que opinaba de ello. Ya que le había dicho en un momento de la conversación que prefería que estos niños estuviesen en un centro de acogida antes que con ellos. Le dije que dejar a unos niños en casa de una esquizofrénica que se pasaba todo el día tumbada en la cama sin saber dónde puñetas tenia los dedos de la mano pues que no era muy apropiado. Entonces me dijo que mi cuñado estaba algo desesperado. Que no tenía dinero (y eso que cobra sueldo cada mes y ahora, según, él lo habían hecho fijo) me dijo que no sabía cómo afrontar la llegada del colegio (ya que los niños comían y dormían en mi casa) y que si era posible llevarlos a un centro de acogida. ¡Toma castaña! Yo le comenté a la asistenta que aquí en todo este asunto se habían olvidado de alguien muy importante que era ni más ni menos que mi hermana. Nadie de ellos (ni siquiera la asistenta) la tomaba en cuenta. Es más, desde que están respaldados por ella ni se ha dignado en visitarla (eso sí, si la llevamos allí sí pero mover el culo e ir a visitarla nada de nada) Me dijo que tenía razón que si quería podía llevarla y hablar del tema. También llamé al colegio. Hable con la directora. Me dijo que estarían al tanto de la situación por si los niños aparecían o no por allí. También hablé con mi vecina, cuyos hijos habían hecho amistad mis sobrinos (resulta que habían subido para jugar cuando se han enterado de la noticia). Me dijo que no me preocupase que si necesitaba su ayuda y su testimonio que contara con ella. Me dijo que su vecina era abogada y que creía que llevaba el tema de niños. Me dijo que hablaría con ella y me diría algo. He decidió echar para adelante la situación y tomar por las riendas el tema por el marco de lo legal. Se acabaron los tratos de favor y la buena fe. He aprendido que con bestias con ojos no se puede tratar educadamente. ¡A saco con ellos!
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