jueves, septiembre 07, 2006

El terror de todos los niños...

Llegaba la noche y sonaba una siniestra canción de cuna. Los niños la escuchaban atentamente, aterrorizados. Como he dicho no era una nana normal ya que no hacía referencia a angelitos que velaban los rincones de tu cama, ni de estrellitas en el cielo, ni de mundos de fantasía con nubes de algodón de azúcar. Ésta nana hablaba sobre un ser sobrenatural, sanguinario y terrorífico llamado "El Coco". Resulta curioso que un personaje al que todo el mundo le ha puesto rostro y forma tenga un origen mucho más concreto, eso si bastante abstracto. Los orígenes de "El Coco" son muy antiguos. Cuentan que los primeros conquistadores ya hacían referencia a éste personaje. Se dice que en 1948 los hombres de "Vasco de Gama" pusieron el nombre de "Coco" al fruto en honor a mito de la infancia ya que según contaban dicho personaje tenía la cara y la cabeza cubierta de pelo y apenas se le podía ver otros rasgos faciales salvo tres puntos negros que formaban los ojos y la boca. Es curioso que a partir de entonces le llamemos coco a la cabeza, como igual de curioso es que cuando damos la brasa a alguien (o nos la dan a nosotros) decimos que les/nos estamos/están comiendo el coco. A los "cerebrines" y gentes de saber también se les llama Cocos.
Pero volviendo a la parte oscura del nombre.
De
pequeños sabíamos que "El Coco" trabajaba de noche y que tenía predilección por la carne de niño insomne. Solía habitar las sombras y venía a través de la ventana, la puerta de la habitación, debajo de la cama o de dentro del armario. "El Coco" solía zamparse a los niños "Ipso Facto" a veces enteros y sin masticarlos y sin cuchillo ni tenedor. Su boca solía ser oscura como el mal, grande y llena de dientes, aunque también decían que no los tenía y que te masticaba con unas encías pestilentes y durísimas. Otras veces "El Coco" no te comía, te agarraba de los pelos y te llevaba a rastras a su cubículo, cueva o escondite. Los que te hacía allí nadie lo sabía. "El Coco", como casi todos los monstruos de nuestra infancia, era un ser solitario. A veces se le confundía con "El Hombre del Saco" o "El Sacamantecas". Estos dos seres no tenían horarios de trabajo. Cualquier hora del día era buena siempre que encontrasen un niño para llevarse a su guarida. "El Hombre del Saco" no hacía distinciones, siempre y cuando fuesen niños. "El Sacamantecas" sentía predilección por los niños y niñas gordos. Ambos utilizaban cuchillos u otras herramientas cortantes para deshacerse de ti. A pesar de ello "El Coco" era el rey del terror. Era mucho más terrorífico por que era sobrenatural. No tenía un pasado como la competencia. Venía del infierno o de un lugar muchísimo peor. Tampoco hablaba. Sólo comía carne humana. Es curioso que en otras culturas, con la misma tradición, la imagen de "El Coco" esté también relacionada con animales salvajes como coyotes, chacales, pumas, jaguares o, más recientemente, con mítico "Chupacabras".
Ad
emás ninguno de ellos tenia canción propia como "El Coco". Él era el rey de la canción de cuna para asustar a niños indefensos.

L
a nana más común o popular era la siguiente:

"Duérmete, niño, duérmete ya,
que viene
El Coco,
y te llevará (o comerá, dependiendo del daño psicológico que se le quería infringir al infante)"

Pero había muchas más variaciones, tales como:

"Con decirle a mi niño

que viene El Coco,
le va perdiendo el miedo
poquito a poco"

Algo extraña y poco efectiva. O bien:

"¿Sabes tú, niño
qué quiere El Coco?
que tengas miedo,
ni mucho ni poco."

Una nana sin duda algo confusa. La siguiente la encuentro de muy mal gusto:

"Vívete, niño, vívete
que viene El Coco
y se lleva a los niños
que viven poco."

Sin duda dedicada a niños con tisis, anemias o enfermedades terminales. Para curiosa tenemos esta otra:

"Si mi niño se dormiera yo le haría una cunita
pero como no se duerme viene el coco y me la quita."

... Aquí "El Coco" no se lleva niños sino muebles. Igual el tipo tenía el cupo lleno y sólo necesitaba muebles para su guardería de niños secuestrados.

Yo especialmente recuerdo una, mucho más espeluznante y explicita. Me la cantaba mi abuela materna para que me durmiera:

"¡A dormir! !A callar¡

Mira niño que viene El Coco y te va a llevar.
Dicen muchos entendidos de que El Coco es un ladrón,
con los ojos encendidos y la boca de dragón."

Como
comprenderéis después de escucharlas o dormías o te hacías el dormido porque sinó podías pasar una mala noche pensando en las consecuencias nefastas que podía hacer en ti tan maléfico personaje.

2 comentarios:

Eva dijo...

A mí me daba cosa el jesusito de mi vida, tú eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón, porque eso de querer a un niño que nadie me había presentado, sólo porque era niño, y que además llevaba tantos años muerto y, que cuando murió, ya no era un niño... Todo eso me parecía mu engañoso.

foscardo dijo...

Y eso de darle tu corazon???
Para un niño sonaba a arrancarselo en plan ritual a lo indiana jones y el templo maldito.