sábado, septiembre 16, 2006

Cuentos chungos de ayer y hoy

Clotilde el azote del mundo.

Érase una vez que se era una niña muy mala y horrenda llamada Clotilde. Era tan, pero tan mala que todo el mundo la odiaba y era conocida en el reino como Clotilde "La bestia con ojos" o Clotilde "El aborto de Satán". A Clotilde le gustaba saltar encima de las ranas hasta hacerlas estallar o empujar a los niños pequeños bajo las ruedas de los carromatos cuando éstos pasaban raudos por la carretera que bordeaba el rio. Un buen día Clotilde le clavó un lápiz en el único ojo sano de un compañero de su clase. El niño chillaba mucho y sangraba tanto que se derrumbó inconsciente sobre su propio charco de sangre, tenía el rostro muy pálido y los labios azules. A Clotilde la castigaron. Un año sin pisar la escuela. Entonces se enfadó. Mucho. Tomó una antorcha, atrancó puertas y ventanas y quemó a todos sus profesores y compañeros de colegio. Los que sobrevivieron murieron de horribles quemaduras e inmundas infecciones a los pocos días. Sus padres ya no sabían que hacer con ella. A su madre le arruinaba todos los guisos. Solía orinar en la olla de la sopa o echar sus propios excrementos en el estofado. A su padre le gastaba malas pasadas arrojando cal viva en su huerto de coles y cebollas. De esta forma no podría venderlas en el mercado por lo que nunca llegaba a tiempo para pagar los impuestos al rey o la hipoteca de la choza donde vivían al terrateniente Vicente. Y siempre lo castigaban con miles de azotes en su huesuda espalda.
Un día sus padres se hartaron de ella. La vendieron a una manada de ogros gigantes que pasaban por ahí. Nada más llegar a la cueva la ataron de un pie a un poste y la convirtieron en su esclava sexual. Abusaron de ella noche tras día, a lo largo de seis tortuosos años. Cuando se cansaron, la hirvieron como una langosta, y aun viva la despellejaron y la cocieron a fuego lento rellenando el hueco de sus entrañas con pajaritos a los que habían introducido croquetas de picatostes de jamón ibérico. Ese día los ogros invitaron a toda su manada y se dieron un buen banquete con ella. Pero ahí no acaba todo. Clotilde aun les tenía preparada una sorpresa. Esa misma noche algunos de ellos sufrieron de una terrible acidez de estómago que les produjo cientos de perforaciones y una agonía atroz. Los que comieron menos fueron ingresados de urgencias con terribles vómitos y diarreas que duraron varias décadas.

© Richard A. Archer

(Dedicado con todo mi cariño a Wally Week)

11 comentarios:

Eva dijo...

¿Lo has escrito tú o es suyo? La verdad es que vi su blog por encima y ni fu ni fa, del montón.

Queer Enquirer dijo...

¿Para cuándo la adaptación al cine? Lo veo dirigido por Balagueró.

SisterBoy dijo...

Glabs como se nota que esta basado en un personaje real :D

foscardo dijo...

es mio.

Eva dijo...

es que tú escribes mejor ;-) incluso cuando lo imitas o te inspiras...

foscardo dijo...

Pues si os apetece ahora os toca a vosotros el reto esta echado. De la msiam forma que podemos escribir cuentos agradables tambien podemos escribirlos de muy mal gusto. La blogterapia nos ayuda jajajaja

Eva dijo...

bueno, no sé si vale la pena, yo ya voy stressá hasta julio lo menos, y ya tendré las redacciones de esos alumnos que aún no saben que "original" a menudo sólo es un eufemismo.

SisterBoy dijo...

Fosc pero apuesto a que pensabas en alguien cuando narrabas las travesuras de la niña mala

foscardo dijo...

Jajaja en varias niñas malas...

Amparo dijo...

Clotilde vive. Yo he estado en su casa.

foscardo dijo...

jajajajajaja y que te hizo?? te puso la tele tan baja que tenias que leer los labios de los actores aun siendo una peli de bergman??