sábado, septiembre 02, 2006

Y tú ¿De quién eres?

A estas alturas y todavía con la misma cantinela.
Desde luego hay gente que le gusta perder el tiempo con cosas tan intrascendentes de la historia. Un día conocí a un tío que se había pasado 40 años de su vida investigando la procedencia de “Cristóbal Colón”. Estaba convencido, es más, iba a publicar un libro que aseguraba que “Colón” era ¡Judío Sefardí! Pues muy bien oiga, y a mí qué puñetas me importa. Como si quisiera ser del otro lado del Pisuerga. ¿Importa mucho al mundo de dónde era si lo más destacado de su trayectoria como marino era que había puesto un pie en otro continente? (Que por cierto vacío no estaba) A ver si ahora los indígenas no eran seres humanos.
Vamos a ver, quedemos en que nació en Génova, sobre 1451, el mes creo que no lo sabía ni él. Su padre se llamaba "Domeneghino Colombo" y su madre "Susanna Fontanarossa" (así que muy catalán o asturiano como que no era).Al parecer su familia se dedicaba a las telas y los quesos (rara combinación pero bueno de algo tenían que ganarse la vida ¿no?) Al parecer a “Cristóbal” como que lo de los telares y los lácteos no le iba así que como no tenía otra cosa que hacer le dio por ser marino, incluso, al igual que "Orlando Bloom" en "Piratas del Caribe", se había llegado a codear con los corsarios, concretamente con uno muy bárbaro aunque francés llamado "Guillaume de Casenove", que le molaba dar por saco a los pobres comerciantes venecianos que iban de paseo hacia “Flandes”.
O bien “Colón” era un trepa de cuidado o era un tío con mucha maña, porque en 1476 ya controlaba el cotarro de las tropas navales genovesas. Se ve que el tal "Guillaume de Casenove" ya se la tenía jugada porque un buen día de un zambombazo le hundió el barco y nuestro protagonista acabó flotando como un leño frente a costas portuguesas cerca de Lisboa. Allí se quedó un buen rato y se casó con una tal "Felipa Moniz de Perestrello" que tenía más pasta que nadie. La vida de “Colón” durante esos años era más bien de secano y comercial aunque dicen las malas lenguas que cuando se iba de tabernas le gustaba oír los testimonios de los marineros que ahí se encontraban. Algunos, más sobrios que otros, le contaban extrañas historias sobre la existencia de tierras más allá del mar Atlántico. Es más, a veces le enseñaban curiosos objetos o incluso troncos que habían encontrado flotando y también historias sobre naufragios en costas alejadas y desconocidas hasta entonces. Vamos, como cuando ahora van y te cuentan que una raza extraterrestres les han abducido y les han metido una sonda por el culo, o que han encontrado un piazo de nave nodriza estampada en el desierto, o que han visto luces moradas haciendo “eses”, “jotas” y “kas” en el cielo...
Así pues como que a “Colón” le pica de nuevo el gusanillo y en 1481 se monta el petate, deja a la churri en puerto y se va a visitar la costa oeste africana como miembro de una expedición de un tal “Diego d´Azambuja”.
“Colón” como que se acuerda de las historias de los marino beodos y tal y con la mirada siempre fija en el horizonte del “Atlántico” se pregunta si zarpando en línea recta acabaría posiblemente en las indias o tal vez en la tripa de algún dragón que, con la boca abierta, esperaría en el borde del mundo a incautos como él que comenzaban a pensar que la tierra no era plana como una tabla de planchar. O tal vez no... Un día se entera que los vikingos (sin la ayuda de Vickie) habían tocado una extraña y desconocida tierra sobre el año 1000.
“Colón” presentó el proyecto de su viaje a los confines del “Atlantico” al rey de Portugal pero éste pasa de él como de comer mierda, aunque eso sí, sin que “Colón” se entere, envía una carabela por si acaso suena la flauta, pero ésta o bien acaba abducida en el triángulo de las Bermudas o vuelve de vacío.
Entonces le tocó el turno de venderles la moto a los españoles que, en esa época, iban muy adelantados con el tema de la navegación (sí, una vez fueron los amos del mundo pero como no todo es para siempre acabaron perdiendo hasta la camisa, id tomando nota EEUU). Así pues que “Colón” se marcha a Españaa dar la murga. Se entrevista con los “Reyes Católicos” diciéndoles, más o menos, que si consiguen una ruta hacia las indias desde mar pues se van a forran y va a ser los amos de mundo como "Leonardo di Caprio" en "Titanic" más o menos. “Isabel la Católica” que no se lavaba ni apuntándola con un trabuco pero que era más lista que el hambre le cae en gracia la idea de aquel marinerillo estrafalario y decide financiarle el viaje. La tía veía pasta gansa a lo lejos. Así que la madrugada del 3 de agosto de 1492 se hace a la mar con las carabelas “Pinta”, “Niña” y “la Santa María”. Tras unos días en “Canarias” comiendo plátanos (con piquitos negros) y bebiendo “Ron Miel” vuelven a partir. Después un viaje de esos que no se los deseas ni a tus enemigos llegan a una playa (de la una isla ahora conocida como Santo Domingo) llena de gente rara que toman el sol en pelotas y se pintan el cuerpo con garabatos raros y de colorines.
Durante ese mismo viaje realizó, además, otras exploraciones durante tres meses. Sabía que había encontrado unas islas, por lo menos se sentían islas, y se puso a ponerles nombres como un loco. A “Cuba” la llamo “Juana” y “Haití” la bautizó como "La Española" (igual porque era un fan de las oceitunas o por que había una fábrica por allí cerca). Allí conoció a la tribu de los “Guacanagari” que, ingenuos, les regalaron objetos de oro. En navidad de ese año, con los efectos del alcohol y las drogas “La Santa María” acabó incrustada en unas rocas cerca de la costa. Con sus restos “Colón” y sus hombres les dio por jugar a "Exin Castillos" y montar un fuerte al que llamó "Navidad" (un poco cursi el tío pero hay que reconocer que borracho uno hace cosas muy raras).
Pero ahí no acaba todo. Uno de los hermanos Pinzones, concretamente “Martín Alonso Pinzón”, se le insubordina y se lleva “la Pinta” con él a explorar más islas (y a ponerles nombres estúpidos de paso).
“Colón” como que se acuerda de España y se lleva a la Niña (la carabela, no una indígena, se supone) hacia España. Así que el 2 de enero de 1493, acaba en Lisboa. El rey portugués, que va de manguis, listo y macarra barato decide que las nuevas tierras encontradas son suyas (¡chúpate esa!) alegando que todo viene por el "Tratado de Alcaçobas". Entonces aparece el papa “Alejandro VI” y le planta en los morros el acuerdo establecido por el "Tratado de Tordesillas" cerrándole” la boca de un papirazo. de regreso a España, “Colón” se va a Barcelona a ver a “Isabel y Fernando” que andaban por ahí en plan tour turística.
“Colón”, al igual que los “Reyes Magos”, les trae presentes: Seis indios flipaos y encima bautizados, oro y varios souvenirs sin importancia. Los reyes dan volteretas y cabriolas mortales en el aire así que deciden enviarlo de nuevo a las indias llevándose consigo a una manada de curas capitaneados por “fray Bernardo Boyl” para convertir (a la fuerza) a toda la población, animales incluidos.
Basta decir que el segundo viaje van hasta con portaaviones y submarinos nucleares. Un total de quinientos hombres y diecisiete barcos cargados hasta los topes, incluidos virus, bacterias y enfermedades venéreas de toda índole. Entre los viajeros se apunta “Diego” hermano de “Colón”,” Ponce de León”, “fray Antonio de Marchena”, “Alonso de Ojeda”, “Juan de la Cosa” y “Pedro Margarit”.
Allí fundaron la primera ciudad llamada "La Isabela" (¿En quién pensarían? no caigo). Por cierto a todo esto: “Colón” no daba pie con bola porque pensaba que detrás de esas islas estaban los reinos del "Gran Khan", "Fu-Manchu" y "Pikachu". Como los marineros se vuelven más salvajes que los propios indígenas pues como que les llega un aviso de sublevación a los “Reyes Católicos” que de momento pasan de todo.
“Colón” vuelve a España y el 30 de mayo de 1498 se va de nuevo, con seis barcos más y seiscientos energúmenos. Descubre más islas y vuelve a ponerles nombres porque los que usan los indígenas no le gustan. Así surge “Asunción” (Tobago) y “Concepción” (Granada), “Margarita” y “Cubagua” (aquí porque habría inundaciones por lo menos). A su regreso a "La Española" a “Colón” se le sube la fama a la cabeza y se pone gallito con el gobernador (por cierto pariente de un servidor).
Los “Reyes Católicos” se enteran y envían a un tal “Francisco de Bobadilla” para supervisar lo ocurrido. “Colón” le niega la autoridad, así que el descubridor fue encadenado y enviado preso a la Península. Los Reyes lo indultan con la condición de no pisar "La Española" (vete a saber qué estropicios armaría allí). El 11 de mayo de 1502 se vuelve a embarcar, junto con su hermano “Bartolomé” y su hijo “Hernando”, llegando a “La Martinica” (a la que llamó Santa Lucía porque ese día iban todos ciegos de cannabis), “Santa Cruz”, “Puerto Rico” y “Honduras”. Por cierto tanto y tanto viaje y las indias de verdad pues no aparecían. De vuelta a España, “Colón” se pone farruco y pide valer sus derechos, llegando incluso a pleitear con la Corona. Como la reina la había palmado y el rey estaba chocheando lo mandan a freír espárragos.
El 20 de mayo de 1506 “Colón” muere aquejado de gota y otras enfermedades (imaginaos las guarrerias que pillaría en las selvas) en la ciudad de “Valladolid”. Nunca supo que su exploración había dado con un nuevo continente, desconocido hasta entonces por Europa. Ni siquiera le pusieron su nombre. Al final se lo dieron a otro marinero llamado “Américo Vespuccio”, según dicen por equivocación.

En definitiva: Me importa un bledo si “Cristóbal Colón” era chino, sueco o finlandés. También me importa un bledo si descubrió o no América. Sólo sé que la puso de moda.

2 comentarios:

SisterBoy dijo...

Concretamente hizo su paradita en la isla de la Gomera, sorry, es que tengo que hacer patria :)

Anónimo dijo...

Antes de que colon pisara america, ya los nativos hacian comercio con europa. Colon solo era un saqueador que ni siquiera sabia adonde estaba parado