Este fin de semana ha sido de puro relax. Hemos ido a la montaña. Al Santuari del Far (La Selva) en la frontera de las provincias de Barcelona y Girona. No era la primera vez que ibamos, en nosotros pasar un fin de semana allí es casi una tradición. Dormimos en el hostal del santuario. A veces, si tenemos suerte disponemos de todo el hostal para nosotros. Pasar una noche allí, sin nadie más, es una sensación muy especial. Es como ser los señores feudales de una fortaleza mística en lo alto de un risco (1.124 metros de altura) con vistas a un abismo con tan siquiera asomarse a la ventana de la habitación. Ni el más alto de los rascacielos consigue superarlo. Despertarse y ver las nubes pasando por debajo de los pies te hace sentir diferente, os lo aseguro. No hemos subido solos. Hemos sido diez (Jose, Sonia, Isaac, Carmen, Dani, Roger, Oscar, Martín, Miguel y yo?. Nos ha faltado gente, en el caso de Eva por indisposición, otros (yo os los podríais imaginar) porque la circunstancias no se lo ha permitido. Ya habrá otros momentos. Hemos ido de excursión. Hemos tenido encuentros con habitantes de la zona como una yegua que protegía a su potrillo y nos ha retado y con un gato montés más preocupado por esconderse que por hacernos frente. Por la noche hemos aprovechado para jugar en el salón. Hemos probado dos juegos de mesa, uno llamado No Thanks, divertido pero limitado para el número de asistentes y un segundo llamado Saboteur que permitía hasta diez jugadores y que ha gustado mucho, causando momentos muy cómicos entre los que hemos jugado. Este mini viaje ha sido una novedad para varios de los que nos acompañaban. Para Isaac era su primera vez que viajaba al campo. Estaba ansioso, se lo ha pasado en grande (sobre todo porque lo han llevado a cuestas varias manos y ha viajado gran parte del tiempo en carrito) y porque ha sido el centro de atención de todos ya que nos hemos dedicado el tiempo a hacerle cucamonas. También ha sido una novedad para Martín y Oscar. Se hacía raro ver a Martin en un entorno que no fuese nuestra casa o cualquier rincón urbanita de Barcelona. Le ha gustado mucho la experiencia y es que el campo sienta bien a todo el mundo. Entre otras de las experiencias que hemos vivido ha sido la posibilidad de ver un cometa que sólo se podía ver en la puesta de sol y en el horizonte y una noche estrellada impresionante, lejos de contaminaciones atmosféricas de las luces de las ciudades. La comida ha sido también un buen motivo. Hemos cenado bien pero hemos comido mejor aún, con vermut incluido (la de tiempo que no tomábamos un vermut) En un momento de la excursión he ido a la ermita de la Virgen de la Salud junto al hostal, lugar de peregrinaje de mucha gente y un lugar impregnado de olor a cera y peticiones. He encendido una vela. No hace falta preguntarse mucho qué es lo que le he pedido… Si se cumple mis ruegos le he prometido volver allí felizmente acompañado.
5 comentarios:
Me apunto a subir contigo cuando vayas "felizmente acompañado" ;-) Esa vez seguro que podré. Todo lo que cuentas suena de maravilla. Miguel, Dani y Martín salen monísimos. ¿El nuevo chico de Martín es el del coche? (If yes, guauuuu ;-)
Sisis es el del coche. Son una monada juntos, nos alegramos mucho de que ten tan enamoraos como dos toffees.
Yo quiero subir contigo al santuarioooo vaaaaaaaaaaaaaaaaa. Solo son 40 euros de nada (incluye cena, habitacion con baño y ducha y desayuno)
¡Y vaya desayuno!
Tostadas con mermelada / Tabla de embutidos (Es decir, un plato con las piezas de embutido, un cuchillo pa que te las cortes, y una tablita de madera para evitar desmejoras en el mantel)... y una tercera opción, que Fosky me hará el favor de comentar, ya que mis neuronas no estan muy por la labor hoy (amos, que no me acuerdo).
Jelou, Amparito, a ver si nos vemos.
Uis! Amparo! ...gracias por lo de monísssssimo, reina. X·P
Pues a ver si te animas a subir un día, que vale la pena.
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